Caminaba de lado a lado, siempre detrás de la cinta amarilla que había colocado la Policía. Hablaba por teléfono, se abrazaba con algunos conocidos, y con otros simplemente conversaba. Por fuera, lucía fuerte y tranquilo, pero por dentro estaba devastado y, sobre todo, confundido.

"Ella era la mejor mujer del mundo", dijo Abnel Berríos. Desde donde se encontraba, no se podía divisar el cuerpo de su madre. Pero allí estaba: boca abajo, sobre la acera frente a la residencia de la calle Josefina en la urbanización Villa Rica, en Bayamón, donde residió por poco más de dos décadas. La mujer fue asesinada a tiros por su expareja, el padrastro de Abnel.

"Él me llamó esta mañana. Me dijo que quería hablar conmigo y le dije que, como yo entraba a trabajar a las 4:00 p.m., podíamos hablar luego", contó el joven. "Estaba dolido por la separación", agregó.

Berríos hablaba de su padrastro Orlando Escalera Clemente. Unas horas después de esa conversación, Escalera Clemente, de 48 años y militar, llegó a la residencia que compartió con su expareja, Sonia Natalí Agostini, por 23 años. Con su auto Jeep color negro embistió un Toyota Yaris, derrumbó un poste y, tras salir del vehículo, abrió fuego contra ella. Allí, la dejó muerta y salió corriendo detrás del hombre con quien ella lavaba un auto frente a su casa.

Escalera Clemente vació un revólver en un intento infructuoso por acabar con la vida del otro individuo, que no fue identificado. En plena calle, forcejearon, pero el hombre logró huir. Entonces, Escalera Clemente entró a la que fuera su casa, fue a la sala y se hizo un disparo en la boca.

Abnel, quien solo dijo que la pareja tuvo "altas y bajas" y que llevaban un mes separada, llegó después y encontró la escena.

 "Ella era trabajadora, buena vecina y cariñosa", dijo Melisa Morales, vecina de Agostini, quien se convirtió en la vigésima mujer que muere en el año en un incidente de violencia de género. "Era un amor y bien envuelta con nosotros (los jóvenes de la calle)", agregó Morales.

Según Morales, ya Agostini no quería seguir la relación con Escalera Clemente, quien también trabajaba a tiempo parcial en un correo y laboraba como técnico de exteriores con Telemundo. Como militar, estuvo en misiones en Afganistán e Irak.

A las 3:30 p.m., la Policía no había encontrado ninguna prueba de que existiera una orden de protección vigente entre ellos. Y, según Berríos, su madre nunca le confesó que temiera por su vida luego de la separación.

Agostini trabajó en la compañía National Insurance Company, pero había perdido su empleo. Se ganaba algún dinero cuidando a una vecina ya entrada en años.