Dos vecinas de Pablo Casellas Toro ofrecieron testimonios incongruentes este viernes sobre la hora y la cantidad de disparos que se escucharon la mañana del 14 de julio de 2012 en la urbanización Tierralta III de Guaynabo, cuando el acusado de asesinar a su esposa, Carmen Paredes Cintrón, supuestamente descubrió su cuerpo baleado en el área de la piscina de su residencia.

En la continuación del juicio por jurado que se sigue en el Tribunal de Bayamón contra el corredor de seguros, la comerciante María Guevara, vecina del matrimonio Casellas-Paredes, relató que unos minutos después de las 9:05 a.m. del sábado en que ocurrió el crimen, escuchó dos disparos bajitos. Luego escuchó tres detonaciones más fuertes.

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Explicó, a preguntas de la fiscal Janet Parra Mercado, que como se encontraba en pijamas, se cambió de ropa, salió fuera de su casa y llegó hasta un área recreativa de la urbanización, cercana a la casa del acusado.

"Fui al parque. Observé a Pablo en el piso", contó la mujer, al recordar que poco después arribó la hija mayor del acusado.

Guevara señaló que luego llegó el padre del acusado, el juez federal Salvador Casellas. Inicialmente, la Policía le impidió el paso a la casa, pero el magistrado sacó una identificación.

"Veo cuando saca una identificación del pantalón y lo dejan pasar", afirmó la vecina ante un jurado compuesto por seis mujeres y seis hombres.

"Entra al área de la marquesina, sigue a la piscina. Luego entraba y salía de la terraza", agregó la vecina.

En el contrainterrogatorio del licenciado Harry Padilla Martínez, Guevara reconoció que no podía precisar la hora exacta de los tiros.

"Los tiros fueron corridos", afirmó.

Pero la segunda vecina, Nayda Ramírez, una administradora de un hospital, narró que se escucharon dos rondas de detonaciones, declaración cónsona con la que hizo otro vecino el jueves.

El hombre que testificó en el tercer día del juicio, Robert McCloskey, mencionó que escuchó dos detonaciones entre 9:00 a.m. y 9:05 a.m. Veinte minutos después escuchó otras dos detonaciones fuertes.

Ante el juez José Ramírez Lluch, Ramírez detalló que se encontraba en la terraza de su casa a eso de las 9:15 a.m. cuando escuchó de dos a tres tiros.

"Pensé que eran tiros de la barriada y proseguí leyendo mis mensajes en (mi teléfono) Blackberry y, como a las 9:40 a.m., escuché una segunda ronda de tiros", afirmó a preguntas de Parra Mercado.

"Los primeros (disparos) se escucharon a la distancia y no tan fuerte. Los otros eran estruendosos. Tan fuertes que me levanté y entré a la casa", agregó Ramírez.

La ejecutiva, quien no precisó cuántas detonaciones escuchó la segunda vez, contó que se cambió de ropa y salió corriendo de su casa.

"En la acera, me encontré a Pablo gritando que le habían disparado a Carmen. Que el hombre se fue por el parque, que él le disparó un tiro y cree que falló. Que disparó otro tiro y que cree que le había dado", afirmó.

Llorosa, Ramírez recordó que el juez Casellas informó a su nieta, quien pernoctó fuera de su casa la noche antes del crimen, que su madre estaba muerta.

En el contrainterrogatorio de uno de los abogados de Casellas, Francisco Rebollo Casalduc, Ramírez reiteró que habían transcurrido entre 20 a 25 minutos entre la primera y la segunda ronda de detonaciones.

También señaló que en la urbanización se habían reportado actos delictivos previos a la muerte de Cintrón Paredes.

No escuchó disparos

Entretanto, el empleado del municipio de Bayamón, Luis Cortés, otro de los testigos en el cuarto día del juicio contra Casellas, declaró que la mañana del 14 de julio visitó la urbanización Tierralta III junto al ingeniero Iván Ortiz para evaluar el área recreativa, que cuenta con un gazebo, porque el ayuntamiento planificaba realizar unas mejoras en el lugar.

El gazebo colinda con la casa de Casellas Toro.

A preguntas del fiscal Sergio Rubio Paredes, calculó que entró por el portón de la urbanización entre las 9:05 a.m. y las 9:12 a.m.

Señaló que en un momento de la visita estacionó el vehículo oficial en el que viajaba frente a la residencia del acusado y que notó que la puerta del garaje se encontraba abierta.

Indicó también que cuando salía por el portón de la urbanización a eso de las 9:43 a.m. se cruzó con Casellas Toro.

"Cuando voy saliendo entra de frente a mí un Mercedes Benz gris claro y veo a un caballero de tez blanca, canoso. Ese es el caballero Pablo Casellas", afirmó.

En el contrainterrogatorio de Padilla Martínez, quien encabeza el equipo de la defensa junto Rebollo Casalduc, Juan Ramón Acevedo Cruz y Arturo Negrón García, el testigo indicó que mientras estuvo en el lugar no escuchó detonaciones.

"Yo no escuché disparos", afirmó en varias ocasiones, pese a que estaba en el área cercana a la casa del acusado en el momento en que vecinos aseguraron escuchar disparos.

Indicó también que mientras estuvo en la urbanización no vio el Mercedes Benz en la casa de Casellas Toro. Tampoco vio al acusado.

Según la teoría del Ministerio Público, representado por los fiscales Phoebe Isales Forsythe, Parra Mercado y Rubio Paredes, el acusado planificó y asesinó a su esposa. Como parte de esa supuesta planificación fingió un carjacking para reportar como robada el arma homicida.

 Casellas Toro enfrenta cargos de asesinato, violación a la Ley de Armas, destrucción de evidencia y ofrecer una declaración falsa de un delito.

Por el cargo de asesinato solamente se expone a una pena de cárcel de 99 años.

El juicio sigue el próximo martes, 17 de diciembre.

Pablo Casellas Toro está acusado por el asesinato de su esposa Carmen Paredes Cintrón.