El primer agente que llegó al apartamento del ex juez del Tribunal Supremo, Carlos Irizarry Yunqué, el día que fue asesinada su esposa Georgina Ortiz Ortiz se topó con una escena "desgarradora".

El testimonio formó parte del cuarto día de juicio contra la mucama Aida de los Santos Pineda quien está acusada de asesinato en primer grado y violación a la Ley de Armas.

Carlos Pérez, adscrito al cuartel de la calle Loíza, indicó que tan pronto entró al apartamento de la pareja se dio cuenta de que la escena no parecía ser resultado de un suicidio y que parecía que estaba alterada.

Detalló que cuando una persona se autoinflige una herida con arma blanca, ésta no permanece en la mano de la víctima como se veía en este caso. Dijo que la víctima también tenía una toalla doblada bajo la cara y eso tampoco era consistente con un suicidio.

Las chancletas al lado del cuerpo, la forma en que cayó al piso y la sangre que chorreaba por las piernas tampoco coincidían con un suicidio.

Y es que Pérez recibió una llamada del centro de mando que a su vez recibió un alerta del sistema de emergencias 9-1-1 en que la persona que hace la querella expresaba que había "un intento de suicidio".

De esa manera, el policía con entre 7 y 8 años de experiencia para la fecha del crimen, el 17 de agosto de 2010, desmintió al vecino del exjuez, Frank Fontanes, quien dijo en sala que llamó al 9-1-1 porque creía que había un asesinato.

El oficial relató que Irizarry Yunqué "un viejito que estaba lloroso", se notaba afectado y no quería separarse de su esposa. Pero a preguntas de la defensa reconoció que el exjuez se mantuvo sentado a unos cuatro pies de distancia del cuerpo de su esposa y no estaba manchado de sangre.

También a preguntas de la defensa el policía dijo que le preguntó al exjuez si había tocado a la víctima y éste respondió que no y que nunca se acercó a verificar si estaba viva.