El tabloncillo del coliseo Roberto Clemente emanaba olor a campeonato...

La legendaria cancha, hogar de los Cangrejeros de Santurce del Baloncesto Superior Nacional, fue esta tarde el escenario de la semifinal y final del torneo de baloncesto de instituciones correccionales donde los equipos Guayama 500, en representación del sureste; el Campamento Sabana Hoyos, de Arecibo, en representación del noroeste; Ponce Mínima, representando a la región sur; y Bayamón 1,072, por la región norte, buscaban coronarse campeones.

"Hoy es la etapa final del torneo de baloncesto que se hizo a nivel de todo el sistema correccional que organizó (el exjugador de la Selección Nacional y dirigente), Rolando Hourruitiner, que dirige el área programática del deporte en Corrección, que es el área que preparara los torneos de las distintas disciplinas en toda la Isla y este es el primer torneo que se hace", explicó el secretario del Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR), José Negrón Fernández, en medio del partido entre el equipo de Ponce Mínima y Bayamón 1,072.

Ese partido, que terminó con un apretado marcador de 39-38 a favor de Bayamón, decidió el equipo que pasaría a la final ante Arecibo. A primera hora, los jugadores de Sabana Hoyos le habían ganado vía paliza, 75-41, a Guayama.

Al final de la jornada, y tras un intenso partido que fue interrumpido unos 25 minutos debido a un bajón de luz en la cancha, Arecibo se proclamó campeón del torneo por marcador al derrotar a Bayamón, 81-66.


"La temporada comenzó a finales febrero y principios de marzo en las diferentes instituciones, buscando quiénes cualificaban hasta que llegamos a estos últimos cuatro", expuso, por su parte, Hourruitiner, quien no dejó de mirar a la cancha para no perderse las incidencias del partido.

Un detalle interesante de este "final four" de instituciones carcelarias es que cada uno de los equipos participantes utilizó un uniforme que le donó un quinteto del BSN. De esta forma, Arecibo tenía en su camiseta el nombre de los Capitanes, Guayama el de los Brujos, Ponce el de los Leones y Bayamón el de los Cangrejeros.

Pero, no solo los equipos donaron los uniformes, sino que los árbitros y los oficiales de mesa donaron su trabajo.

Negrón Fernández agregó que en el torneo participaron 14 equipos y 168 confinados. Los criterios para selección de los integrantes de los equipos era que tuvieran buena conducta y que no dieran positivo en las pruebas de detección de drogas. Dado que se planifica celebrar el evento nuevamente el próximo año, se espera que este torneo sirva como un aliciente para la rehabilitación de los confinados.

Una vez concluido este torneo, comenzará la temporada de sóftbol masculino. Más adelante, se planifica organizar una competencia atlética que incluiría a las confinadas.

Ambiente de fiesta

 Aunque el público, compuesto por un grupo de presidiarios de las instituciones carcelarias que jugaron en el torneo y los guardias correccionales que los acompañaron, era poco, el ambiente en el coliseo era de algarabía. Como si estuvieran presenciando un partido del BSN, los hombres gritaron, dictaron jugadas y festejaron las actuaciones de sus compañeros. De la misma forma, los jugadores dejaron el alma en el tabloncillo.

"Estamos muy conformes. El nivel de competencia ha sido bueno. Estos últimos cuatro equipo han sido los mejores de la competencia", expresó el confinado Luis Rotger Piñeiro, jugador de Guayama 500.

Rotger Piñeiro y sus compañeros de equipo, Omar Caballero, Miguel Reyes Hernández y Ricardo Llanos, se desbordaron en elogios hacia el torneo que les permitió pisar por primera vez la cancha del Roberto Clemente como jugadores y sentirse hombres libres por unas horas.

"Esto nos ayuda a despejarnos la mente y es bueno porque uno comparte. Son experiencias nuevas que uno nunca ha tenido en la vida y ayuda a uno a echar pa’ lante", agregó Reyes Hernández, quien lleva 10 años preso.