En el Centro Médico de Río Piedras el dolor invadía a los familiares de Stefano Cornelis Steenbakkers Betancourt, que ayer hacían los arreglos para cumplir su última voluntad: donar sus órganos.

En ese instante, Alexis Amador confesó haber participado del carjacking que le causó la muerte al joven de ascendencia holandesa, cuya vida se apagó tras el ataque que sufrió el pasado domingo en Dorado.

La víctima tenía 17 años. Su victimario, 23. Y así, ayer, los destinos de ambos se cruzaban una vez más.

El FBI asumió la jurisdicción del caso, que ha conmovido a su familia, amigos y al país.

Anoche, la Fiscalía Federal radicó una acusación contra Alexis Amador por el intento de carjacking mediante el uso de un arma de fuego.

En la vista inicial, celebrada por la magistrada Camille Vélez Rivé, ésta advirtió al acusado de que por los delitos que se imputan podría ser procesado bajo el estatuto de pena de muerte. La magistrada ordenó el ingreso del acusado a la prisión federal.

Los cargos sometidos por la fiscalía fueron mediante querella. Es de esperarse que en los próximos días el Gran Jurado emita una acusación que incluyan los agravantes que harían del caso uno de pena capital.

Ayer, a eso de las 12:30 de la madrugada, frente a una casa-apartamento en el barrio Bairoa, en Caguas, se localizó un vehículo cuya tablilla coincidía con la del automóvil que se usó el domingo, desde el cual se le disparó a Steenbakkers Betancourt, quien salía de la casa de un pariente en Dorado en una guagua modelo Lexus.

Un policía llamó y la madre de Amador admitió que el vehículo era usado por su hijo. De inmediato, fue ocupado y Amador citado a interrogatorio, durante el cual dijo a las autoridades que había participado del crimen contra Steenbakkers Betancourt.

Amador dijo que no estaba solo. Y, de hecho, relató a la Policía que su compinche, apodado “Menor”, decidió que era un buen día para cometer un carjacking, por lo que se montó en su vehículo, fue a Cataño y lo buscó. No explicó por qué fueron a Dorado.

Anoche, agentes del FBI se movilizaron tras la pista de Menor.

La declaración preliminar de Amador establece que viajaban por la PR-693 en dirección a Dorado cuando ven la guagua que guiaba Stefano, les gustó, viraron en U y comenzaron a chocarla.

Según la Policía, Stefano llamó por teléfono a su madre y los delincuentes le pasaron por el lado. Alcanzó a ver la tablilla de sus atacantes y le pudo decir a su mamá antes de recibir el disparo que le arrebató la vida.

Amador está desempleado, pero dijo ser técnico de refrigeración y no tiene expediente criminal.

Ese reclamo de justicia que se desbordó en las redes sociales ayer tomaba más fuerza tras la confesión de uno de los perpetradores del crimen.

Regalo de vida

Luego que el jefe del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) de Vega Baja confirmara que Steenbakkers Betancourt presentaba un cuadro de muerte cerebral, se inició el proceso de la extracción de órganos, lo que representará un regalo de vida para otros pacientes.

Este diario supo que el proceso culminó ayer en la tarde.

Steenbakkers Betancourt había expresado su deseo de donar sus órganos y, de hecho, así lo llegó a especificar en su licencia de conducir.

Los compañeros de Baldwin School, donde el joven estudiaba, están consternados con la tragedia, lo que fue evidente durante los días de la angustiosa espera.

Entre sollozos se arremolinaron en el vestíbulo del Hospital Pediátrico, necesitados de noticias sobre su amigo. De hecho, allí mismo levantaron un pequeño altar con fotos de Stefano , una vela, flores y una oración al beato Juan Pablo II.

“Stefano, te amamos. Le pedimos a Dios sus bendiciones para ti”, decía una nota en un libro de recuerdos.

Los jóvenes también lo honraron con un conmovedor homenaje en YouTube.

El cónsul de Holanda, Robert Jan van Hartingsveldt, confirmó el lunes que el joven es hijo del comerciante Eric Steenbakkers. También dijo que Stefano fue criado en la Isla y que tenía planificado mudarse a Holanda el 1 de julio con su padre para terminar sus estudios de escuela superior.

“Es un muchacho talentoso, buena gente, no le haría daño ni a una mosca. Es una tragedia, algo desafortunado”, dijo el lunes Van Hartingsveldt.

Era aficionado al arte.

El padre de Stefano llegaría a la Isla a principios de esta semana.