Fajardo. - En el quinto día del juicio por el asesinato de la fiscal Francelis Ortiz se ha tratado de establecer mediante una serie de vídeos los últimos minutos con vida de la mujer mientras se dirigía en su auto hacia su casa en el barrio Guzmán Arriba, de Río Grande, y fue perseguida en el trayecto por un auto Toyota Corolla color blanco, donde se presume iban sus asesinos.

En la sala de la jueza Gema González, del Tribunal de Fajardo, se plasmaron imágenes de la cámara de seguridad de la residencia de la fiscal, donde vivía con su esposo Fermín Arraiza y la hija de ambos, Camila, de cinco añitos.

La prueba fílmica sirvió de base para el testimonio del agente Edwin Rosario, técnico de grabación de la Policía de Puerto Rico, quien fue la persona encargada de analizar todo el material de vídeo recopilado en el caso.

El vídeo del hogar muestra como a las 12:35 de la madrugada del 19 de enero el auto mini Cooper conducido por la fiscal llega con desenfreno a la residencia y choca de frente con una guagua Dodge Ram, color roja, propiedad de Arraiza. Antes de eso, se perciben en la imagen dos luces, una detrás de la otra, que según el agente Rosario son compatibles con el paso de dos automóviles que llegaban uno tras otro, en dirección al hogar de la fiscal.

Posteriormente, se mostró en el tribunal un segundo vídeo. En esta ocasión se trataba de unas imágenes capturadas por una cámara de seguridad del Supermercado Único. Este negocio queda en dirección a la residencia de la fiscal. En el pequeño filme, según explicó Rosario, se percibe el momento en que el auto mini Cooper de la fiscal pasa frente al estacionamiento del supermercado. Inmediatamente después pasa detrás de ella un auto Toyota, Corolla, color blanco.

Para confirmar de dónde venían ambos carros, antes de pasar frente al supermercado, Rosario dijo que recuperó un tercer vídeo de una gomera llamada RM, la cual queda en la intersección entre las carreteras 185 y la 957.

Estas terceras imágenes mostradas en sala, muestran el momento en que el auto Toyota viaja por la 185 en dirección de Juncos a Canóvanas. Poco después se ve el auto de la fiscal en la misma carretera pero en dirección contraria (Canóvanas a Juncos). Ambos vehículos llegan a la intersección para doblar hacia la carretera 957 y se ve el momento en el que el Toyota le cede el paso al auto mini Cooper que guiaba la fiscal. Posteriormente, se le va detrás. De ahí en es que ambos pasan por el supermercado en dirección a la residencial de la fallecida.

Un cuarto vídeo fue presentado en el Tribunal, en esta ocasión para complementar el testimonio del agente Julio Prado, del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) de Fajardo.

El agente explicó que supo sobre el asesinato de la fiscal pasadas las 5:00 de la madrugada del 19 de enero cuando fue activado a trabajar el caso. Dijo que llegó a la residencia de la fiscal en la mañana y pudo observar en el área casquillos de bala. También pudo ver cristales en el piso y la Dodge Ram chocada.

Posteriormente, se movilizó a la comandancia de Fajardo, donde tenían custodiado al viudo de la fiscal para realizarle las preguntas de rigor.

Prado recordó que Arraiza lucía sumamente afectado por la muerte de su esposa. “Estaba despeinado, llorando, con los ojos rojos… tenía las manos llenas de sangre y me decía: ‘ay me la mataron agente, me la mataron’”, rememoró que expresaba el viudo, con el que se dirigió a Río Grande para buscar las cintas grabadas por la cámara de seguridad de la residencia. También dijo que en ese momento se le ocupó a Arraiza su arma, una pistola calibre 45.

Prado dijo que al regresar a la Comandancia procedió a mirar las cámaras de la residencia, las cuales mostraban las imágenes que ya había explicado Rosario y que corresponden al momento en que la fiscal llega a su casa en su auto mini Cooper y choca la guagua de su marido.

Sin embargo, para el testimonio de Prado se mostraron imágenes adicionales y son las que coinciden con el testimonio ofrecido por Arraiza el pasado lunes cuando testificó el instante en que bajó a la planta baja de su casa -aturdido por un ruido de abánico del carro de su esposa- y la vio malherida dentro del auto. Arraiza, explicó en sala que bajó armado y disparó hacia una maleza y un zafacón para “limpiar el área” por si había algún agresor cerca de la zona. Dijo que, al ver a su esposa herida, quiso sacarla del carro, pero no pudo. Entonces, trató de acceder al mini Cooper tratando de romper el cristal de la puerta trasera, momento en que se lastimó un dedo. Como no pudo, procedió a quebrar el cristal del lado del conductor. Fue entonces que movió a su esposa al asiento trasero, entró al hogar y subió al segundo piso a buscar a su hija Camila, que estaba en su cama, y la montó en el asiento del pasajero para salir a “salvarle la vida a Francelis”.

Todo ese testimonio de Arraiza, quedó consignado hoy en el vídeo que se mostró en el tribunal y que movió a Prado a buscar la procedencia del auto Corolla, que ya se perfilaba como determinante en el caso. La sospecha incrementó porque el mismo día del asesinato de Francelis, ocurrió un carjacking de una Ford 150 en Juncos y los perpetradores, según la víctima, iban en un auto Toyota Corolla, color blanco.

Es así que, en colaboración con agentes del área policiaca de Caguas, concluyeron que el auto Corolla había sido hurtado mediante carjacking días antes en Aguas Buenas.

De hecho, días después del asesinato (25 de enero) – y tras un choque ocurrido en Las Piedras- la policía localizó el auto Toyota Corolla que era blanco de la investigación.

En su interior iba Daniel Vázquez Cubilete, quien fue transportado al Centro Médico de Río Piedras, bajo custodia de la Policía.

El juicio continúa esta tarde con el seguimiento al testimonio de Prado. También sentarán a testificar al testigo Estrella del caso, Alexander Serrano Figueroa, quien no ha sido acusado en este caso pues quedará en manos del Departamento de Justicia si le radicarán cargos menores o le darán inmunidad en el caso.

Los acusados en la vista que se lleva a cabo en Fajardo son Vázquez Cubilete y Rafael Aponte Peña, quienes encaran cargos de asesinato, violaciones a Ley de Armas y a la Ley Vehicular. Se les acusa de ultimar de tres disparos a la fiscal en un supuesto intento de carjacking, pero después de balear a la abogada, cuando llegaba a su residencia en el barrio Guzmán Arriba, en Río Grande, los individuos se marcharon sin llevarse nada.

Según la investigación de las autoridades, el día de los hechos, los acusados y otros cómplices salieron a robar e interceptaron a Ortiz Pagán cuando se aproximaba a su residencia a bordo de un vehículo Mini Cooper.

Los acusados, de acuerdo con la Policía, formaron parte de un grupo delictivo dedicado al hurto de vehículos y esa noche  salieron “a cazar” para tumbarse un carro. De acuerdo con la teoría policíaca, eso hicieron cuando dispararon y asesinaron a la joven fiscal.

El 28 de enero pasado el secretario de Justicia, César Miranda anunció el arresto de los primeros sospechosos del crimen y dijo que la investigación arrojó que el móvil había sido un carjacking.

Posteriormente, el licenciado Arraiza Navas puso en duda esa argumentación al aseverar que el asesinato fue uno “de encargo”, vinculado a investigaciones de crimen organizado que tenía a su cargo y de irregularidades de personal en Justicia.