Aunque no hay estudios científicos relacionados, se estima que apenas el 1% de la población padece del trastorno mental de la piromanía.

La piromanía, según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, es un trastorno o enfermedad psicológica del control de los impulsos, que produce un gran interés por el fuego, cómo producirlo y observarlo. La persona que padece piromanía recibe el nombre de pirómano.

Sin embargo, para  diagnosticar a algún paciente con esta condición son varios los factores que hay que descartar a través de terapias y consultas, recalcó a este rotativo el psicólogo Alfonso Martínez Taboas.  

El criterio número uno para diagnosticar a una persona es que este provoque incendios de forma deliberada e intencionada en más de una de una ocasión. A este le sigue un nivel de tensión o excitación antes de provocar el incendio. “Es como si tuviera una lucha interna y eso lo excita”, detalló el también catedrático de la Universidad Carlos Albizu, en San Juan.

Otro criterio que hay que tomar en consideración a la hora de hacer el diagnóstico es que el paciente tiene que tener una fascinación, interés y atracción por el fuego. “El criterio es que le trae placer, gratificación o alivio al provocar u observar el incendio”, sostuvo.

Igual de importante es descartar que el incendio no lo esté ocasionando para lograr beneficios económicos o por ideologías políticas. 

“Eso es poca vergüenza, eso no es un trastorno mental, así que hay que descartar para estar seguro”, dijo al agregar que también hay que eliminar la posibilidad de que esté motivado por la venganza o la rabia o que esté psicótico.  

Aunque desconoce el perfil del individuo al que se le imputan cerca de diez incendios en la comunidad Justiniano de Mayagüez y quien fue detenido ayer por las autoridades policiacas de la zona, Martínez Taboas sostuvo que hay que analizar las razones para que este individuo haya ocasionado los incendios en una misma área. 

“Habría que ver si tiene coraje con algún miembro de la comunidad o si lo maltrataron allí, por ejemplo. Si es así, no sería piromanía, sería que tiene coraje o resentimiento y se está vengando”, abundó.

Respecto al tratamiento disponible, Martínez Taboas expresó que el mismo consistiría de fármacos y psicoterapia. 

Sostuvo, sin embargo, que el que padece este trastorno usualmente no va de forma voluntaria a recibir ayuda profesional. “La gente que hace cosas a escondidas usualmente no busca ayuda porque no reconocen que está mal…lo que te ocasiona placer no lo quieres eliminar. Cuando vas a terapia es porque te cogieron y muchas veces no cooperan mucho porque no están convencidos”, abundó.