Tras 18 días de vistas y una extensa lista de testigos, el juicio contra Pablo Casellas Toro por el asesinato de su esposa Carmen Paredes Cintrón inicia mañana su etapa final, y antes de que termine la semana podría conocerse el veredicto del jurado.

El viernes culminó el desfile de prueba en el proceso, y se espera que mañana en la tarde la fiscalía y la defensa presenten sus argumentaciones finales, antes que el juez José Ramírez Lluch, del Tribunal de Bayamón, imparta las instrucciones al jurado.

Los seis hombres y seis mujeres que componen el panel juzgador podrían retirarse a deliberar el miércoles.

La presentación de la prueba finalizó la tarde del viernes con la comparecencia del ingeniero civil Rafael Jiménez, quien fue traído por los abogados de Casellas Toro para impugnar las declaraciones del testigo Luis Alberto Guzmán, paciente de metadona quien dijo haber visto a Casellas Toro lanzar desde su vehículo el arma homicida.

La defensa del corredor de seguros, sin embargo, no sentó en el banquillo de los testigos -como había anticipado- a un patólogo para impugnar el testimonio de la patóloga Rosa Rodríguez, cuyas declaraciones en torno al ambiente en el que ocurrió el crimen llevaron al batallón de abogados, encabezado por el abogado Harry Padilla, a solicitar sin éxito la disolución del jurado y la eliminación de las expresiones del récord judicial.

No obstante, durante su argumentación final, los representantes legales de Casellas Toro tendrán una oportunidad más de minar las declaraciones de la patóloga sobre el “ambiente familiar, sorpresivo y rápido” en el que supuestamente ocurrieron los hechos.

“Ellos podrían tratar de hacerle ver al jurado que la patóloga estaba prejuiciada, y tratar de restarle credibilidad a su testimonio”, comentó a este medio el abogado Oscar Miranda Miller, profesor de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico (UPR).

“Los testigos periciales tienen un peso -y eso no está escrito- que son científicos y que lo que presentan es irrefutable. La defensa podría capitalizar sobre esas expresiones para tratar de crear la impresión de que esta testigo en realidad está parcializada y que, en lugar de servirle a la verdad, le está sirviendo a fiscalía”, abundó.

También podrían levantarlo en apelación en caso de que se produzca un veredicto.

El Ministerio Público, representado por los fiscales Phoebe Isales, Janet Parra y Sergio Rubio Paredes, deberá utilizar su argumentación final para resumir la prueba y para “tratar de hilvanar todo para presentarle al jurado cómo encaja una pieza con otra y presentar lo que es su teoría”, según el licenciado Miranda Miller.

La semana pasada, luego que el juez Ramírez Lluch denegara la solicitud para disolver el jurado, la defensa presentó una moción de absolución perentoria, que es un recurso que se somete cuando se entiende que no hay prueba suficiente para sostener una convicción por los cargos presentados.

El magistrado anticipó que se reservaría su decisión hasta que el panel del jurado culmine su deliberación.

Miranda Miller recordó que el juez podría revertir un veredicto adverso del jurado.

“Si el jurado absuelve, no hay más nada que hacer. Si el jurado condena, el juez tiene la autoridad para absolver, pero esa absolución sería revisable porque el jurado condenó. Si el juez absolviera antes del veredicto del jurado, no sería revisable, pero Ramírez Lluch va a dejar (actuar) al jurado, él sabe correr bien un jurado”, estimó el abogado criminalista.

Contra Casellas Toro, pesan cargos de asesinato, violación a la Ley de Armas, destrucción de evidencia y por ofrecer una declaración falsa de un delito. Solo por el delito de asesinato, el acusado se expone a una pena de 99 años de cárcel.