Una mujer de 67 años y su nieto de 23 años, murieron ahogados este martes al ser arrastrados por una corriente marina mientras se bañaban en una pocita ubicada en un área de la playa de Isla Verde, entre los condominios Condesa del Mar y Plaza del Mar.

No habían pasado 15 minutos desde que las víctimas, Migdalia Santiago y Anthony Sánchez Feliciano, llegaron al lugar con la idea de pasar una tarde en familia junto a Lillian Feliciano, hija de Santiago y madre de Sánchez; y Ana Gómez, su vecina en la comunidad santurcina de Villa Palmeras por alrededor de 20 años; cuando la tragedia se cruzó con sus destinos.

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“Estábamos en el agua, acabábamos de entrar y vino una corriente y nos arrastró. Yo estoy tratando de salir del agua, pero él (Anthony) se me estaba agarrando del cuello y me estaba hundiendo. Cuando logro zafarme, vinieron unos vecinos y lograron sacarlo, pero ya estaba muerto”, narró Gómez con rostro sombrío.

“A ella (Migdalia) la corriente se la llevó, y luego el mar la empujó hasta la orilla donde dos muchachos la llevaron hasta la arena. No llevábamos ni 15 minutos aquí”, agregó la mujer al señalar que todo transcurrió en cuestión de segundos.

De acuerdo a Gómez, ambas víctimas no sabían nadar y murieron al momento.

A pesar de que espacio de playa al que acudieron tiene una poza con varios rompeolas alrededor, el oleaje se percibía fuerte y la marea estaba alta.

Gómez describió a los fallecidos como buenos vecinos con los que tenía una relación de amistad.

“Siempre que ellos iban a la playa en familia, yo iba con ellos”, recordó entristecida, mientras los cuerpos sin vida de la abuela y su nieto yacían en la arena.

La agente del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) de Carolina, Luz V. Falero, indicó que fue un exempleado del Coast Guard que se encontraba en la zona, quien se tiró de una muralla cercana y sacó el cadáver del joven con la ayuda de vecinos.

Mientras, el comandante Jorge Luyando, jefe de la rama investigativa de Carolina, explicó más temprano que el cuarteto entró al agua agarrado de las manos a un área que normalmente es una poza, pero con el fuerte oleaje se convirtió en una trampa mortal. Las olas separaron al grupo, según detalló, y Migdalia y su nieto terminaron golpeando contra unas piedras.

 Falero agregó, por otro lado, que la familia ahora espera por la llegada de unos hijos de Santiago Torres que viven en Estados Unidos para poder tomar decisiones en cuanto a los arreglos fúnebres.