Ana Cacho González respondió hoy, miércoles, que no sabe quién mató a su hijo Lorenzo González Cacho.

Al mirar fotos tomadas por las autoridades para documentar la escena del asesinato, la testigo respondió entre lágrimas, con voz entrecortada y manos temblorosas detalles sobre eventos de la madrugada del 9 de marzo de 2010, en su hogar, ubicado en la urbanización Dorado del Mar. 

Al finalizar el interrogatorio, la fiscal Rodríguez preguntó a Cacho González: ¿Sabe usted quien mató a su hijo? 

Y la madre del niño Lorenzo respondió con voz temblorosa: “Yo nunca lo ví”. 

Luego de esa respuesta, el juez Carlos G. Salgado Schwarz, recesó los trabajos hasta el viernes a las 10:00 a.m.

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Esa tarde se realizará el contrainterrogatorio, que estará a cargo del licenciado Mario L. Moczó, abogado defensor de Rivera Seijo, apodado El Manco.

La Fiscalía entregó a Moczó este miércoles las transcripciones de entrevistas hechas a Ana Cacho en el Negociado Federal de Investigaciones (FBI). 

Cacho González tuvo que responder preguntas sobre los patrones de sangre en la escena y se le mostraron fotos de la cama ensangrentada donde estaba Lorenzo junto a su hermana menor el día en que fue atacado mortalmente.

La tensión en la Sala 403 del Centro Judicial de Bayamón fue en aumento mientras Cacho González lucía cada vez más nerviosa y llorosa al ver las fotos. 

Al llegar a la imagen del niño sobre una camilla en el Centro de Diagnóstico y Tratamiento (CDT) de Dorado, donde Lorenzo fue declarado muerto, comenzó a describir con nostalgia su ropa interior con personajes dinosaurios y la boquilla que ella ayudó a ponerle cuando los médicos intentaban reanimarlo. 

En ese momento, tras apretarse al pecho la foto mostró la imagen al público, lo que sorprendió incluso al juez. Luego guardó silencio.

Tuvo que examinar más de 30 fotos con las que fue confrontada por la Fiscalía. En una aparecía el rostro de su hijo muerto. 

“Es mi hijo. Se puede ver un cantazo, se puede observar el golpe en el tabique, sangre todavía fresca…su pelo rubio, brown, de tanta sangre que tenía”, sostuvo Cacho González.

El juez le preguntó en varias ocasiones si necesitaba un receso, pero la testigo contestó en la negativa. 

Cuando fue excusada y se le permitió levantarse de la silla de los testigos, caminó hacia la sala tapándose el rostro. Entonces se colocó en cuclillas en una esquina de la sala hasta que fue levantada y consolada por su abogada Sharon González.

Explica su silencio

Más temprano durante el segundo día de la vista preliminar, Cacho González declaró que cuando la fiscal Wanda Casiano le manifestó que sería entrevistada como sospechosa del crimen de su hijo Lorenzo, su abogado le prohibió que declarara sobre el deceso del niño.

Aseguró que la fiscal dijo: “Yo le indico que ella está aquí como sospechosa” y agregó que ese señalamiento “jamás se me olvidará”. 

Dijo que la representante del Ministerio Público le planteó a ella y a su abogado: “Yo conozco más de ella en estos dos días que lo que sabe toda su familia. A mí no me importa con cuántos hombres tú te has acostado. Tira pa’lante que los que tiran pa’lante son los que ganan”.

“Yo me quedé en silencio y mi abogado le dijo entonces que si estoy con ese sello de sospechosa pues que me iba a tener que recomendar que me mantuviera en silencio”, sostuvo Cacho González.

Aclaró que a pesar de las advertencias del abogado, quería declarar, pero se lo impidieron. 

Indicó que en ese momento se había difundido en medios de comunicación una versión sobre una supuesta orgía la madrugada de los hechos y que eso había “tenido que ver con la muerte de mi hijo”.

Sin embargo, aclaró que su familia la había mantenido aislada de este tipo de información. 

Cacho González recordó otro incidente el día de la muerte del menor, cuando una de sus hijas acudió ante la misma fiscal para ser entrevistada y supuestamente Casiano se dirigió a ella de una manera “fea y fuerte”. Indicó que la quería entrevistar sin la presencia de la trabajadora social, que identificó como Vanesa Santana. 

Luego del incidente con la fiscal Casiano, cuando el ahora comandante Rafael Rosa, director del Cuerpo de Investigación Criminal (CIC) de Bayamón le dijo que la pesquisa no había avanzado porque ella no había declarado decidió acudir ante el Negociado Federal de Investigaciones (FBI), sin informarle a su abogado. 

“Habla tú, tú eres la que tienes que hablar”, afirmó que le dijo el oficial. 

Inicialmente se entrevistó con Luis Fraticelli, quien dirigía para el mes de mayo del 2010 el FBI y con el jefe auxiliar, Carlos Cases, quienes coordinaron con los agentes John Morales y Amado Vega para que le tomaran una declaración jurada. Durante el interrogatorio, que se extendió varias horas, Cacho González dijo que se le advirtió de las consecuencias que enfrentaría si mentía en su testimonio. 

Fueron varias las entrevistas, explicó al referirse a otra en el año 2013 y una en el 2015, con la entonces fiscal federal María Domínguez y con la fiscal estatal Marie Christine Amy Rodríguez.

“La verdad no cambia”, respondió cuando la fiscal Rodríguez le preguntó si les había hecho el mismo relato que hizo durante la vista preliminar. 

Durante la vista, la defensa de Rivera Seijo recibió las transcripciones de las entrevistas, como se lo había solicitado al tribunal. 

Cacho González también narró ante el juez un incidente con el padre de Lorenzo, Ahmed Alí González Sánchez, quien también ha sido citado como testigo. Dijo que mientras se encontraban en el CDT de Dorado “me gritó, por qué me había tardado tanto”.

 “Yo no sabía de lo que estaba hablando, no contesté nada”, aseveró, tras agregar que estaba bien vestido, lo que notó raro por la hora y la situación de emergencia que se le había notificado.

También dijo que en otro momento se le acercó y lo abrazó para indicarle que se preparara para lo peor, ya que había visto la línea plana en el monitor del corazón, lo que significaba que Lorenzo no tenía signos vitales. Afirmó que cuando se le pidió que saliera de la sala, la empujó y “salió corriendo como un loco”.

En medio de la confusión vio a su niña mayor sentada en una silla de ruedas acompañada por la más pequeña y en ese momento se enteró que se había fracturado el dedo de un pie en la prisa por salir de la casa con Lorenzo.

“Ustedes siguieron todas las instrucciones que yo les di. Estoy muy orgullosa de ustedes”, recordó que dijo a las niñas tratando de consolarlas. “Les prometí que iba a averiguar qué había pasado con el nene”, agregó.

Relató que tuvo otro incidente con Ahmed Alí, de quien se encontraba separada, cuando le pidió autorización para que se donaran los órganos del niño, pero el padre del menor “se negó rotundamente”.

“Era un niño sano, deportista, con un corazón de oro. Le dije que habían tantos niños necesitados, que dejara a nuestro hijo vivir en otro niño y no hubo manera”, sostuvo dirigiéndose a la fiscal, quien le pidió que abundara sobre lo sucedido. 

Luego, se procedió a repasar qué ocurrió cuando llegó del CDT, tras sufrir un colapso nervioso por lo que se le suministraron tranquilizantes.

Explicó que sus amigos Jesús Genaro Camacho, William Marrero, quien era agente federal, así como Arnaldo Colón, llegaron al CDT junto a sus familiares y amigos de sus hijos. 

En esta etapa, Arnaldo Colón no ha sido llamado como testigo.

Al igual que el día previo, Rivera Seijo, cuyos abogados de la Sociedad para la Asistencia Legal le han indicado al juez que no es procesable, se mantuvo atento entre ratos al relato de Cacho González y en otros momentos, distraído mirando al piso o hacia la puerta. 

Después de confirmarse la muerte de Lorenzo, Cacho González dijo que cuando llegó a su hogar comenzó a recorrer toda la escena hasta llegar a la habitación donde dormía el niño en busca de respuestas. Explicó que miró los filos de las paredes y dónde estaban las manchas de sangre buscando una explicación.

Relató que se acostó sobre el colchón y pudo identificar manchas de sangre altas sobre la pared y otras hasta en las muñecas de sus niñas. 

Contó que el 10 de marzo, cuando acudió al Instituto de Ciencias Forenses (ICF) a identificar a su hijo, el padre del menor le cuestionó vociferante “¿por qué tiene tantos golpes?”.

También recordó que mientras tramitaba los arreglos fúnebres, su padre recibió una llamada telefónica del agente investigador Nicolás Maldonado, quien le confirmó que su hijo había sido asesinado. Entonces irrumpió en llanto. 

Al culminar el segundo día de vista preliminar, la fiscal Aracelis Pérez Correa opinó que Cacho González no es una testigo ensayada y que fue confrontada por primera vez hoy, miércoles, con la evidencia.

“Ella está siendo espontánea”, expresó.