La defensa de la madre y el padrastro de Emilier Nieves Pérez, el niño de cinco años que murió el año pasado al estrellar una motora contra la verja de una residencia en Corozal, intentó esta tarde desviar la alegada responsabilidad de los imputados en el caso hacia el hombre que acompañaba al menor en el vehículo al momento de la tragedia, Carlos Rivera Castillo. 

Durante el primer día de desfile de prueba en vista preliminar en el Tribunal de Bayamón, se sentó a declarar el agente investigador en el caso, Carlos Rivera Gerena. Los abogados defensores Alfredo Umpierre y Lemuel Velilla intentaron en su contrainterrogatorio que el testigo reconociera que luego de la muerte del niño le advirtió a Rivera Castillo que tenía cierta responsabilidad y que había sido negligente. 

Velilla defiende a la madre del menor, Celmarie Pérez Vázquez, y Umpierre al padrastro, Randy Ramos López.

Ambos enfrentan cargos por maltrato relacionados con el incidente ocurrido el 5 de diciembre de 2015, y se encuentran en libertad bajo supervisión electrónica desde que fueron acusados el 18 de diciembre.

La vista preliminar es presidida por el juez Rafael Villafañe Viera.

En su interrogatorio al agente Rivera Gerena, de la División de Homicidios de Vega Baja, la fiscal Ruth González pudo establecer el tamaño de la motora y su altura (24 pulgadas) y llevó al agente a afirmar que el vehículo proscrito en la vía pública tenía una pegatina en la que se establecía que era una máquina operada con gasolina, con motor de 80 centímetros cúbicos, que no podía ser operada por más de una persona y que era apta para mayores de 16 años. 

Trascendió del interrogatorio que Nieves Pérez tenía “control y dominio” de la motora a pesar de que prácticamente estaba sentado en la falda de un hombre de 32 años y de estatura de 5’10. 

El agente contó que de su entrevista con Rivera Castillo, a quien no le hizo advertencias de ley, surgió que el hombre, compañero de trabajo de Ramos López, no quería montarse en la motora con el niño, pero “a insistencias de la mamá”, dijo el agente, accedió. 

Supuestamente, el individuo le dijo al menor mientras prendía la motora que la manejara “suavecito”.

Según el testimonio del agente, la motora se aceleró y el niño le contó a Rivera Castillo que no podía frenar. Rivera Castillo reaccionó colocando sus dos pies –los que tenía en el aire- sobre la brea mojada para intentar frenar la motora, pero no pudo. 

“Agarró al menor por la cintura para tratar de halarlo”, dijo el policía, quien agregó que el hombre supuestamente no pudo sacarlo del vehículo en movimiento porque estaba agarrado del manubrio. Rivera Castillo, finalmente, se lanzó de la motora y el niño –que llevaba un casco puesto- se estrelló contra una verja. El accidente ocurrió en horas de la tarde y el menor fue declarado muerto en el Centro Médico a las 8:20 p.m. por un “severo trauma cervical”, según reza el informe del Instituto de Ciencias Forenses.

Rivera Gerena entrevistó tanto a Pérez Vázquez –acostada en una camilla y afectada por lo ocurrido- como a Ramos López después del accidente. Relató que estos dijeron que le habían comprado la motora al niño alrededor de un año antes y que este la usaba bajo la supervisión de adultos. El agente reconoció que tampoco les leyó las advertencias de ley a la pareja.

En el contrainterrogatorio, el policía indicó que Rivera Castillo llevaba al menor en su falda y que nunca le preguntó al hombre por qué no giró la motora a tiempo para evitar el choque. Admitió que la inspección de la motora demostró que funcionaba en perfectas condiciones, aunque apuntó que no le ha llegado el informe final.

“¡Quien se zafó fue Carlos, que se tiró de la motora!”, exclamó el abogado Velilla, quien intentó sin éxito que se considerara como evidencia un comentario que supuestamente le hizo Rivera Castillo a una tía del menor reconociendo que lo pudo haber salvado. 

Rivera Castillo fue el segundo testigo. A preguntas de la fiscal González indicó que “me quise” montar en la motora que manejaba el niño, pero era el menor quien tenía el control y él iba con los pies en el aire, concedió. 

Aceptó, además, que se sentó sobre la calcomanía en que estaba impresa la advertencia sobre el uso del vehículo.

El testigo también mencionó que vio al menor transportar en la motora a otros niños, aun frente a su madre. Tras el choque con la verja, relató, corrió hacia Emilier, lo levantó y notó que no respiraba. 

“Estaba sin aire”, expresó.

Al salir de sala, la fiscal explicó a este medio que no se acusó a Rivera Castillo porque la prueba apunta a que quien tenía control de la motora era el niño. Precisó que los cargos por maltrato contra la pareja, por los que se exponen a una pena de hasta 12 años de cárcel, se fundamentan en que le compraron y dieron acceso a la motora al menor y que el “patrón de maltrato” se extendió por un año.

La vista preliminar continúa el 22 de febrero con el contrainterrogatorio de Rivera Castillo.