"Alexis Emilio Amador Huggins queda recluido bajo la custodia del Negociado Federal de Prisiones por el resto de su vida natural".

Con estas palabras, el juez federal Jay García Gregory sentenció a cadena perpetua al convicto Amador Huggins por cometer el intento de "carjacking" que resultó en la muerte del joven Stefano Steenbakkers Betancourt luego de escuchar conmovedores relatos de sus padres.

El padre del joven, Eric Steenbakkers, destacó que "la vida de mi hijo se detuvo a la edad de 17 años por unos trapos de $1,500", refiriéndose a que, según desfiló en el juicio, Amador Huggins y el coacusado John Anthony Morales López se pusieron de acuerdo para robar una guagua el 24 de junio de 2012 luego de que le ofrecieran al primero $1,500, por el encargo, cantidad que se dividiría con su compinche.

"Han pasado 17 meses desde que Stefano nos dejó. Como padre, no puedo dejar de pensar en él todos los días. No solamente todos los días, sino cada minuto de cada día. Espero recibir alguna señal de él, pero ya no está aquí. Lo busco, aquí en esta corte, veo a padres, jóvenes, pero no a Stefano. Se fue, no por una semana o dos, no por 30 o 50 años. Se fue para siempre. No se supone que fuera así. Un hijo se supone que entierre a su padre, no al revés", lamentó Steenbakkers, quien recordó que su hijo quería estudiar ciencias políticas y quería ser diplomático, y pocos días después de su muerte, viajaría a Holanda a estudiar en la Escuela Internacional de Eindhoven.

"No está en mis manos perdonar a estos criminales. Eso está en manos de Dios para juzgar. Por lo menos hay que enviar un mensaje fuerte a la sociedad para que dejen de matar a nuestros niños inocentes, eso merece una sentencia de por vida", agregó Steenbakkers.

El progenitor de Stefano también leyó un escrito de su hija Ana Isabel, de 15 años, quien cumplía años el día en currió la tragedia el 22 de junio de 2012.

"La casa se siente vacía. Él me escuchaba y me aconsejaba. Ahora no hay nadie que me entienda de la manera que él me entendía. Lo extraño", leyó Steenbakkers sobre lo que escribió su hija.

La madre de Stefano, Zorimar Betancourt, recordó que el 6 de junio de 1995 recibió en sus manos a su primer hijo.

"Él aprendió a decir 'por favor' y 'gracias'. A respetar a las personas. Él era increíble, amigable, cariñoso, alegre. Él iba a vivir hasta que tuviera 100 años", dijo Betancourt.

Reconoció que poco después de su muerte, encontró una carta de Stefano en la que expresaba claramente su oposición a la pena de muerte.

Betancourt indicó que fue diagnosticada con cáncer de seno y "mi hijo no está aquí para cuidarme".

"Esto es lo que me queda de él ahora", expresó mientras sostenía una urna con las cenizas de su hijo. "Con las cenizas celebraré Navidad y Despedida de Año. Es lo único que me queda de mi hijo, y la sangre en un bulto", agregó Betancourt, arrancando lágrimas de los presentes.

"La sentencia debe de ser acorde a la máxima sentencia, a los 100 años que mi hijo quería vivir", concluyó Betancourt.

En su alocución, Amador Huggins pidió disculpas a la familia de Stefano.

"Quiero pedirle perdón a Dios, a la corte, a la familia de Stefano y mi familia también. Estas palabras son de mi corazón, se me va a sentenciar por una persona que yo no asesiné y por eso fui a juicio y aunque he perdido en juicio delante de esta corte, sé que ante Dios soy inocente y Dios lo sabe", señaló Amador Huggins, de 23 años, y a quien se le ofreció un acuerdo para cumplir 30 años de cárcel, el que rechazó.

Previo a las expresiones de las partes, el abogado del convicto, Juan Matos de Juan, indicó al juez que era "dispar" la sentencia a la que se exponía su representado comparado con la que recibirá Morales López, dado a que éste hizo alegación de culpabilidad y cooperó con la fiscalía. Su sentencia está pautada para mañana y la pena recomendada es de entre 24 y 30 años de cárcel.

Las fiscales federales María Domínguez y Jacqueline Novas sostuvieron que la sentencia de cárcel de por vida para Amador Huggins era "razonable, justa y necesaria" dado a que fue el autor intelectual de los hechos. Recordaron que Amador Huggins fue encontrado culpable por un jurado el 7 de junio pasado por cargos de armas y tentativa de robo a mano armada del vehículo.

Recordaron que Amador Huggins fue en el auto de su madre a buscar a Morales López al residencial Villas del Rey, en Caguas, y luego fueron a un residencial en Cataño a encontrarse con una persona identificada como Gordo, quien les dio un arma y le ofreció $1,500 si se robaban una guagua. Amador Huggins iba guiando y decidió ir a Dorado, cuando vieron la guagua Lexus blanca que conducía Stefano. Según el testimonio de Morales López, le impactaron por la parte trasera porque querían que se detuviera, para que uno de ellos se subiera al vehículo y más adelante dejarían al conductor varado en algún sitio solitario.

No obstante, Stefano no se detuvo, por lo que Amador Huggins colocó su guagua frente al vehículo, le dio el arma a Morales López y le dijo que hiciera lo que tuviera que hacer para poder robar la guagua. Morales López disparó "con los ojos cerrados" cuando Stefano trató de huir. Uno de los disparos hirió al joven mortalemente en la cabeza.

Los coacusados regresaron al residencial de Cataño a devolver el arma y a celebrar con drogas y alcohol.

La jefa de fiscalía federal, Rosa Emilia Rodríguez, y el director del Negociado Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), Carlos Cases, estuvieron en sala y dijeron estar satisfechos con la pena impuesta.

"Se hizo justicia en un caso muy triste para todo Puerto Rico", dijo Rodríguez.

"De los cientos de casos que he venido a ver en 22 años como agente del FBI, este es el único caso que me ha sacado las lágrimas. Me conmovió mucho", destacó Cases.

Entretanto, la madre de Amador Huggins, Mara Huggins, opinó que no se hizo justicia.

"¿Qué te puedo decir? No hay justicia. Es lamentable todo lo que pasó. Soy madre. No hay justicia. Te declaras testigo, cometes un delito, pero la otra parte por callarse carga toda la culpa. No lo eximo de la responsabilidad que él debe llevar, pero no (la) de los dos. Tengo el mismo dolor, pero no fue justo. Lamentablemente estamos viviendo en tiempos en que cuánto tienes, cuánto vales", declaró Huggins.