Uno a uno la jueza del Tribunal de Carolina fue enumerando a través de la resolución de 21 páginas unos hechos que ponen en duda la investigación policial del caso ocurrido en 1989. Explicó que se basó en la transcripción del juicio -llevado a cabo en 1992- para emitir sus declaraciones.

Uno de los aspectos que más alarma causa es el hecho de que el cuchillo que se utilizó para dar muerte a las tres víctimas -que tenía pelos y sangre- apareció cinco meses después en la residencia de la abuela materna de los menores, donde residía el esposo de Maymí. También se destaca que objetos que pudieron ser evidencia -como un mattress, sabanas y ropa- fueron limpiados o quemados por una prima hermana de Haydée. Tampoco se pudieron levantar huellas dactilares en toda la escena, pues fue alterada por tanta gente que entró al lugar del crimen.

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Hace alusión también a que los dos testigos principales del caso, “mintieron” a las autoridades y mencionaron a los imputados seis meses después del crimen.

“Los resultados de las pruebas de ADN mitocondrial presentadas durante este procedimiento de nuevo juicio, no meramente excluyen a los petiocionarios por su propia naturaleza, sino que también, establecen las bases en un nuevo juicio para impugnar los testimonios de estos dos testigos y la evidencia presentada durante el juicio”, reitera Seijo en la resolución.

El Ministerio Público, por su parte, adelantó que pedirá uan reconsideración a la magistrada y presentara una petición de certiorari al Tribunal Apelativo a fin de paralizar los procedimientos de un nuevo juicio que está supuesto a comenzar el 14 de julio.

“Comedia  de errores”

A continuación, destacamos algunos de señalamientos -alusivos al juicio que enfrentaron Juan Carlos Meléndez y Antonio Ramos cuando resultaron convictos en 1992 del asesinato de Haydée Maymí y sus dos niños-  a los que aludió la jueza Berthaida Seijo para sustentar su concesión de un nuevo juicio.

·        El fiscal Carlos Beltrán ordenó que se ocuparan todos los cuchillos, el mattress y las sábanas, dicha orden no fue llevada a cabo por la Policía.

·        El agente que llevó a cabo el levantamiento de huellas dactilares testificó en el juicio que debido a que la casa estaba llena de agentes que no estaban trabajando la escena, los cuales estaban tocando todo, solamente pudo levantar huellas en cuatro lugares. Relató cómo vio en un inodoro de la planta baja algo que parecía sangre y un agente lo usó (el toilet) y bajó el inodoro.

·        Las huellas dactilares que sí se pudieron levantar pertenecían al esposo de la occisa, quien hacía un mes ya no vivía en el lugar.

·        Un pantalón ensangrentado, aparentemente del niño (Eduardo), no fue ocupado.

·        La prima de la occisa, semanas después de los hechos, entró varias veces -junto a otros familiares- a la casa donde ocurrieron los asesinatos y quemaron las sábanas y los mattress, recogieron la ropa y los juguetes de los niños y los empacaron, limpió y recogió las cosas que estaban en la cocina y las metió en una caja. Se las entregó días después al esposo de Haydée. La prima dijo que no había recordado haber empacado algún cuchillo. Pero dicho cuchillo -que luego se corroboró fue el arma homicida- fue encontrado cinco meses después de los hechos en una de las cajas que le había entregado al viudo. La madre de éste fue la que lo encontró y entregó a la policía.

·        Los testigos principales del caso (unos hermanos que en aquella época eran adolescentes) prestaron varias declaraciones y nunca mencionaron a los acusados hasta la que dan seis meses después de los hechos. Esto ocurrió, alegadamente, luego que el Estado les hiciera las advertencias de ley por sospechosos. Su versión es que escucharon a Haydée discutir y pelear a “puñetazos” con Meléndez, mientras Ramos miraba en una esquina cercana a un cuarto de la residencia. Supuestamente, los niños admitieron haber mentido varias veces, antes de su versión oficial.

·        Durante el juicio de 1992 un representante del Ministerio Público (la jueza no menciona su nombre) se refiere a la investigación inicial de la policía y la llamó “una comedia de errores”.