“No soy un enemigo… Soy una herramienta. Una ayuda”.

Rivera contó a Primera Hora los hechos que han convertido su historia en una afectada por el Síndrome de Alienación Parental, según le ha dicho su profesional de la salud mental. Esto desde que se separó de la madre de su hijo cuando el menor tenía tres años; hoy tiene cinco. 

“Una guerra, como quien dice, por el cuido de un niño, cuando se supone que en armonía y en conjunto se hagan las cosas para un bienestar”, expresó el hombre de 29 años de edad. 

Rivera decidió exigir las relaciones paterno-filiales cuando la madre de su niño se negó a llevárselo a un determinado lugar para pasar tiempo con él, luego de que se separaron en agosto de 2015. A ese evento le siguió un intento fallido de mediación de conflictos, por lo que el caso llegó al tribunal, donde finalmente le fue concedida la relación paterno-filial. Ahora, está considerando pedir custodia compartida, dijo.

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“Gracias a las cosas que he podido probar en la corte y las intenciones que he tenido como padre, he podido salir en parte airoso”, expuso. “El menor ha sido entrevistado por la trabajadora social y encuentra que la relación que tiene conmigo es una excelente… Le ha beneficiado en muchos aspectos”, agregó. 

El Síndrome de Alienación Parental es un conjunto de síntomas que se produce en los hijos cuando un progenitor, mediante distintas estrategias, transforma la conciencia de los niños con objeto de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro padre o madre.

Rivera expresó que la madre del menor ha intentado “alejarme al niño o de decirle cosas al niño, cosas negativas de su padre, solamente por manipular la situación que ya hubo amorosa o por hacer lo que ella quiera con el menor sin consentimiento de la otra parte, que también es importante en la crianza y vida del menor, porque es bien difícil llevar una vida completa sin su padre al lado”. Para Rivera es importante “que haya esa conexión entre padre e hijo, que llene ciertos espacios que quizás la madre sola no puede llenar”.

Varias de las situaciones con las que ha tenido que lidiar para mantener la relación son: el niño ha dicho “comentarios feos de nosotros”, es decir, de su nueva pareja y él; cuando llama a la casa de la mamá no le contestan o le pasan el teléfono al niño; le entrega una lonchera al menor y este luego aparece con otra del hogar de la madre; lo cambiaron a un colegio sin notificarle; en una ocasión le informaron una fecha incorrecta sobre el inicio de clases; y no se entera de las actividades en la escuela.

También ha tenido que someterse a dos procesos investigativos en la corte debido a varias acusaciones que la madre del menor ha levantado en su contra. 

Por cuatro meses, Rivera no pudo tener contacto con el menor debido a una orden de alejamiento que le impusieron. “No pude ver al menor, nada, nada, ni un contacto ni nada. Pasaba por la escuelita para verlo que estaba jugando en el parque, pero no podía bajarme ni nada”, contó. 

¿Cómo te sentías? 

“Triste. Sinceramente, se me salían las lágrimas, porque lo que veía era una injusticia… que no me hace daño sino le hace daño al menor en su crecimiento”.

Pero el joven padre no se daba por vencido. Los intentos por mantener las relaciones paterno-filiales con su niño incluyeron pasar una temporada como padre voluntario en la escuelita. “Fue algo divertido… les leía hasta cuentos… Los dejaba dormidos y me iba”, recordó.

Rivera confesó que la situación que ha enfrentado es “bien difícil”, ha tenido que practicar la paciencia y se ha sentido “súper triste” y frustrado.

¿Estás cansado?

“¿De todo eso? ¡Hace tiempo!”

¿Por qué no has renunciado? 

“Simplemente porque yo no tuve un padre cerca… Soy un buen padre y nunca dejaría a un hijo solo por ninguna situación del mundo”.

Rivera describió de “muy especial” la relación con su hijo.

“Hemos tenido una relación de papá e hijo bien bonita. Se lo disfruta bien brutal. Y tiene un buen ejemplo de su padre porque siempre le he enseñado a ser organizado, respetuoso, humilde… Se parece tanto a mí. Es un ángel para mí. Es un angelito que Dios me envió para que yo cuidara y siempre protegiera”.

Para 2014-2015, 5,680 casos de custodia estaban ante la consideración del tribunal, entre ellos relaciones filiales, según la Oficina de la Administración de Tribunales.

¿Qué es la alienación parental? 

El Síndrome de Alienación Parental está tomando fuerza en casos de separación o divorcios de matrimonios con hijos, según el catedrático de Psicología, Carlos V. Sosa Mieles.

Este ocurre en ocasiones cuando se llevan pleitos en los tribunales de custodia o relaciones paterno/materno filiales.

 La Alienación Parental se caracteriza por una campaña de manipulación y lavado de cerebro por parte del padre/madre alienante (custodio), dirigida al padre/madre alienado.

El fenómeno es producto de agendas no resueltas del cónyugue alienante para castigar a su expareja.

Esta situación puede provocar en los menores de edad efectos devastadores a corto y largo plazo en términos emocionales y psicológicos.

Algunas acciones para conseguir la separación entre padre/madre e hijo son:

No permitir comunicación vía telefónica

Llevar a cabo actividades atractivas para los niños cuando les toca compartir con el otro progenitor. 

Inventar hostigamiento por parte del progenitor alienado y solicitar órdenes de protección y/o alejamiento. 

Desvalorizar continuamente delante de los niños la figura del progenitor alienado. 

Excluir al progenitor alienado de actividades escolares y eventos importantes de los niños al no dejar que se entere. 

Tomar decisiones importantes sin consultar al otro progenitor.

Incluir a familiares, amigos y otras personas en su campaña de difamación.