SEGÚN LA FISCALÍA
Las autoridades aseguran que Casellas Toro planificó y ejecutó el asesinato de su esposa, y que para ello reportó falsamente el robo de una de sus armas, la misma que usó para matarla. La fiscal Phoebe Isales asegura que Casellas Toro sacó los casquillos de bala de la escena, pero se le quedaron dos, y que dispuso del arma el día del crimen.

LOS CARGOS
–Casellas Toro enfrenta un cargo de asesinato, que contempla una pena de 99 años de cárcel; un cargo de destrucción de evidencia y una violación a la Ley de Armas.
–También enfrenta cargos por dar información falsa a las autoridades por alegar que fue víctima de un “carjacking” que no ocurrió.

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¿QUÉ PASÓ? 
Según Casellas Toro...
–Eran poco más de las 9:00 a.m. del 14 de julio de 2012, cuando se escucharon dos disparos en la urbanización Tierra Alta III, en Guaynabo. Minutos después de las detonaciones, el corredor de seguros Pablo Casellas Toro –quien llegaba a su casa luego de visitar a sus progenitores en una urbanización cercana–, observó a un hombre salir por la puerta del garaje de su residencia.
–Decidió entrar al hogar pero antes, verificó que no le faltara alguna de las múltiples armas de fuego que mantenía de colección. Posteriormente, pasó al área de la terraza y allí encontró muerta a su esposa Carmen Paredes. La mujer se encontraba sentada en una silla con las piernas cruzadas y con el periódico en la mano. Tenía dos disparos: uno en la frente y otro en el pecho. Lo cierto es que recibió unos 14 disparos.
–Tras observar a su esposa con el rostro lleno de sangre, Casellas Toro dijo que salió nuevamente de su residencia y le dio tiempo a observar al hombre escalando un muro con púas de unos ocho a nueve pies de altura. Según dijo, el hombre era trigueño y medía 5’5”. Entonces, Casellas Toro utilizó su arma FN-P calibre .45 y realizó varios disparos, pero no alcanzó al supuesto asesino.
–Justo al lado de un gazebo que se encuentra cerca del mencionado muro se encontró un rifle de perdigones. En el área de la escena, se encontraron varios casquillos de bala.
–El hogar tenía cámaras de seguridad, pero no funcionaban para el día del crimen. Casellas Toro indicó poco después del crimen que semanas antes del asesinato de su esposa, había sido víctima de un “carjacking” cuando salía de una práctica en el Club Metropolitano de Tiro en Toa Baja. Indicó que durante el suceso le habían robado una de sus armas. Agregó que durante el atraco resultó herido en el brazo derecho. En cambio, salió a relucir que las instalaciones del centro de tiro no abrió sus puertas el día que dijo haber sido víctima del “carjacking”.

El juicio contra Pablo Casellas Toro inició hoy en el Centro Judicial de Bayamón en la sala 706 que preside el juez José Ramírez Lluch.