En un sociedad que parece estar acostumbrada a los asesinatos relacionados directamente con el narcotráfico, la matanza a sangre fría de cuatro miembros de una familia levanta una gran consternación. La impresión, según se aprecia en  las reacciones de mucha gente, es que el país está peor que hace unos meses.

Para el sociólogo César Rey, en efecto, hay un “desgaste de las estructuras de la sociedad”, pero no es exclusivo de Puerto Rico, lo que tampoco debe considerarse un consuelo.

“En todos los países en todo el mundo está ocurriendo un desgaste. Se ha perdido la valoración social y se le pone precio a todo, incluida una familia, y ponerle precio a la familia es parte de lo ordinario, no extraordinario”, señaló al añadir que el narcotráfico ha ganado mucho terreno y en muchos países funciona como un gobierno paralelo.

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El hecho violento de que una familia haya sido asesinada es, para Rey, “un síntoma más de la intolerancia y del deterioro de la salud mental”.  “En el país hay un problema de salud mental significativo y ese deterioro se manifiesta de muchas maneras”, observó al añadir que la crisis económica también contribuye. “Estamos tocando fondo y la situación económica es un acelerador para este tipo de cosas pasionales. Hay una manto de irracionalidad dramática en este país”, expuso.

Con cada víctima de un homicida se agudizan las voces de quienes respaldan la pena de muerte como castigo y como disuasivo. También se intensifica el reclamo de favorecedores de condenas más largas. “La pena, ¿qué resuelve? Es importante que se evalúe el momento histórico que estamos viviendo, qué planteamientos podemos hacer para reconstruirlo; no vamos a llenar las cárceles de criminales, los países más civilizados son los que menos presos tienen”, indicó.