La defensa de Luis Gustavo Rivera Seijo, imputado de la muerte del niño Lorenzo González Cacho, enfiló la tarde del lunes sus cañones hacia Ana Cacho, mamá del menor, y otros amigos de la mujer. 

Rivera Seijo, conocido como el Manco, enfrenta un cargo de asesinato en primer grado por la muerte del niño de 8 años, quien fue agredido en su hogar en la Urbanización Dorado del Mar y declarado muerto la mañana del 9 marzo de 2010, en el Centro de Diagnóstico y Tratamiento (CDT), de Dorado.

En la continuación de la vista preliminar, que se celebra en el Tribunal de Bayamón, la defensa siguió una línea de preguntas para tratar de crear dudas sobre las razones que llevaron al agente federal William Marrero Rivera a colaborar en la limpieza de la casa a horas de la muerte de Lorenzo.

También resaltó con insistencia la mala impresión que el agente federal tenía del amigo de Cacho y un conocido suyo, Arnaldo Colón, y la aparente irrazonabilidad de la versión de la mujer de que las lesiones mortales de su hijo respondían a una caída de la cama. 

Dirigido por las preguntas del licenciado Jesús Hernández Rivera, de la Sociedad para la Asistencia Legal, Marrero Rivera aceptó que limpió una alfombra que tenía sangre con un detergente.

“¿Sabía que era una escena criminal?”, preguntó el abogado. “Sí”, respondió el testigo.

“¿Como agente federal ayudó a limpiar una escena criminal?, insistió Hernández Rivera.

“Sí”, dijo el agente federal, mientras Rivera Seijo seguía con atención su testimonio y los movimientos de su abogado.

Ante el juez Carlos Salgado Schwarz, Marrero Rivera relató que llegó al CDT la mañana del 9 de marzo tras recibir una llamada de Colón. En el lugar, Cacho le contó que el menor había sufrido un accidente.

Sin embargo, cuando llevó a Cacho a la residencia luego de que la Fiscalía “entregó la casa”, y examinó el cuarto de Lorenzo se percató de que estaba ante una escena criminal por las manchas de sangre que observó en la pared y en el colchón donde dormía el menor junto a su otra hermana. La altura de la cama, de unos dos pies, tampoco corroboraba la versión de la mamá.

A preguntas del abogado, Marrero Rivera también aceptó que le pareció “raro” que Colón no estuviera en el CDT y que durante la entrevista que le realizó el agente del Negociado Federal de Investigaciones (FBI), Félix Rivera, describió a Colón como un “vividor”, “truquero” y “bregoso” que “puede ser de todo”.

 En el contrainterrogatorio de la fiscal Maricarmen Rodríguez Barea, el agente federal aclaró que ayudó a limpiar la escena “porque la fiscalía o el Gobierno no necesitaban hacer nada más en la casa”.

También explicó que nadie de la familia de Cacho le pidió que colaborara en la limpieza y que ayudó a limpiar la alfombra porque al salir del lugar notó que una “persona mayor” realizaba la labor con dificultad.

Defensa sigue estrategia para minar credibilidad de testigos

El vendedor de equipo médico y expareja de Cacho, Jesús Jenaro Camacho, ocupó la silla de los testigos para explicar que las fiscales Wanda Casiano y Mariela Santini lo entrevistaron en dos ocasiones: el 12 y 18 de marzo. Durante la primera entrevista relató que cenó con Cacho la tarde del 8 de marzo y que la mañana del 9 de marzo acudió al CDT después de recibir una llamada de Cacho.

Posteriormente compareció al Departamento de Justicia en dos ocasiones, donde estuvieron presentes Casiano y el fiscal general Obdulio Meléndez.

En la primera entrevista, realizada el 24 de mayo de 2010, las preguntas giraron en torno a su relación con Cacho y el uso de drogas. Dos semanas después de esa entrevista, Meléndez volvió a citarlo a Justicia. En esa ocasión le advirtieron que era sospechoso y le ofrecieron inmunidad. Rechazó la oferta porque no tenía nada que ver con el crimen. También lo entrevistó el FBI y lo sometió a una prueba de polígrafo.

En un contrainterrogatorio corto, el licenciado Mario Moczó González continuó con la estrategia de apuntar hacia Cacho y sus amigos resaltando incongruencias en las llamadas del 9 de marzo.

Camacho, por ejemplo, dijo que Cacho lo llamó la mañana del 9 de marzo para contarle ahogada en llanto que su hijo había muerto. Luego a eso de las 6:15 a.m. llamó a Colón para que lo acompañara al CDT.

Pero el testigo aceptó que en la entrevista que le realizó el FBI lo cuestionaron por una llamada que realizó a las 5:47 a.m. a un amigo fiscal para que ayudara a Cacho a ver a su hijo después de muerto porque en el CDT le estaban negando ese acceso. En el directo, el testigo señaló que realizó esa llamada después que salió del CDT.

El testigo también indicó que utilizaba marihuana recreativamente y que Ana también usaba la droga, pero que nunca fumaron juntos cannabis.

Moczó González también destacó, con sus preguntas, que un mes después de la muerte de Lorenzo, Cacho acudió a un BBQ y a un “pool party”, con el testigo.

En el contrainterrogatorio, el quinto testigo de cargo explicó que se trataron de dos eventos entre amigos cercanos para intentar sacar a Cacho de la depresión que sufría tras la muerte de su único hijo varón.

Al inicio de la vista de hoy, también trascendió que el Colegio de Abogados y Abogadas iniciará una investigación sobre el discrimen contra la mujer por la forma en que se ha manejado el asunto de la vida sexual de Cacho durante la audiencia.

La vista continúa mañana, martes, en la tarde.