Perder todas sus pertenencias tras el paso del huracán María no lo detuvo para trabajar incansablemente durante la posterior emergencia del pasado 20 de septiembre.

Al policía Ricardo Ortiz Pérez, con  14 años de servicio y adscrito ahora a la Unidad Motorizada en San Juan, no le han pagado las horas extra trabajadas bajo solo, la lluvia y el sereno, cuya cantidad podría ascender a unos $6 mil, pero como se considera un oficial de vocación jamás le pasó por la mente ausentarse como método de protesta. 

Desde el paso del ciclón hasta la víspera de la Nochebuena, que era el día de su cumpleaños, Ortiz Pérez  estuvo laborando en turnos de más de 12 horas. 

“En la crisis, ¡no jamás!. A veces mi esposa me dice ‘a la verdad que a ti te gusta la Policía con tanto abuso que se escucha’. Yo le digo no, es que a mí me gusta, yo le digo que yo nací para ser policía porque hay que tener vocación y le tiene que gustar el trabajo de uno con el mal tiempo que está pasando, pero me gusta dar el 100 por ciento”, exclamó. 

Así quedó la casa del policía. (Suministrada)
Así quedó la casa del policía. (Suministrada)

Además,  el motociclista reconoció que le ocasiona molestia el impago de las horas extra trabajadas y más cuando está enfrentando por una difícil situación económica. 

Han sido miles los agentes reportados ausentes por Licencia de Enfermedad como parte de un movimiento denominado Blue Flu, que comenzó en protesta porque no les pagaban las horas extra y luego por las  condiciones laborales, entre otras quejas. 

De hecho, la comisionada del Negociado de la Policía, Michelle Hernández, afirmó ayer que la intervención del juez federal Gustavo Gelpí, quien preside el pleito sobre la Reforma de la Policía, ayudaría a solucionar la disputa porque ordenó a los departamentos de Seguridad Pública y al de Justicia  a reunirse con el Departamento de Justicia de los Estados Unidos  y con el asesor de cumplimiento técnico, Arnaldo Claudio, para discutir una solución al problema de seguridad pública. 

“Sabemos que la razón principal de la molestia de los policías, que se manifestó por varias semanas con el ausentismo, no es el pago de horas extra, sino la pérdida de beneficios de retiro y paga de los días de enfermedad no utilizados.  Estamos comprometidos con nuestros policías con la implementación de una aplicación que facilite el proceso del pago de horas extra uniformemente en el Negociado”, indicó por escrito Hernández. 

Ortiz Pérez planteó que sintió un “mal presentimiento” y decidió enviar a su esposa e hija, de 7 años, a la casa de sus progenitores en Corozal, porque consideró que ellas estaban más seguras allá.

No se equivocó porque el mismo día que pasó María,  su jefe, el teniente Leslie Zeno Santiago, le permitió acudir a su hogar en Puerto Nuevo, San Juan, junto a varios compañeros y corroboró que  la inundación le cubrió sus dos vehículos y  enfangó la propiedad. 

“Estábamos acuartelados. Cuando llegué a mi casa después del día del huracán, encontré a mi casa inundada completa…todo fue agua se metieron tres pies de agua sobre el nivel de la casa y ahí estaba todos los muebles, nevera, ropa, camas. El agua cubrió la casa vuelta redonda. Me fui y seguí ayudando a la gente en la carretera, no podía hacer más nada”, relató Ortiz Pérez. 

Dentro de su tragedia pudo corroborar que su esposa, hija y su familia estaban a salvo en Corozal, así que del mismo modo que llegó, salió de su hogar y se activó de nuevo. 

Durante los pasados tres meses,  el agente motorizado ayudó a las personas  en la calle, ofreciendo escoltas a los camiones de gasolina y a los vehículos militares cargados con comida y suministros, y abriendo camino y acompañando a dignatarios por toda Isla.

Una vez abrieron las tiendas, tuvo que comprarse los uniformes y botas porque con la falta del servicio de agua potable y los daños ocasionados a su ropa por las inundaciones en su residencia no tenía ni con qué vestirse. 

“La Policía no da nada”, denunció Ortiz Pérez.