Ponce.  Sus cuerpos yacían inertes en el piso. Mordidas en los  cuellos, hocico, patas y orejas evidenciaban la tortura a la que habían sido sometidos antes de morir. 

Así fue como Antonio Torres encontró cuatro equinos dentro de los predios de la iglesia Pabellón de la Victoria del sector Vallas Torres; otro equino estaba moribundo.

Se presume que las heridas de los cuadrúpedos fueron causadas por una jauría de perros salvajes.

Fue el lunes cuando Torres se topó con la escena al ir,  como de costumbre, a darles comida. 

El sargento Ramón Pagán, coordinador para el bienestar y protección de animales de la región policial de Ponce, explicó que los cinco ejemplares, entre estos dos potros, estaban en unos establos a los que entraron  los canes para atacarlos salvajemente hasta causarles la muerte.

En el lugar, que mostraba rastros de sangre por todos lados, también fue encontrado un perro muerto, el que se presume fue uno de los atacantes que fue golpeado por una yegua que intentaba defender a su cría; otro equino que estaba  en un establo separado resultó ileso.

“El perro no guarda relación con los caballos ni el lugar, desconocemos cómo llegó allí”, sostuvo Pagán.

Destacó que el perro era de raza mixta, que se veía corpulento y tenía collar. 

Como parte de la pesquisa, se cree que el perro no actuó solo y  pudo estar acompañado por otros.

“Hasta ahora nadie ha salido a decir que era el dueño del perro”, indicó Pagán.

El sargento mencionó que los perros que cometieron el cruel acto pueden ser callejeros o tal vez sean  guardianes entrenados, lo que no se podrá corroborar hasta que se identifique un dueño.

Como parte de la evidencia recopilada, la Policía ocupó el collar del perro muerto y tomó fotografías de los equinos.

“Le pedimos al dueño que llame a la comandancia para que explique por qué tiene los perros sueltos, ya que son un peligro para la ciudadanía y otros animales”, indico el sargento, quien es el único en la región autorizado por el Colegio de Médicos Veterinarios a dar el disparo de gracia a los equinos  moribundos.

Reiteró que de concluir que una persona es la responsable de los perros, podrían haber acusaciones por violación el Artículo 1805 del Código Civil que indica que todo dueño de un animal es responsable de los perjuicios que causare, aunque se escape o se extravíe.

Las pérdidas de los equinos fueron estimadas por el dueño en $22,400.

Primera Hora intentó obtener una reacción del pastor Carlos Martínez, pero no estuvo disponible; allí opera un colegio. 

Los cuerpos de los caballos fueron removidos por personal del Municipio de Ponce que luego los sepultarían en el vertedero municipal.

Vecinos reportan otros casos

José Irizarry, residente de la calle La Vía de esta comunidad, narró cómo de cuatro caballos perdió tres atacados a mordiscos por los perros del área.

El mismo día del hallazgo de los caballos muertos en la iglesia vecina encontró una yegua muerta cerca de su hogar.

“Hablé al cuartel de La Playa y no me quisieron tomar la querella por falta de evidencia”, comentó el perjudicado. 

Aseguró que se trata de cuatro perros, que parecen ser de raza pitbull mezclados y que salen en las noches a atacar.

Sin embargo, contó que el pasado 20 de agosto, a plena luz del día, su suegra Edna Rolón escuchó ruidos y al asomarse al balcón vio a una de sus yeguas herida y a varios perros atacándola.

“Ella salió con un palo y los espantó, la yegua murió”, dijo el hombre, quien añadió que todos los caballos muestran las mismas heridas compatibles a mordeduras de perro.

Por su parte, Tito Guillén, vecino de la comunidad, manifestó que los perros salen de noche y que en ocasiones los ha escuchado peleando.

“Si atacan un caballo le hacen lo mismo a un envejeciente o a un niño”, opinó.

Guillén recordó que han sido varios los equinos encontrados muertos y que incluso también hallaron más de una decena de gallos de pelea muertos.

El coordinador para el bienestar y protección de animales exhortó a toda persona que pueda tener información sobre este incidente a que llame a la Policía  al 787-343-2020. (Darisabel Texidor Guadalupe)

¡Increíble accidente con caballo desbocado!

Mayagüez.  Se acababan de estacionar a orillas de la calle Ramón Emeterio Betances,  frente a una farmacia, y entonces pasó lo increíble: un caballo desbocado corría hacia su vehículo.

Como enloquecido, el equino trepó sobre el bonete del carro y con sus patas rompió   el cristal del parabrisas y quedó incrustado  a medio cuerpo.

Eran aproximadamente las 2:00 p.m. del lunes cuando Yary Matos ya se había bajado del carro, al igual que la otra persona que ocupaba un asiento en la parte delantera. 

Sin embargo, su hija quedó atrapada en el asiento trasero mientras el caballo luchaba   por zafarse del cristal en el que  quedó encajado. 

 “(El caballo) venía corriendo de allá como loco. Él quiso frenar pero, por ser asfalto, las pezuñas resbalaban. Cuando llegó al carro, lo que hizo fue que brincó y se quedó clavado con las patas dentro del cristal”, narró Johnny Wilson, empleado de la farmacia, quien salió a ver la escena tras oír la conmoción de la gente.  

“Si no se hubieran salido los del carro, se hubieran matado con las patadas del caballo”, opinó Wilson, destacando que si la persona que estaba en el asiento de atrás salía, el caballo la pateaba.

El testigo relató que cuando el animal intentó salir, se lastimó más con los cristales, pero al zafarse ya sus patas estaban destrozadas. 

“Yo soy extranjero y en mi país (Ecuador) yo no veo caballos en la calle. Que en Puerto Rico se vean caballos todavía en la calle, es algo raro, porque las pezuñas del caballo no están diseñadas para estar en cemento”, acotó.

No hubo heridos, con excepción del caballo que tuvo que ser sacrificado. (Daileen Joan Rodríguez)