“¿Qué es esto?”

Estas fueron las últimas palabras que Sara Barceló Segarra escuchó decir a su padre Antonio Barceló Jimenez en voz alta antes de que una ráfaga de balas le arrancara la vida la madrugada del 11 de diciembre de 2004.

“No termina de hablar. Baja la cabeza y deja de reaccionar por completo”, agregó la mujer, de 24 años, durante la vista preliminar que se sigue en el Tribunal de Bayamón contra cuatro de los cincos imputados por la muerte de su padre y sus dos hermanas Yahaira Barceló Segarra y Laura Barceló Rosario.

Billy de Jesús Reyes, Alex Rivera Huertas, Israel Sánchez de la Rosa y Ángel Díaz Vélez enfrentan un cargo de asesinato por cada muerte y un cargo de conspiración para cometer el crimen ocurrido hace una década. Todavía se encuentra fugitivo Abdiel Moreau Dones.

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Ante el juez Rafael Villafañe Viera, del Tribunal de Bayamón, Barceló Segarra explicó que esa madrugada transitaba por la carretera PR-2 en un vehículo Grand Marquis color marrón, que manejaba su papá, que en ese momento se desempeñaba como Procurador de Menores.

Dirigida por las preguntas del fiscal Martín Ramos Junquera, de la División de Crimen Organizado del Departamento de Justicia, relató que esa madrugada regresaba a su casa en Miramar tras había acudido a un evento artístico deportivo -que combinaba baloncesto y música de reguetón- con sus hermanas Yahaira, Laura, María del Mar Barceló Rosario y su amiga Jang Lee.

“Estábamos parados en un semáforo rojo cuando comienza todo”, apuntó la primera testigo de cargo.

“La luz se torna verde. El vehículo comienza su movimiento y se escuchan unos ruidos como petardos”, abundó.

La mujer, que en ese momento tenía 13 años, narró que todos los pasajeros se voltearon a mirar y que ella giró su cabeza hacia el lado izquierdo.

“Todos los sonidos provenían del lado izquierdo”, dijo.

Señaló que durante el ataque hubo dos ráfagas de disparos y que posteriormente escuchó unos disparos sueltos.

“Tengo esa imagen de ese hombre disparando un arma larga”, indicó.

“En mi imagen lo que hay es un vehículo al frente, otro al lado y al final otro vehículo”, agregó.

Relató también que como el vehículo continuó moviéndose, le gritó a su hermana María para que tomara el volante y ésta movió el Grand Marquis hasta que chocó con un muro.

Al inicio de su testimonio, la testigo besó una sortija que llevaba en la mano izquierda y la voz se le quebró cuando identificó una fotografía donde podía observar el cuerpo de su hermana Laura.

“Se ve mi hermana Laura como la vi por última vez”, afirmó.

En el contrainterrogatorio, los abogados Irving Prado Galarza, Alejandra Belmar Jiménez, de la Sociedad para la Asistencia Legal, y Fran Pérez Galarza insistieron en preguntas sobre las declaraciones previas que ofreció la testigo y la ausencia de una declaración jurada.

“Me han dicho que ‘has declarado lo mismo. Siempre has sido constante'. Que no he cambiado nada”, respondió a una pregunta sobre qué le habían comentado los fiscales sobre sus declaraciones.

Los abogados también insistieron en preguntas sobre el lugar qué ocupaban los pasajeros en el Grand Marquis para tratar de establecer que la testigo no tenía visibilidad para ver al atacante.

Según Barceló Segarra, su padre manejaba el carro, a su lado estaba Laura y luego María. En la parte trasera, se encontraban Yahaira (detrás de su papá), Jang y la testigo en el extremo derecho y el punto más lejano del lugar de donde provenían los disparos.

La testigo respondió que no podía ofrecer una descripción del hombre que vio disparando y que tampoco podía describir los tres vehículos que “sintió” pasar por el lado del carro de su papá durante el ataque.

Apuntó que “nunca” no ha podido hablar del asunto con su amiga Jang, pero que en las conversaciones que ha sostenido con su hermana María ambas “escuchamos lo mismo”.

La vista continúa el lunes a las 9:00 a.m.