Las horas del día no parecen tener fin cuando hablamos de muertes violentas.

Tres de los cuatro asesinatos que se reportaron ayer en la Isla ocurrieron en el área de Puerto Nuevo, San Juan, y en un periodo de 12 horas.

Una de las víctimas era mozo en un restaurante en Santurce. Su cadáver con al menos un impacto de bala en la cabeza fue localizado a las 12:40 p.m. en el interior de un vehículo marca Toyota Corolla, color gris, del año 2013 en la calle Amur de la urbanización Reparto Landrau en Puerto Nuevo. 

El occiso, identificado como José L. Rivera Ortiz, de 43 años, que vivía en la calle Bohemia en Puerto Nuevo, fue reportado como desaparecido el domingo por su esposa luego de que ese día no se reportara a trabajar en el restaurante. 

Los investigadores también indagaban qué tipo de conexión existe entre los primeros dos asesinatos ocurridos con cuatro horas de diferencia en Puerto Nuevo. 

El primer crimen se reportó a las 12:43 a.m. frente al edificio 21 del residencial Vista Hermosa en Puerto Nuevo donde sicarios asesinaron a Gybranm R. Muller Otero, de 18 años, vecino del lugar.

Muller Otero tenía expediente criminal por violación a la Ley de Sustancias Controladas en mayo del 2016. 

De otro lado, a las 4:42 a.m. William Córdova Encarnación, de 24 años, vecino también del residencial Vista Hermosa fue acribillado a balazos en la calle 47 de la urbanización Las Lomas, en Puerto Nuevo, luego de ser secuestrado y transportado en un automóvil color blanco de modelo desconocido.

Las autoridades también investigan el crimen de un hombre que fue baleado y lanzado en una quebrada del barrio La Mesa de Aguas Buenas y el hallazgo de una osamenta humana envuelta en una sábana en un solar baldío en la marginal de la urbanización Vista Mar en Carolina.

Sin nueva evidencia

La secretaria de Justicia, Wanda Vázquez Garced, informó ayer que la prueba de ADN mitocondrial presentada en el caso del asesinato de Haydée Maymí, su hijo de cinco años y su hija de dos años en hechos ocurridos en Trujillo Alto en 1989 en nada varía el veredicto de culpabilidad de Juan Carlos Meléndez Serrano y Antonio Ramos Cruz.

La prueba consistió en la comparación de vellos púbicos encontrados en la ropa interior de la víctima y los convictos, que dio resultados negativos.