El juez Harry Massanet Pastrana, del Tribunal de San Juan, encontró esta tarde a Pedro Rivera Santana culpable del asesinato de su vecina Ilene Berríos Villegas, ocurrido el 28 de junio de 2014 en medio de un juego de dominó.

Parado al lado de su abogado por designación de oficio, Moisés Abreu Cordero, el hombre, de 72 años, miró hacia el final del salón de sesiones como absorto en sus pensamientos.

Los fiscales Darío Vissepó Muñoz y Elba Acevedo Pérez imputaron a Rivera Santana un cargo de asesinato en primer grado, pero el juez lo encontró culpable de un cargo de asesinato en segundo grado por entender que el crimen ocurrió como resultado de un evento de cólera por una discusión entre el ahora convicto y una vecina de la urbanización Estancias de Campo Llano en Río Piedras.

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Massanet Pastrana también encontró al hombre culpable de un cargo de tentativa de asesinato por disparar contra Rose Mary Fonseca y por cuatro violaciones a la Ley de Armas.

Como los delitos no contemplan el privilegio de una sentencia suspendida, procedió a sentenciar de inmediato al septuagenario, quien estaba despeinado y cuyo rostro lucía una barba en ciernes.

En total, el togado sentenció a Rivera Santana a 102 años de cárcel. De esta cifra, 52 años corresponden a las violaciones a la Ley de Armas, penas que tiene que cumplir de forma consecutiva y en años naturales.

Los familiares de la víctima escucharon en silencio las palabras del juez y al salir de sala 1103 agradecieron a los fiscales su trabajo.

Concluida la breve alocución del juez Massanet Pastrana, Abreu Cordero pidió al juez que refiriera el caso de Rivera Santana a la Sociedad para la Asistencia Legal para la apelación y que designara un perito forense para apoyar un planteamiento de defensa de trastorno mental transitorio.

Al declarar no ha lugar ambas peticiones, Massanet Pastrana recordó al abogado que el Tribunal de Apelaciones y el Tribunal Supremo rechazaron su petición del perito para la defensa de insanidad mental.

También pidió a Abreu Cordero que presentara la correspondiente moción de relevo de representación legal.

Durante el día de hoy, los fiscales Vissepó Muñoz y Acevedo Pérez sentaron a sus últimos dos testigos: Luis Felipe Ortiz, esposo de la víctima y la agente investigadora del caso Taisha Segarra, de la División de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) de la Policía.

La defensa, por su parte, sentó a declarar al agente Miguel Rodríguez también del CIC.

Ambas partes, además, presentaron argumentaciones finales.

En su turno, Vissepó Muñoz repasó la prueba, que estableció que la noche de 28 de junio surgió una pelea entre el acusado y una vecina de nombre Rose Mary Fonseca durante un juego de dominó.

"Desde horas antes de los hechos Pedro Rivera Santana había hecho manifestaciones de que quería matar a Rose Mary. El acusado quería matar a alguien y la idea la tenía muchas horas antes", apuntó.

Indicó que luego de esa pelea, en la cual Fonseca lanzó una lata de cerveza al acusado y se tiraron con sillas de ambas partes, el hombre partió a su casa a buscar el revólver, que luego utilizó para disparar primero contra Fonseca y posteriormente contra Berríos Villegas, de 40 años, cuando ésta amenazó con llamar a la Policía.

Las balas no alcanzaron a Fonseca, pero Berríos Villegas recibió tres disparos y murió poco tiempo después que llegó a la sala de emergencias del Centro Médico.

"Se desquita con la única persona que se ocupaba de él. La que le llevaba comida y lo iba a visitar al hospital", subrayó el fiscal.

El licenciado Abreu Cordero, por su parte, enfiló sus cañones hacia Fonseca, a quien describió como la verdadera culpable del crimen y a quien acusó de abusar de su representado "un anciano decrépito".

"Don Pedro llega allí tranquilo. Estuvo tres o cuatro horas viendo el juego de dominó y ayudando a contar los números", apuntó.

"Cuando Rose Mary agredió a don Pedro no fue al final sino al inicio del incidente donde le llamó viejo cabr… y le tiró con una cerveza y con una silla", apuntó.

También atacó la investigación realizada por las autoridades porque, según dijo, era "mediocre" y omitió detalles importantes como ocupar la ropa de la víctima y levantar huellas dactilares del revólver.

Además, cuestionó si su representado tuvo tiempo para ir a su casa a buscar el revólver y planteó que esa arma la tenía Rose Mary Fonseca.

"Se la arrebató a Rose Mary para defenderse de la pela que le estaba dando. Eran fundamentales las huellas dactilares porque iban a delatar que Rose Mary poseía el arma esa noche", afirmó.