Río Grande.- Claes Nystrom y Julia Elhag, los dos turistas suecos que se extraviaron desde el miércoles en la espesa vegetación de El Yunque, revelaron que utilizaron hojas para calentar sus cuerpos en la noche mientras racionaron hasta el máximo la única botella de agua potable que les quedó durante su exploración del bosque.

Extenuados y deshidratados, los visitantes fueron ubicados por personal de la Agencia Estatal para el Manejo de Emergencias (Aemead) a media mañana y poco después de las 11:00 a.m. llegaron al lugar estratégico donde técnicos de emergencias médicas los atendieron en una ambulancia. 

 “Perdimos el camino y entonces nos perdimos”, manifestó Nystrom, quien admitió a uno de los rescatistas que llegaron a temer por su vida. La pareja permaneció más de 20 horas desorientada en el bosque subtropical cuya extensión total cubre ocho pueblos del noreste.

“Nos colocamos unas hojas sobre nosotros para mantener la temperatura del cuerpo alta y nos mantuvimos juntos. Comimos maní y teníamos una botella de agua, pero se acabó”, agregó Nystrom, quien viajó con su pareja a El Yunque como parte de una agenda de siete días de vacaciones en la Isla.

Elhag, de 27 años, y Nystrom, de 25, lucían ansiosos y expresaron su gratitud a los rescatistas que los ayudaron a salir. La pareja, que se hospeda en un hotel del Viejo San Juan, pernoctó en el bosque y al amanecer intentó en vano volver a una de las veredas principales, pero no lo logró. Estaban perdidos desde las 4:45 p.m. del miércoles, cuando el sistema de emergencias 9-1-1 recibió una primera llamada de los turistas. 

Fue Elhag la que se comunicó entonces y de inmediato se cursó una querella que propició la movilización de la Policía y la Aemead. Las autoridades organizaron una búsqueda, pero ayer, miércoles, los esfuerzos iniciales no rindieron frutos. Esta mañana, la gestión se reinició con 17 rescatistas movilizados en tres grupos. 

 “A eso de las 10:05 a.m. nos llamaron desde un teléfono distinto al de la querella y nos indicaron donde se encontraban”, explicó Nino Correa, coordinador de búsqueda y rescate en la Aemead, al precisar la movilización que una hora después permitió sacarlos.

Correa explicó que el miércoles, a eso de las 8:30 p.m., hubo contacto telefónico con la pareja, pero cuando el personal de rescate llegó al lugar identificado según las coordenadas del teléfono móvil, no estaban. 

El experimentado rescatista atribuyó la situación, en parte, al código de área no local del teléfono y el margen de error que siempre existe en los sistemas de localización global por satélite (gps).

Otro factor, según Correa, es que la pareja no permaneció inmóvil sino que continuó moviéndose en el bosque. 

“La dificultad que tuvimos en el proceso de búsqueda es se estaban moviendo en varias ocasiones. Salieron del lugar en que estaban, un sitio que ellos llamaron el campamento, donde había una cascada pequeña. Esa cascada está al final de la vereda, que está cerrada y por donde entraron”, sostuvo Correa.

Se refirió a un camino que está bloqueado y que tiene un letrero en el que se advierte que no debe entrar por la vereda. Además, notifica sobre la penalidad aplicable, de penetrar al lugar. La ruta en cuestión está cerrada debido a varios derrumbes. 

Aunque el letrero advierte sobre multas de $5,000 a $10,000, a Nystrom y Elhag el Servicio Forestal de los Estados Unidos, que administra el Bosque Nacional de El Yunque, solo les impuso una penalidad de $300 por penetrar una vereda clausurada al público debido a “condiciones inseguras”, según lee claramente el aviso pegado a una valla roja a la entrada de la citada ruta. 

Después que los turistas suecos fueron evaluados por paramédicos en una ambulancia, declinaron ser llevados a una clínica, aunque estaban deshidratados. “Lo que mencionaron es que estaban cansados, deshidratados. Inclusive el caballero dijo que pensó que iba a morir. En ese sentido los muchachos le dieron apoyo sicológico y médico para estabilizarlo”, narró Correa.

A pesar de la odisea de perderse en el bosque, al marcharse Nystrom se mostró entusiasmado de culminar feliz su estancia en la Isla. “Vamos a disfrutar el viaje en Puerto Rico. Vamos a irnos de compras y ver la ciudad”, contó sonriente.