El juez Carlos Salgado Schwarz del Tribunal de Bayamón concluyó que la investigación que desembocó en la presentación de una denuncia por asesinato en primer grado contra Luis Gustavo Rivera Seijo por la muerte del niño Lorenzo González Cacho estuvo repleta de "errores".

En una resolución en la que explica su determinación de no encontrar causa para juicio contra el hombre conocido como El Manco, también indicó que no admitió la confesión del imputado porque se tomó en violación a la Quinta Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos y el Artículo II de la Sección de la Constitución de Puerto Rico, que garantiza el derecho a no autoincriminarse. 

"Este caso está plagado de errores investigativos y de ausencia total de prueba que coloque al señor imputado en la escena donde ocurrió el hecho por el cual se le pretende acusar", afirmó el togado, que presidió la vista preliminar.

 "Estos problemas evidenciarios provocan que tanto, a la luz de la inadmisibilidad de la confesión presentada, y aún de ser admitida, la ausencia de valor probatorio, entiéndase, como cuestión de hecho también, este Tribunal entiende que el Ministerio Público no pudo satisfacer el quantum requerido para la etapa de vista preliminar para sostener una determinación de causa, por lo cual el Tribunal  determina NO CAUSA en la denuncia presentada en contra del señor Luis Gustavo Rivera Seijo", agregó, 

Como parte del análisis, contemplado en el documento de 36 páginas, Salgado Schwarz repasó con detenimiento la confesión que agente del Negociado Federal de Investigaciones, John Morales, tomó a Rivera Seijo el 6 de agosto de 2010 y resaltó que la misma no se grabó en audio o vídeo. Afirmó también que esta confesión es inadmisible al amparo de la Regla 109C de Evidencia. 

"No hay forma de acreditar que la renuncia a este derecho constitucional fuera una inteligente y con conocimiento de las consecuencias de la renuncia", apuntó en referencia al derecho contra la autoincriminación. 

"Sin embargo, atendiendo el contenido de la confesión presentada en el caso, la misma sufre de un defecto de corroboración", añadió. Para probar esa falta de corroboración, 

Salgado Schwarz enumeró las incongruencias en la confesión. 

"Empuja la puerta que da acceso del patio a la residencia, pero la puerta abre hacia afuera. Tampoco hay evidencia de huellas dactilares que corrobore que en efecto tocó la cerradura o cualquier parte de la puerta", apuntó el togado. 

"Las voces le dicen que mate y da tres o cuatro puñaladas, pero el patólogo declaró que el primer golpe fue el trauma mediante golpe contundente, que no fue parte de la confesión", agregó. 

Además, mencionó que Rivera Seijo confesó que la madrugada del 9 de marzo de 2010 se quitó los zapatos al entrar a la casa en la urbanización Dorado del Mar, que Lorenzo compartía con su mamá Ana Cacho y sus dos hermanas, para no hacer ruido, pero dijo que salió corriendo sin mencionar que se puso los zapatos. El calzado no apareció en la residencia.  

Las autoridades tampoco recuperaron el cuchillo y presunta arma homicida que Rivera Seijo dijo que enterró en otra residencia cercana luego de cometer el crimen. 

"Según la confesión estaba lloviendo, no hay pisadas con agua en la escena tampoco. Nunca dijo en la confesión nada sobre el celular que apareció en el sofá de mimbre, ni hay huellas, ni rastros de ADN en éste para que lo pongan en posesión de él. Y los papeles, que en la misma confesión van del estacionamiento del Burger King volando hacia el patio de la señora Ana Cacho, y luego en la misma confesión están en el zafacón de la cocina. Pero al final del procesos investigativo están en una bolsa en el patio", precisó el juez.