Cada vez que sale un superintendente de la Policía y entra uno nuevo, la institución sufre una sacudida debido al cambio de mando, a la reorganización del equipo de confianza del nuevo jefe policiaco y a la interrupción de los procesos que ya estaban encaminados.

La salida del superintendente Héctor Pesquera, quien tuvo una jefatura de 18 meses con dos administraciones diferentes, pone de manifiesto esta realidad, con el ingrediente, de que quien asuma el mando  deberá dirigir no solo la Policía, sino lidiar con el asesor de cumplimiento técnico, Juan Mattos, asignado para atender el asunto de la reforma.

El ex fiscal federal, Osvaldo Carlo, indicó que con la salida de un superintendente, rápido va a haber un cambio en la esfera de mando de la Policía, que impacta a todos los oficiales que tienen funciones de confianza.

“Va a llegar una persona nueva y va a querer su equipo de trabajo. Eso va a tener un efecto en todas las gestiones que están en progreso, lo cual en este caso incluye el cumplimiento con la orden federal”, dijo.

A juicio de Carlo, la labor que le espera al nuevo súper no está nada de fácil, por lo que implica el atender la orden del Tribunal Federal de la reforma en la Policía y los requerimientos del asesor de cumplimiento técnico (TCA) asignado, en este caso, Juan Mattos.

“Él va  a tener que dividir su tiempo entre trabajar con ese asunto y correr el día a día de la Policía. Además, tiene que trabajar con una serie de iniciativas importantes que dejó encaminadas Pesquera, entre ellas, el mejorar la capacidad de su inteligencia criminal en la Policía”, acotó.

“Donde único hay una esperanza de detener la ola de asesinatos, es en el desarrollo de esa capacidad de inteligencia criminal, que la Policía de Puerto Rico perdió después de los sucesos del Cerro Maravilla”, acotó.

Una de las cosas que Pesquera mencionó que quería hacer, dijo, era crear una división de inteligencia y un organigrama de la actividad criminal en Puerto Rico.

“Eso lo que te permite es que, cuando hay un asesinato en esas gangas, poder determinar quiénes van a hacer las posibles tarjetas de la represalia. Eso es lo  que, entre todas las cosas, tendría mayor impacto en las muertes que están promediando en este país”, señaló Carlo.

El abogado comentó que cuando la DEA y el FBI realizan un operativo es porque ha habido un trabajo de antemano de sus unidades investigativas. Agregó que todo está unido a un trabajo de inteligencia y que no es por casualidad que se encuentran unos narcotraficantes y los arrestan.

En Puerto Rico, acotó,  quedó en desuso la figura del agente encubierto. Carlo reconoció que  fue a consecuencia del descrédito y la desconfianza levantada en el pueblo a raíz de los asesinatos de Maravilla y la revelación del carpeteo de independentistas.

“Aquí en Puerto Rico entramos en pánico después de los  eventos del Cerro Maravilla, determinándose que había que limitar las funciones del grupo de inteligencia de la Policía. Eso es algo que  tenemos que dejar atrás si se quiere capturar a los criminales”, apuntó.