Quebradillas. Doña María Ríos Sánchez fue despedida por sus seres amados al son de rancheras mexicanas cantadas por un mariachi.

En su caja de madera, la mujer de nacionalidad mexicana que fue asesinada vilmente el pasado jueves en su hogar, fue vestida con una blusa blanca y coloridas flores, cubierta por un abrigo crema y en el pelo un arreglo color verde brillante.

En sus manos, a la fiel devota de la Virgen de la Guadalupe le colocaron un rosario blanco y en el pecho una cruz.

En medio del inmenso dolor por la terrible pérdida, las decenas de personas que rendían sus respetos a los familiares en la funeraria Ramos en Quebradillas, también celebraban la noticia de la captura de los responsables del vil asesinato de la comerciante de 83 años, quien aparentemente murió luchando por su vida.

Relacionadas

“Sé que uno de ellos ayudaba a mami a pintar su negocio y en la casa”, dijo Carlos Ramos Ríos, hijo de la occisa, quien viajó de San Diego en febrero pasado, para visitar a su madre.

Para entonces, dijo haber intentado convencerla de que se fuera a residir con ellos, “pero ella no quería, pues como vemos, tenía mucha gente que la quería aquí”.

Durante su visita, entre varias personas ayudaron a limpiar la casa de doña María, en las parcelas Terranova del sector Las Talas, donde Carlos logró conocer a uno de los presuntos implicados en el crimen contra su madre.

“Por dos semanas que estuvimos trabajando, (lo veíamos) todos los días. Se miraba de confianza, no nos podíamos imaginar que fuera ese tipo”, expresó Carlos, al tiempo en que su hermano Edwin comentó que “después de limpiar la casa, también pintó su puesto de verduras en la plaza de mercado. Mi mamá lo contrató otra vez, sin saber lo que le iba a pasar”.

Ariel Rivera, un amigo y cliente fiel de doña María, la describió como una mujer muy devota de la Virgen de Guadalupe.

“Siempre le pedí a la Guadalupe que los cogieran antes de que la despidieran y así fue”, dijo Rivera, lamentando la manera en que terminaron los días de su amiga.

“Ella era una mujer muy sociable. Yo le decía que se fuera con los hijos y ella me contestaba que aquí estaba su vida. El otro día la vi y le pregunté qué iba a hacer. Me contestó que estaba pensando hacerles caso. Cuando me dijeron que la habían matado, no lo podía creer”, expresó con pesar el hombre, quien dijo haberla visto por última vez el lunes.

Por su parte, el hijo de doña María infirió que a su madre la mataron porque ella logró identificar a su atacante.

“Si la dejaban viva, ella los iba a denunciar”, lamentó.

“No les quedaba de otra pues, asesinarla como los cobardes que son. Los animales y bestias que son ellos”, expresó Edwin, manifestando su gran dolor.

Fue uno de los sobrinos de la anciana quien llegó hasta su casa el jueves por la tarde, extrañado porque nadie la había visto en dos días. Cuando llamó y nadie respondió, sospechó que estaba muerta, pero no imaginó que asesinada.

Joel González de 32 años, no pudo narrar la impresión que tuvo, cuando entró a la casa y vio la sangre de su tía en la sala.

“No quise entrar al baño, porque sabía que ella estaba allí. Sentía su olor. Fue cuando le dije a mi hermano que llamara a la Policía, porque eso no era una muerte natural”, expresó.

Tres sospechosos

El inspector Ángel Viera, director del CIC de Arecibo identificó a tres hermanos como los responsables de la muerte de la comerciante.

Uno de ellos coopera con su testimonio mientras, anoche se le radicó cargos a Francisco Romero Bruno; y un tercero está siendo buscado.