Con aplomo y en un tono sosegado Sherly Ann Goire Ávila relató el momento en que en medio de una discusión por celos con su expareja Alberto García Merced, la garata se salió de control y culminó en un confuso hecho violento en el que su cervical sufrió una fractura que la dejó cuadripléjica y con una ínfima probabilidad de 4 por ciento para volver a caminar.

El testimonio fue el primero del juicio que se lleva contra García Merced, quien enfrenta cargos por violación al Artículo 109 del Código Penal, por agresión agravada, y por violación al Artículo 3.2 de la Ley 54 de Violencia Doméstica por los hechos ocurridos el 4 de junio de 2017. También se le acusa por violación al Artículo 2.8 de la Ley 54 por violar una orden de protección al tratar de comunicarse con Goire Ávila entre el 7 y 21 de junio de 2017, mientras ésta convalecía en la unidad de cuidados intensivos en Centro Médico, en Río Piedras.

En la sala 602 de la jueza Janette Perea López, del Tribunal de Bayamón, Sherly Ann declaró en detalle lo ocurrido aquel 4 de junio, cuando los ánimos ya estaban caldeados desde dos días antes pues la joven de 28 años cuestionaba una tardanza al hogar que tuvo su expareja. Él insistía en que estaba trabajando, pero ella nunca le creyó y le inquirió durante varios días que le “dijera la verdad”.

Según la testigo, la tarde de los hechos la pareja compartió en un pasadía con BBQ en la casa de los papás de García Merced. Allí el ambiente fue de confrontación y se pasaron “tirando indirectas”. En un momento dado ella -que admitió a preguntas de la abogada Paulette Lartigau haber estado bajo los efectos de alcohol (cinco cervezas, específicamente)- quiso marcharse de la casa de sus suegros, pero él no la dejó porque podía ser peligroso pues con anterioridad Sherly Ann había tenido un accidente automovilístico.  A través del contrainterrogatorio, la defensa llevó a Sherly Ann a responder con un “sí” que cada vez que “se daba las cervecitas hacía escenas de celos” a su pareja. Él, supuestamente, siempre resolvía estas “escenas” ignorándola.

El convenio el día de la barbacoa, según dijo Sherly Ann a preguntas del fiscal Juan Ayala, fue irse juntos hacia el lugar donde ambos residían para el 2017, en el barrio Guaraguao de Guaynabo. Al llegar a la casa, la pareja tuvo un nuevo encontronazo. Pero en esta ocasión hubo una agresión por parte de García Merced. “Él me empujó frente al balcón y caigo en unas matas”, expresó Sherly al agregar que del golpe recibió una cortadura en el brazo derecho. Este dato no fue revelado por la testigo en su declaración jurada inicial y fue una información que trascendió en la vista preliminar.

Luego subieron (vivían en un segundo nivel) al hogar y la discusión proseguía, incluso en el baño, pues ella se disponía a realizar una necesidad fisiológica. “Yo le preguntaba, pero él me seguía ignorando. No me decía lo que yo quería oír… quería saber dónde estaba (dos noches antes) y por qué  no me llamó… estaba desesperada por saber la verdad”, testificó.

Dijo que el coraje se apoderó de ella. “Pierdo el control y comienzo a agredirlo… él se baja para taparse la cara”, aceptó en sala la joven al añadir que continuó golpeándolo, en esta ocasión en la espalda. Dijo que le estuvo dando con los puños a García Merced “como por dos minutos”.

Narró que en un momento dado su expareja -que estaba agachado evitando golpes- se levanta, la agarra, la voltea de espalda a él y mete sus manos por las axilas hasta llevarlas al nivel de su cabeza.

“Ahí empieza a hacer presión a mi cuello hacia abajo hasta que me hizo ‘clac’… automáticamente, mi cuerpo se apagó. No sentía mi cuerpo”, expresó quien le solicitó entonces García Merced que llamara una ambulancia. Éste llamó al 9-1-1, pero antes se comunicó con su papá. En ambas llamadas la alegación fue que Sherly Ann se había caído.

Paramédicos la llevaron al Hospital Regional de Bayamón. Luego la trasladaron a la unidad de trauma del Centro Médico, en Río Piedras. Allí, nuevamente, la pareja indicó que todo se trataba de una caída. Fue al otro día, que Sherly Ann le “confesó” a sus progenitores su versión de los hechos.

García Merced y sus abogados insisten que todo se trata de un accidente ocurrido en el momento en que el hombre trata de calmar a Sherly Ann, cuando esta lo golpeaba. Su teoría es que ahí ambos cayeron al piso y pudo haber ocurrido la lesión en la columna vertebral.

Sherly Ann explicó que fue su mamá quien recurrió a la policía y fiscalía a solicitar una orden de protección en contra de García Merced, una directriz del tribunal que el hombre violó al enviar por más de dos semanas mensajes por Whatsapp al celular de la víctima.

La mujer dijo haber leído sólo algunos de los mensajes pues la pusieron “triste”. Ayer se entregaron al tribunal una veintena de fotografías de esos mensajes como prueba de la fiscalía.

La misma Sherly Ann -quien perdió movimiento de la cintura para abajo y mueve sus manos con dificultad- leyó algunos de estas expresiones en la sala de la jueza.

“Bebé, no sabes cuánto deseo que esta pesadilla termine”. “Sherly, te amo y nunca me cansaré de decírtelo”. “Pai y mai, al igual que yo, sufrimos por la mujer que se robó nuestros corazones”. “Hola bebé, ya son siete días sin saber de ti… no sabes cómo te espero todas las noches para que llegues y me despiertes con un kiss”. “Ya son 13 días de esta agonía que me está matando…”, son algunos de los mensajes que García Merced envío entre el 7 y el 20 de junio de 2017.

El juicio continúa hoy.