Si el nuevo jefe de la Policía estatal, James Tuller Cintrón, tiene "de buenas" a los más de 15,000 hombres y mujeres que laboran en esa agencia, su trabajo le irá mucho más fácil, según líderes de tres gremios que agrupan a esos uniformados.

 Y todo comienza por aspecto económico, aún en tiempos de crisis fiscal y de desarrollo económico en el país. El Gobierno tiene varias deudas por saldar entre sus agentes y las mismas se calculan en millones de dólares. ¿La controversia más reciente? El pago días de enfermedad acumulados en exceso.

 Para Fernando Soler, vicepresidente del Concilio Nacional de Policías (Conapol), Tuller Cintrón evadió la pregunta de si conseguiría el dinero que hace falta para cumplir con ese compromiso establecido por ley y que se supone garantice a cada empleado público que se le paguen, a más tardar el 30 de marzo de cada año, hasta 18 días de enfermedad acumulado en exceso de 90.

Por orden ejecutiva divulgada en noviembre, sólo se pagarán cinco días.

"Cuando le preguntaron sobre los días de enfermedad, evadió la pregunta. No especificó nada y cuando le preguntaron si iba a conseguir el dinero, aparentemente no será así", dijo Soler al referirse a la primera reunión que tuvo Tuller Cintrón el domingo en la tarde en el Cuartel General.

 Conapol y el Frente Unido de Policías Organizados (FUPO) demandaron hace varios años a la Policía, exigiendo el pago del llamado retroactivo, una serie de leyes aprobadas que conllevaban aumentos salariales a los policías y que nunca fueron honrados. 

Se estima que la deuda podría alcanzar hasta $300 millones y aunque ya se han alcanzado unos acuerdos en el Tribunal de San Juan, una vista pautada para el 16 de diciembre pudiera ser aplazada ante la llegada de un nuevo jefe policial, que tendría el reto de identificar aunque sea una parte del dinero adeudado dentro del presupuesto de su agencia.

Por su parte, Jaime Morales, portavoz de la Corporación Organizada de Policías y Seguridad (Cops), hizó énfasis en la importancia de que se atienda la problemática económica que afecta a la agencia y a sus policías para que cualquier plan anticrimen funcione.

"Aquí lo importante es el interés, el deseo que tenga de tratar de resolver el problema. (Héctor) Pesquera se fue por las deudas que tiene la agencia con los Policías", opinó Morales al teorizar sobre las razones de la renuncia del predecesor de Tuller Cintrón, quien nunca precisó públicamente las razones de su dimisión.

"Este asunto hay que resolverlo de una vez y por todas", agregó. "Ellos (en la ciudad de Nueva York, donde Tuller Cintrón fue policía) buscaron los fondos y los mecanismos para tener a una Policía educada y motivada", dijo.

Cops tiene su propia demanda en los tribunales a favor de unos 500 integrantes con un reclamo similar al de FUPO y Conapol.

 Diego Figueroa, presidente del Frente Unido de Policías Organizados (FUPO), mientras, no se aventuró en cuanto a predicciones sobre el futuro de Tuller Cintrón, por lo que esperará en lo que desarrolla sus planes.

"El trae planes buenos. Ese plan de regresar a la Policía a la comunidad es extraordinario. No puedes usar a la Policía para echarte la comunidad encima. Tienes que hacer al Policía amigo de la comunidad", dijo Figueroa.

Tuller Cintrón, en conferencia de prensa el lunes, aludió a la importancia de tener presencia policiaca en las calles. A puerta cerrada, y según fuentes, recalcó sobre la importancia de la teoría de las ventanas rotas, que inspiró políticas de cero tolerancia en Nueva York y dio paso a múltiples iniciativas para combatir desde los delitos menos graves hasta los más violentos.

La teoría de las ventanas rotas, que reclama no restar importancia a los eventos pequeños que reflejan deterioro social fue la base de políticas impulsadas por Rudoph Giuliani en Nueva York, y las mismas sirvieron para mermar dramaticamente la incidencia criminal.

La citada teoría fue esbozada por los sociólogos Wilson y Kelling en 1982. La misma establece que hay una relación directa entre la aparición de desórdenes y el surgimiento de una auténtica delincuencia. Establece que si en una comunidad en un edificio se rompe una ventana y no se repara de inmediato, la estructura se sigue deteriorando hasta el colapso y lo mismo ocurre con la comunidad.

Sin embargo, lo que ha dado resultado en Nueva York, no necesariamente funcionará en Puerto Rico, según Soler. "Puerto Rico es bien diferente", apuntó. Si quiere implementar un plan así, hay que darle una oportunidad, pero uno que vive aquí y conoce a Puerto Rico, sabes que la gente no coopera. No creo que sea factible", opinó.

Para Soler, lo primero que tiene que hacer Tuller Cintrón es "devolverle" el Cuartel General a los policías. "Allí los tratan como perros, pero cuando vean que están trabajando por ellos, verán a los agentes dar mucho más", estimó.

Morales, por su parte, argumentó igualmente que el crimen en Puerto Rico es "diferente", por lo que no necesariamente tendría resultados una iniciativa como la inspirada por la teoría de las ventanas rotas.

"El denominador común aquí es el incentivo al Policía", machacó.

Para Figueroa, un policía "es lo mismo en Nueva York y aquí (Puerto Rico). "Pero hay diferencias culturales, de salario, equipo y respaldo. El tiene que trabajar para tener el respeto y la confianza de la Policía y la comunidad", sostuvo.

Los tres líderes gremiales sostuvieron un encuentro con Tuller Cintrón a mediados de noviembre. Hoy, lunes, todos coincidieron en que le darán espacio, posiblemente hasta que sea confirmado por el Senado, para entonces solicitarle una reunión formal.

 Tuller Cintrón, según una fuente de este medio que estuvo presente en la reunión de ayer, hizo alusión a su deseo de establecer su propio equipo, incluso más "joven". Por separado Morales, Figueroa y Soler reconocieron su derecho de hacer los cambios necesarios, aunque sin utilizar la edad como criterio.