No es lo mismo pero es igual
"Esta joven 'influencer' no informa, ni educa, y no tiene especialidad alguna. Es un espejismo creado para engordar los ‘ratings’, saciar la curiosidad del tercermundismo, el morbo y el insaciable interés por la vida ajena".
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 7 años.
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A los 21 años Jorge De Castro Font comenzó a trabajar en la Legislatura como ayudante, siendo apenas un soldado sin estudios. No hay que ser analista o politólogo para entender que este joven llegó al marmol del Capitolio por su linaje político. Cándidamente, el ex senador convicto por delitos de fraude y extorsión, reveló este dato en un noticiario televisivo, en donde defendió los contratos de asesoría dados a su hija, aconsejandole que no haga caso a la gente, porque siempre la van a criticar.
Andrea de Castro, cuyo mayor logro es ser ‘influencer y fashonista’, y que ha logrado una fama por revelar sus intimidades en las redes y en la televisión, goza de contratos en la Asamblea Legislativa, no ahora, sino desde el pasado cuatrienio. En realidad eso no debe sorprender a nadie, porque al final del día es hija de su padre y en la política todo se vale y los favores se pagan por generaciones.
La indignación que ha causado el contrato de esta jóven, trasciende el hecho de que no tiene preparación académica, ni licencia de relacionista, y mucho menos experiencia mediática, que no sea revelar su cuerpo y sus más íntimos secretos de manera masiva. Tal vez, es que se entrelaza con la lucha de los universitarios, o con el anuncio del salario insólito de la ex ministro de finanzas de Ukrania como Directora Ejecutiva de la Junta, y se sazona con los descaros continuos Trump.
Tal vez, este contrato, que en otro momento pasaría desapercibido, es la paja que le quiebró la espalda al camello y nos obliga a calar hondo buscando una explicación. ¿Cómo es posible que con tanta gente preparada, sin trabajo y ante un crisis sin precedentes, se escoja a esta joven como asesora? La respuesta es obvia. Por supuesto que un legislador va a quererse asesorar por alguien que sin haber logrado nada, tiene una profunda influencia sobre la masa.
Esta joven “influencer” no informa, ni educa, y no tiene especialidad alguna. Es un espejismo creado para engordar los ‘ratings’, saciar la curiosidad del tercermundismo, el morbo y el insaciable interés por la vida ajena. Es el colmo de a lo que hemos llegado.
En un país, sumido en la desesperanza, de una migración masiva, recortes de salarios y una jauja de alto copete a una señora que nos visitará una vez al mes desde Ukrania, un trapo de contrato a la hija de un político corrupto, es un balde de agua fría. Es la manifestacion clara de un país que no se respeta a sí mismo. Al mirarnos en ese espejo la falta de pudor nos lacera, porque todo esto, aunque no es lo mismo, es igual.
Colaboradores de diferentes sectores de la sociedad puertorriqueña analizan sucesos noticiosos al estilo de Primera Hora
Columnista invitado
Espacio de opinión sobre temas noticiosos y de interés para el País.