En estos días, los medios han reportado una larga controversia relacionada al cierre de escuelas. El tema, poco agradable, pues nadie quiere cerrar planteles por cerrarlos. Nuestras condiciones han cambiado. La población ha bajado gracias a un éxodo de boricuas amenazados por la situación económica, así como por causas naturales tras el paso de los huracanes Irma y María.

Estoy seguro de que existen datos para sustentar muchos de estos cierres, pero otros lucen caprichosos.

Tal es el caso de la escuela de béisbol en Comerío, la única de carácter público especializada en este deporte. El plantel Manuel Cruz Maceira fue rescatado de un cierre previo y abrió sus puertas en esta nueva faceta, en agosto de 2016. No fue un vente tú o un invento sacado de la manga. El proyecto se gestó gracias a una iniciativa del municipio, la unidad de escuelas especializadas del propio Departamento de Educación y la Universidad de Puerto Rico, recinto de Bayamón.

Allí 72 jóvenes comenzaron la aventura y un año más tarde, agosto de 2017, había subido a 95. Todo caminaba por el sendero correcto hasta que llegaron los huracanes. Tras el desastre natural unos 65 alumnos reanudaron su jornada. Se debe destacar que, aunque hubo un bajón en la matrícula, la estructura no se perjudicó con los efectos del huracán.

A pesar de ello, Educación la incluyó en su fatídica lista de cierres. La batalla ha sido campal y se destaca por la férrea defensa de la comunidad por su escuela. El aspecto de la matrícula puede quedar superada, pues se estableció que ya existe una lista de espera de 55 jóvenes que están deseosos de entrar al programa, lo que lograría llenar la matrícula de 100 alumnos. 

Muchos de estos jóvenes provienen de hogares en los cuales el dinero no abunda y sí el deseo. Llegan con una maleta de sueños para intentar triunfar en esta complicada disciplina. 

El otro particular son las instalaciones deportivas. El parque, que es utilizado por los jovencitos, tiene un terreno de juego en perfectas condiciones. Las instalaciones físicas, tal vez, fueron sacudidas, pero se trabaja en su rehabilitación para impedir accidentes. Se debe recalcar que lo importante es el diamante de juego, cual cámaras de televisión demostraron se pueden utilizar. Para los baños y duchas, existen los que ubican en el Auditorio Municipal.

El aspecto deportivo no compite con el educativo, sino que se armoniza. La secretaria levantó un cuestionamiento sobre el aprovechamiento académico que debe ser el mismo con relación a todo el sistema. Sin embargo, evaluar esta escuela con un solo año académico es injusto. Este año es irregular. Todos lo sabemos. Lo justo es permitir que funcione por tres años de forma consecutivos. Esto no es idea mía. Cuando está escuela vio su génesis, se planteó de esta forma. Una vez concluido este período, usted se puede sentar con datos en la mano para llegar a conclusiones. 

El lunes, el grupo que defiende la escuela se apuntó un gran aliado cuando el presidente del Senado determinó adoptar la escuela. De esta forma, se compromete a brindar recursos y estrategias para mejorar el plantel y su búsqueda de mejorar lo académico si fuera necesario.

Esto es saludable pues les permitiría a los jóvenes optar por becas deportivas en distintas universidades de los Estados Unidos, porque no todos van a firmar de primera intención y tiene esta segunda ruta para llegar a su sueño u optar por un título profesional. 

Ahora bien. Si la escuela es adecuada y el municipio se compromete en atender su planta física y mantenimiento; si se ha cumplido con el requisito mínimo de matrícula; si las instalaciones deportivas son adecuadas y accesibles; si se organizó un grupo que buscará ayudas externas y hasta la afiliación a MLB; y si el Senado adoptó el plantel para brindar recursos humanos y monetarios, entonces, ¿qué le cuesta al Departamento de Educación permitir que la escuela siga funcionando y en tres años evaluar sus resultados con el beneficio del padre tiempo?

Entiendo que se puede ganar mucho y perder poco. La sensatez tiene que reinar en este caso. Nuestros peloteros siempre han sido nuestros mejores representantes. No castremos este sueño.