Como todos saben, el huracán María hizo de las suyas en todo Puerto Rico, pero en especial, en los pueblos de la zona Este y de la región montañosa.

Uno de los pueblos símbolo de este desastre fue Utuado. Era frecuente observar a funcionarios del gobierno paseando por esa comarca a cuanto congresista se le ocurrió visitar la Isla. 

Los daños en infraestructura, agricultura, red eléctrica y en emociones humanas fueron severos, profundos y lamentablemente, aún vigentes.

Es increíble conocer que gente humilde y pobre estén, al momento, atrapados en los llamados bolsillos sin luz a poco más de 10 meses del evento.

Uno puede entender los retos naturales de la ubicación de muchas de las viviendas que forman parte de la zona montañosa, a la cual sus familias ascendentes decidieron mudarse.

Sin excusar esa realidad, uno tiene que denunciar también que la urgencia parece no haber formado parte de la agenda de los que están supuestos a levantar el sistema. 

El golpe millonario provocado por el fenómeno atmosférico ha contribuido a que este pueblo se hunda más en la pobreza, al tiempo que empujó a la emigración de muchos de sus ciudadanos, abonando a la despoblación y envejecimiento acelerado de la región.

Por todo esto es reconfortante ver las noticias que llegan desde Colombia, donde un grupo de utuadeños han forjado sonrisas en los rostros de todos los puertorriqueños. Los tenimesistas que nos representan en los juegos Centroamericanos y del Caribe, representan la gallardía, entrega y alma de superación de los que nacieron en el llamado Valle del Viví y que conforman el temperamento tenaz del boricua. 

Utuado ha tenido una larga historia deportiva. Su equipo de béisbol Doble A, con cuatro campeonatos nacionales y tres subcampeonatos, ha sido bandera desde la lejana década de 1940.

Junto a ellos se pueden mencionar destacados atletas de calibre internacional como Jorge “Pecó” González, Luis Collazo y Zenaida Maldonado, quienes brillaron en el atletismo, o hasta un Alberto Zamot, quien fue luminaria en el baloncesto.

Las hermanas Díaz junto a Brian Afanador y Daniel González son el rostro de un milagro en un deporte poco masificado.

Bladimir Díaz, padre de Adriana, Melanie y Gabriela, la menor de las tres, ha sido el artífice de este momento especial. Junto con su esposa guiaron a sus crías en este deporte y encaminaron un club que se ha convertido, sin querer, en la capital del tenis de mesa. 

Hoy este “bonche” utuadeño ha puesto a toda la Isla a mirar hacia adentro. Con sus raquetas han logrado que usted y otros recuerden que Utuado es uno de los 78 pueblos de la Isla. Ese pueblo que hasta su universidad se han querido llevar, en lugar de potenciar un recinto que muy bien se pudo haber convertido en el recinto de la agricultura y agronomía.

Sin embargo, ciertos egos no quieren renunciar al “caché” de Mayagüez y permitir que el siempre Colegio siga con sus ingenieros y otras materias, permitiendo un segundo aire a un pueblo que en el pasado llegó a contribuir grandemente a la economía isleña y se muere en unión a los otros 22 pueblos de la cordillera central. 

Hoy tenemos que celebrar el festín de medallas de estos jóvenes soñadores. Ellos permiten darnos cuenta una vez más que la juventud con su inquieta búsqueda hace de lo imposible, lo posible. Son el grito silente que dice que cada pedazo de tierra es importante para conformar el 100 x 35.

Hoy Utuado está en el mapa. Con la sonrisa de estos jóvenes atletas está el mensaje de un pueblo que sigue pidiendo que no lo olviden.