Mientras toda la Isla se concentraba en el contenido del mensaje del gobernador Ricardo Rosselló, cual ofrecía su receta para reformar el sistema educativo, la Junta de Control Fiscal soltaba tres contundentes cartas sobre el plan fiscal presentado hace unos días. 

Muy pocos le prestaron atención en un principio. El manto de la noche y lo contundente de la propuesta de Rosselló dividían las energías y los argumentos.

No era casualidad lo que ocurría. Como buena cortina de humo se intentó desvanecer el golpe al hígado recibido. El plan quedó desmenuzado en unos 20 puntos que lanzaban serias dudas y con buena brújula marcaba el camino. Lo que viene es simplemente doloroso. 

La Junta plasmó en blanco y negro que la reforma laboral tendrá que sufrir más cambios. En específico, detallaba que las leyes laborales del territorio y la metrópolis debían ser más parecidas.

Recordaban que en las leyes del norte no se contempla la paga por despido o el pago del bono de Navidad. Era una elegante forma para pedir la eliminación de estos beneficios. También insistieron en recortes en paga y en ciertos beneficios como enfermedad y vacaciones.

Reactivaron sus exigencias en torno a un recorte en las pensiones e insistían en la necesidad de que maestros y policías coticen en el Seguro Social. Esto último podría sonar chévere, pero se tiene que recordar que el Gobierno como patrono tendría que hacer una aportación y eso representa una cantidad indeterminada de dinero, el cual escasea en estos momentos. 

Con esos primeros puntos es suficiente para provocar que usted salga corriendo. Es por ello por lo que entiendo la forma en que hicieron públicas las misivas. Silenciosamente.  Es como el que dice: “dejo esto aquí y me retiro lentamente”. 

Me perdona si le provoco estrés y lamentablemente tengo más.

La Junta pide una reserva de emergencia de $1,300 millones en 5 años.  Esto quiere decir que el Gobierno tendrá que sacar $260 millones de su presupuesto anual para poder cumplir con esa exigencia.

Uno puede entender que se hace de manera preventiva para enfrentar desastres como María, pero viene a complicar el panorama del que ellos mismos reconocen que tienen dudas sobre las proyecciones que hicieron de los recaudos. 

A los municipios le regalan una exigencia en la cual demandan un ajuste en los distintos subsidios de al menos un 80%. ¿En qué condiciones pondrán a los ayuntamientos con esto? De seguro, en una muy precaria. 

Claro, el plan fiscal del Gobe habla del nuevo concepto de “condados” y habrá que ver el alcance de poderes de los municipios bajo la nueva estructura, pero mientras usted y yo esperamos por ese detalle, ya la Junta le pidió que le enumeren en una lista todos los servicios que la administración central transferirá a los condados, así como su impacto económico. 

Como todo en la vida, las cartas tienen elementos positivos. Uno de ellos es que pide un detente a la fusión de la llamada Comisión de Energía. En su lugar, defienden su permanencia, su autonomía y el que tenga tres Comisionados como existe ahora en lugar de uno como propuso Rosselló.

¿Lo malo? Que la Junta pide que la forma para financiar y mantener dicha estructura es levantar fondos recurrentes a través de un cargo en la factura. En otras palabras, un aumento. 

Como se puede apreciar, tan importante fue el anuncio del Gobernador sobre educación, del cual prefiero esperar por los proyectos de ley a presentarse como las cartas de la Junta.

En ambos casos, vale el viejo adagio de que “el diablo está en los detalles”.