Hace unos meses, ante los rumores y especulaciones sobre la privatización de la Autoridad de Energía Eléctrica escribí mi pensar sobre el asunto y traté de enmarcar el pro y contra de esta idea.

Es por esto que no voy a llover sobre mojado y prefiero esperar el desarrollo del proceso que merece el más riguroso escrutinio público, pues se trata de nuestro activo más importante, el motor de la alicaída economía borincana. 

En su lugar, prefiero darle un vistazo a la firma del Gobernador a la medida que da vida a un supuesto voto presidencial. El acto enfrentará a los puertorriqueños a la realidad de otra papeleta el día de las elecciones. Muchos censuraron la acción de La Fortaleza porque se trata de una votación simbólica porque, por ser un territorio, Puerto Rico no tiene el derecho de votar por el presidente de los Estados Unidos.

Tienen toda la razón. Sin embargo, el acto tiene el propósito de molestar y llamar la atención en los círculos en Washington, D.C.

Desde hace años he denunciado que el principal escollo del desarrollo económico en la Isla es el limbo colonial en que vivimos. Nos hemos convertidos en mendigos con una latita suplicando en los pasillos de D.C. para que le echen algo al pote. Esto mi querido lector, me resulta indignante. 

Así que me gusta que el Gobernador haya hecho valer su promesa de empujar la Estadidad en este cuatrienio. Todos sabíamos que parte de su agenda como candidato era empujar su ideal. Ganó en buena lid y está haciendo valer su palabra. Ahora, no vaya a pensar usted que simpatizo con su línea de pensamiento. Lo aplaudo porque, por lo menos, provoca que el dilema colonial se discuta.

La Comisión de la Igualdad ayuda también a hacer ruido. Claro, veo mucha prima dona en ese grupo, que irán de ratito en ratito a beber un buen vino y no a hacer un cabildeo constante y frecuente. Hubiese preferido a unos come candelas como doña Miriam o José Aponte Hernández, quienes se dedicarían a estos menesteres con una frecuencia mayor.

La idea es ser, como dicen en Castilla, pushing. El mejor ejemplo fue Vieques. La Marina de Guerra no se fue de la Isla Nena hasta que el asunto se empujó y empujó, convirtiéndose en una piedra en el zapato del americano. Eso mismo es lo que tenemos que hacer con el status. 

Marco Rubio, senador por Florida y pasado aspirante a la candidatura presidencial por el Partido Republicano, le dijo a Ricky que no había ambiente en el legislativo federal para convertir a la Isla en un estado. Quizás dice la verdad, pero su declaración fue tomada como un acto de revancha porque Rosselló se le metió en Orlando a hablar mal de él por su pobre ayuda vocal y de acción a los temas de Puerto Rico.

No quiero buscar el porqué de su expresión, pero si no hay ambiente para la anexión, los senadores y representantes tienen la responsabilidad de atender el tema y decir qué es lo que ofrecen para la Isla. 

En los pasados años, nos han restregado en la cara nuestro status colonial. El caso Sánchez Valle, la imposición de la Junta de Control Fiscal y el impuesto a las foráneas son claros ejemplos de que nos tiran para arriba y nos dejan caer. Ya es tiempo de parar el vacilón. 

El PPD no toca estos temas ni con un palo largo. Silban como el asusta’o cuando pasa por un cementerio. Son cobardes. Tenían la promesa de una Asamblea Constitucional de status y Alejandro pasó con ficha. Bobearon por cuatro años. 

Por ello, me gusta que Ricky siga jeringando, como niño incordio. Ya es hora de que nos hablen claro. Ahora, no se me asuste Gobe si lo que ofrecen es la puerta de salida de la unión. Póngase los pantalones y eche pa’lante también ante este reto. Tenemos que descolonizar la Isla y solo tenemos tres rutas, una de ellas será.

No deje de empujar el carrito.

Mientras tanto, tomo la libreta y me siento a esperar por los detalles de la privatización de la AEE. Sobre el particular, tendremos que decir algo también. Manténgase con Primera Hora.