La fraternidad legislativa lo hizo de nuevo.

La querella presentada en la Comisión de Ética de la Cámara contra el representante José Luis Rivera Guerra fue desestimada más rápido que una carrera de Javier Culson.

Fue presentada a principios de junio por el agredido Julio Vargas Cruz, un líder sindical de la Unión Bonafide de Oficiales de Seguridad, quien recibió un codazo en la boca y luego un golpe en un ojo.

El suceso fue visto en vivo y a todo color por cuanto medio de comunicación y red social disponible existente en nuestro 100x35. Se dio en el marco de una protesta en los predios del Capitolio en momentos en que se evaluaba una medida que impactará a los trabajadores puertorriqueños.

La Presidenta de la Comisión de Ética, Lourdes Ramos, alegó que la querella fue desestimada pues el querellado solo hizo un relato de hechos y no presentó evidencia de que lo que se atribuía fue real y produjo daño.

Interesante es que despachan el asunto sin tomar en cuenta que quien presenta la denuncia es la persona que recibió el codazo. Nadie se lo contó, fue él la persona agredida. Segundo, existe un expediente médico que certifica unas lesiones producto del golpe que necesitó atención profesional, tanto en el lugar de los hechos como posteriormente. Tercero, la existencia del propio vídeo muestra la imagen del representante agresor y el agredido. Se ve que quien lanza el primer golpe es el legislador y tras su maroma se formó el ple plé.

Claro, el representante alega que fue en defensa propia, pero en el vídeo no se ve que lo agredieran primero o que se escuchara algo impropio hacia él, aunque esto nunca se puede descartar pues sabemos que esas protestas suben de tono. Por eso en un principio, Rivera Guerra debió haber sido más astuto y no encender la situación con su insistencia por entrar al edificio.

La Comisión de Ética debió atender el asunto convocando a una vista evidenciaría donde pudo haber pedido la evidencia que alegaron no llegó con la presentación de la denuncia.

Sin embargo, se fueron pa’lo sembra’o. Optaron por la desestimación provocando el sabor amargo que da cuando el café se quedó pulla sabiendo que tenían el azúcar al alcance de su mano.

Era otro clavo más al ataúd pesado que cargan donde en lugar de ganarse los adeptos ciudadanos por su trabajo honesto, provocan que todos frunzan su frente pensando que aquí algo anda mal.

Algunos legisladores sugieren enmendar el reglamento para clarificarlo. Puede ser cierto. Se olvidan o piensan que nosotros olvidamos, que con cada cuatrienio que comienza manosean el bendito reglamento sin que logre mejorarse, permitiendo que cada señalado encuentre un hueco por donde escapar.

A nivel judicial, Rivera Guerra enfrentará un encauzamiento de Justicia por un delito menos grave. Al parecer no se tomó en cuenta que Rivera Guerra era diestro en artes marciales lo que pudo haber potenciado su agresión ya que tenía dominio del golpe seleccionado a la hora de enfrentar al manifestante.

Por ello, el asunto camina a paso lento con la posibilidad de que todo termine en una multa y un regaño.

Como dije, la cofradía lo hizo de nuevo. Su manto protector permite rayar en la impunidad sin pensar en que se acabó el prestigio de los que moran dentro del mármol de Puerta de Tierra.