Cuando se habla de un guiso muchos pensarán en la comida elaborada y que incluye como parte de su proceso, el que se prepare en su salsa, pero en Puerto Rico ese término tiene otro significado mucho más llamativo.

Se trata de la manera en la cual usted busca conectarse con alguien o con alguna compañía para hacer billetes. Muchas veces la connotación no es muy agradable pues lo medios para hacer la conexión no son los más apropiados o se da por amiguismo.

Esta cultura de conectarse, como sea y por donde sea, es lo que ha llevado a nuestra Isla al abismo.

El ejemplo más reciente lo dio el saliente director de la Autoridad de Energía Eléctrica, Ricardo Ramos, cuando salió a relucir que cabildeó en tres ocasiones por un amigo; en dos de ellas trató de que fuera el subdirector en su agencia y tras el reiterado rechazo de la Junta de Gobierno, le otorgó un jugoso contrato.

El amigo de Ramos le facturaría a razón de $125 la hora a la agencia en la cual su pana, le permitió guisar. 

El amigo resultó ser el abogado e ingeniero retirado de la AEE, Pedro Juan Morales, quien figuraba como la persona número cuatro en el pliego acusatorio de Jorge de Castro Font.

Claro. Hay que aclarar que Morales no fue acusado de algo, pero el documento detalla cómo pagó $15,000 al convicto político para que nombraran a su esposa como jueza. 

Esto es un pequeño botón que demuestra como las lealtades están mal puestas.

El escándalo de Whitefish, que ahora se llevan el bate y la bola por querer cobrar por su trabajo no terminado, es lo que mantiene a los medios en los Estados Unidos interesados en saber quién fue el gestor de tan singular guiso.

Ya vamos por 63 días y no alcanzamos un 50 por ciento de estabilidad en lo que se genera. 

Mientras veo la comedia de errores que salen, salieron y seguirán saliendo, duele entender como nuestro monopolio principal se hundió en la deuda y la chatarra. Estamos ante una agencia que llegó a facturar en un momento el billón de dólares, (no exagero), y hoy es un walking dead que se llevó con ella nuestra economía.

El lunes circuló un artículo súper interesante. Llegaba desde Costa Rica, país centroamericano, que celebraba los 300 días de generación 100 por ciento renovable. No estoy hablando de los Estados Unidos o Canadá, tampoco China con su economía emergente, ni Rusia, Cuba o Venezuela. Hablo de Costa Rica, ese país que dio cátedra al mundo de que se puede vivir sin ejército y aspirar a una democracia estable y continúa.

El agua es la principal fuente de energía al producir un 78%. Contrario a Costa Rica, donde el agua es más abundante, aquí las hidroeléctricas se las hizo a un lado por el petróleo. Tal vez no llegaríamos a ese número, pero es una fuente que puede aportar más. Así el sol y el viento que lo tenemos los siete días de la semana y los doce meses del año. Igual podemos echar mano de las baterías que la empresa Tesla ha propuesto al igual que las placas solares. Todo esto se encuentra al alcance de nuestras manos.

Necesitamos voluntad política. Un compromiso social a mano de todos los sectores donde se comprometan con este proyecto de desarrollo económico.

Debemos dejar atrás el interés de guisar. Acabar con esta cultura de los amigos del amigo. Aquí no puede estar la mano sucia del billete. Ese que se pasa sobando a medio mundo pa’ que aflojen el contrato, aunque no sepamos un pepino angolo de lo que estamos proponiendo. Ha ocurrido en el pasado. Buenos proyectos se han malogrado o se han ubicado en lugares que perjudican, por ejemplo, buenos terrenos agrícolas como la de Santa Isabel.

A nadie se le ocurrió establecer las placas solares en Peñuelas, en los terrenos ya impactados y contaminados de la desaparecida CORCO en lugar de Santa Isabel, pero así operan las cosas en nuestra bendita Isla.

Mi desahogo tiene evidencia de que se puede aspirar a algo mejor.

Ricky, Yulín, Héctor, Jenniffer y todos los demás. Ustedes están en la coyuntura histórica en la cual piden catapultar la Isla a un futuro promisorio después de María. Demuestren que podemos salir de una vez y por todas de la cultura del guiso y sus nefastos resultados.