Qué ejemplo más crudo y descarnado de colonialismo el denunciado el lunes en el Comité de Descolonización de la ONU: la existencia de la Junta de Control Fiscal que regenta las finanzas del pueblo puertorriqueño, que dictamina los gastos y presupuesto a recortar, en tanto que dilapida nuestros chavos.

Qué modo más ilustrativo de exponerle a las naciones del mundo, cómo el Congreso de los Estados Unidos le atragantó a su colonia la medicina amarga y austera de PROMESA, que empobrece a una población ya empobrecida, que troncha el desarrollo, los sueños y aspiraciones de los jóvenes, y que asfixia hasta la desesperación y la locura a un pueblo en aras del pago de una deuda no auditada. 

De ahí que, en la resolución emitida por el Comité de Descolonización de la ONU, que reconoció nuevamente el derecho de Puerto Rico a su libre determinación e independencia, se destaca cómo PROMESA limita aún más “el menguado ámbito en que se desenvuelve el régimen de subordinación política y económica que ha prevalecido en Puerto Rico”.

Para el 1 de julio, por órdenes de la Junta, se supone que el Gobernador proceda de una vez por todas con el recorte de la jornada laboral de los empleados públicos, porque para esa fecha nos quedamos cortitos de fondos por $190 millones.

Cuando se asevera y se nos alecciona que todo el mundo se tiene que sacrificar, que las medidas de austeridad responden a la crisis fiscal y a la necesidad de reducir los gastos públicos, resulta difícil no explotar.

¿Quiénes se tienen que sacrificar? ¿Los jefes de agencia del Gobierno a quienes se les aumentó sus sueldos? ¿Los miembros de la Junta que reparten costosos contratos a manos llenas y se le separan $60 millones de nuestro escuálido presupuesto para malgastar? ¿Los políticos “colgados” y estrategas de campaña con inmerecidos contratos? ¿Los alcaldes de los municipios en quiebra que se “auto compensaron” con aumentos, aunque no haya chavos ni pa’ la basura? ¿Los amigos del alma de la Cámara y el Senado? ¿Los hijos de… y las esposas de…?

Tenemos que hacer sacrificios, pero no pensaron así cuando se apropiaron de fondos públicos para una consulta fatula, engañosa y caprichosa, que no cumplió ningún propósito descolonizador, como bien señala la resolución del Comité de Descolonización de la ONU: “…en la consulta del 11 de junio participó menos del 23 por ciento de los electores y no fue diseñada para para promover la descolonización como dispone la resolución 1514 de la Asamblea General de la ONU”.

Hasta en la ONU le dieron su cantazo a la Estadidad, aparte de apagarle el micrófono al secretario de Estado. La Estadidad no se reconoce como una solución descolonizadora.

Sin embargo, le prestaron toda la atención del mundo al exprisionero político Oscar López, confinado durante 36 años en cárceles estadounidenses.

Es que el status colonial constituye una violación de los derechos humanos. A los pueblos, se les reconoce su derecho a la autodeterminación y a luchar por su independencia.

Hablando de cuotas de sacrificio, el contra-tito otorgado al hijo de la comisionada elec-toral del PNP, Norma Burgos, es un descaro. Ni hablar de la paralización del recuento de los votos emitidos en el plebiscito. 

Nos interesan los resultados mondos y lirondos, como las verdades.