Alguien o “alguienes” pudieran estar urdiendo alguna estrategia tras bastidores con malicia y ánimo de afectar y desalentar el creciente malestar de un pueblo, cuyo descontento va escalando en tensión e intensidad, en la medida en que el Gobierno antagoniza, eliminándole derechos y conquistas.

El pasado domingo, me preguntaron como parte de una encuesta, si “apoyaba mucho, poco o nada”, a las Fuerzas Armadas y a las fuerzas policiales.

Hellooo!

Como me resulta difícil desembarazarme de la suspicacia, me pregunté a quién o a quiénes les interesa validar con el apoyo del pueblo el uso de la represión y la fuerza, justo en la antesala de un paro nacional a efectuarse el 1 de mayo.

Mi mente fantasiosa me llevó a anticipar que ¡van a activar la Guardia Nacional!

El pasado domingo, precisamente, se produjo el arresto insólito e inusual de dos estudiantes, a quienes prácticamente “secuestraron”, llevándoselos casi en volandas en un vehículo no oficial.

El rapto, porque eso fue lo que pareció, fue perpetrado por agentes encubiertos al comando del director de la División de Drogas, Iván Bahr, el mismo oficial que protagonizó una escena de espanto durante el pasado conflicto huelgario de 2011, cuando ya “teniendo” a un estudiante sometido bajo arresto, parecía querer estrangularlo.

La forma como se condujeron los arrestos recuerda los secuestros ciudadanos en Chile, por parte de las hordas pinochetistas. O más reciente, la desaparición  y asesinatos de los 43 estudiantes de Ayoztzinapa, México.

Prudencia, mucha prudencia.

Tal vez el inusual e insólito arresto tuvo el fin de intimidar  a los estudiantes, desalentar la protesta y ¿el vandalismo? Se acusó a un estudiante de daños a la propiedad privada, un delito menor.

Prudencia, mucha prudencia, de parte de todos, incluyendo los estudiantes. En el movimiento estudiantil debe haber, mínimo, un 30 por ciento de infiltrados. ¿Exagero?

 Mucho cuidado, cuando se estén ejecutando arrestos, si sucede. Hay que evitar envalentonar a las “pistolitas” sin inscribir que hay en el cuerpo policial.  

En la medida que el Gobierno y la Junta de Control Fiscal sigan pisando callos, nuevos brotes sociales de insatisfacción surgirán. La escalada combativa y la represiva marchan en líneas convergentes.

Mientras los estudiantes, trabajadores y la sociedad civil se apertrechan y preparan, el Gobierno y la Junta de Control Fiscal desarrolla sus estrategias para enfrentar la embestida del pueblo utilizando el instrumento “de ley y orden”, pero también represivo del Estado, la Policía, y tal vez la Guardia Nacional.

Es evidente que al Gobierno y a la superintendente de la Policía les disgusta sobre manera la presencia y existencia  del monitor federal, a cargo de velar por que se modifique el comportamiento represivo y violento de la Policía.

Aquí en Puerto Rico, alguien o “alguienes”, estaban conduciendo una encuesta: -Buenas tardes.- ¿Quién me habla?-Es fulano de tal, de la Universidad del Turabo y estamos haciendo una encuesta que solo le va a tomar cinco minutitos.-¿De quién es la encuesta? -De la Universidad del Turabo. -¿Usted trabaja en la Universidad del Turabo? -No, estamos haciendo una encuesta... Es rápido. -¿Es una encuesta política? Porque, si es así, no me interesa. Dame un ejemplo de las preguntas.-Conteste ¿si apoya mucho, poco o nada a las Fuerzas Armadas? -No me interesa contestar esa pregunta. Diga otra. -¿Apoya mucho, poco o nada a las Fuerzas Policiacas? -Tampoco me interesa contestarla. 

¿Quién hace esa encuesta y qué persigue? Alguien busca el apoyo del pueblo para masacrar a los manifestantes? ¿Quieren que el pueblo valide el uso de la fuerza para acallar las protestas?  O es que las Fuerzas Armadas, léase Guardia Nacional, ¿será activada?

 Nada. Es producto de mi imaginación y mi mente calenturienta.

 “Era seguimiento a unas cosas que estábamos trabajando para el futuro”, dijo, en tanto, como explicación, la superintendente de la Policía, Michelle Hernández, cuando salía de una  reunión en La Fortaleza. Ajá.

Prudencia, mucha prudencia.