El arresto de la cantante Jessica Cristina coloca nuevamente en la palestra pública una realidad que se trata de ignorar: que la marihuana es la yerba más usada en Puerto Rico; que cerca de medio millón de puertorriqueños, en toda su diversidad, la consumen; y que genera multimillonarias ganancias en el mercado ilegal.

El consumo anual de la marihuana deja a los muy respetados narcos boricuas cerca de $409 millones, según lo estimó el economista Leroy López, en el 2013. Esta cifra puede que haya variado por la crisis económica y la reducción de la población.

 “De imponérsele un arbitrio de 15 por ciento a la marihuana, generaría un ingreso a fisco de $61 millones”, expuso López utilizando datos del Colorado Futures Center, de la Universidad de Colorado, y estimados del valor de la yerba en el mercado.

El gasto anual de marihuana por individuo en Puerto Rico, al momento del estimado, era de $883 al año. El economista lo comparó con un fumador de cigarrillos, que consume una cajetilla al día para un costo anual de $2,190. Ahora el costo del cigarrillo es mayor.

“La gente consume menos marihuana que lo que consumen los fumadores de cigarrillos”, dijo López. 

 Cada día mueren dos personas a consecuencia de fumar, pero el cigarrillo paga arbitrios y le deja ingresos al fisco; también el alcohol, que hace daño y provoca muertes en las carreteras.

El arresto de Jessica Cristina trajo a mis recuerdos el dramático caso de una joven viequense, Vivian Marie Rivera, arrestada y sentenciada a un año de cárcel por la posesión de una bolsita de marihuana, lo que no solo le costó tiempo en prisión, pero también la muerte.

Al momento de los hechos, ocurridos en el 2008, la sentencia por el delito cometido era el pago de una multa de $1,000 o un año de cárcel, o ambas. La opción fue la cárcel. Era pobre.

A sus 23 años, Vivian fue enviada a una jungla humana. Se le expuso a la violencia institucional. A punto de salir en libertad, recibió una golpiza brutal que le causó la muerte. Todo por un cigarrillo de marihuana.

El sistema de justicia envió una joven a la cárcel por un cigarrillo de marihuana y se la devolvió muerta a la familia.

Cada vez son más los países y estados de los Estados Unidos que han legalizado y reglamentado el uso del cannabis recreacional, como es el caso de California, Massachusetts, Nevada, el Distrito de Columbia, Oregon, Washington, Colorado y Alaska.

El gobierno canadiense considera, en este momento, una medida para la legalización de la marihuana recreacional, lo que permitiría a un adulto poseer hasta 30 gramos de la yerba, lo que convierte a Canadá en el país desarrollado más grande en poner fin a la prohibición. 

En Puerto Rico, el Proyecto del Senado 517, presentado por el senador popular Miguel Pereira, propone la descriminalización de la posesión y uso de pequeñas cantidades de marihuana, pero duerme el sueño del olvido, aprobándose en vez, mediante orden ejecutiva, la legalización del cannabis medicinal.

Los consumidores de marihuana en Puerto Rico pertenecen a diversos grupos sociales, indicó en una ocasión el salubrista y ahora senador independiente, José Vargas Vidot. 

“Es una diversidad de usuario que no es la del típico tecato. Es una droga más democrática y, por ser consumida por una diversidad tan grande, resulta ser la sustancia que más dinero genera”, dijo Vargas Vidot. 

El hecho objetivo es que la marihuana “al natural” para uso recreacional es un gran negocio y quienes único se benefician de su prohibición son los traficantes de drogas, los “big shots”, que como bien decía doña Trina Rivera Padilla, residen en mansiones y urbanizaciones exclusivas, en lujosos pent houses.

“Son los dueños de los yates y los aviones en los que traen la droga”, decía. 

En otras palabras, son personas muy “decentes”, “honorables” y “respetables”. 

Respetable significa “persona muy grande”.