Por más preparados que estemos emocional, racional y psicológicamente, que no lo estamos, es muy difícil soportar el calor que hemos tenido que aguantar durante estos días, debido al calentamiento global, al colapso de la debilitada infraestructura de la Autoridad de Energía Eléctrica y la dejadez, posposición por parte del Gobierno del restablecimiento del servicio de electricidad a los residentes de la ciudad capital.

Llevamos ocho días a oscuras, que como amenazó el director ejecutivo de la AEE, Ricardo Ramos, pudieran convertirse en cuatro meses, justo en el momento indicado para encender el arbolito y las guirnaldas de Navidad o… para privatizar.

El calor es insufrible, la pesadez es debilitante, la somnolencia es insoportable e incapacitante y los mosquitos incontrolables. Así nos sentimos las legiones de puertorriqueños que no tenemos servicio de electricidad, levantándose la interrogante de por qué se dejó para lo último a San Juan.

Somos conscientes y solidarios con las víctimas de los países perjudicados por Irma -Barbuda, Antigua, Cuba y los Estados Unidos- al igual que lo somos con nuestros hermanos viequenses, culebreases y loiceños, pero cuesta mucho entender y aceptar el por qué no tenemos electricidad acá en San Juan.

Son momentos como estos cuando reconocemos en su magnitud la labor encomiable de los trabajadores de la Utier, ejecutando tareas que conllevan riesgos y ponen en peligro su vida. Gracias.

La duda es cómo se determina el orden de restablecimiento de los servicios más allá de los imprescindibles. Como en Puerto Rico todo está matizado por la política, es inevitable tener dudas hasta de si median esas consideraciones al momento de asignar las tareas y despachar a las brigadas. En las redes sociales todo se comenta, y se cuestiona qué es lo que pasa con San Juan.

Pero la principal interrogante que subyace es si se está manipulando y jugando con la psiquis del pueblo para que “pidamos de rodillas la privatización”.

San Juan es una boca de lobo. Las calles de la ciudad capital han permanecido a oscuras, convirtiéndose en un lugar inhóspito, no solo para las miles de almas que la habitan, sino para los miles de turistas que nos visitan, que no tienen garantía de seguridad alguna. 

En estos días, una joven estudiante que se hospeda en Río Piedras expuso en Facebook la terrible experiencia que vivió: “Anoche a eso de las 10:30 voy caminando desde la calle Borinqueña hacia la gasolinera que está al frente del Denny's. A mitad de acera, donde está la parada de guagua, alguien vino por atrás y metió su mano debajo de mi falda, dentro de mi ropa interior. Me tomó súper desprevenida, ni siquiera sentí que detrás mío hubiese alguien, no sé desde cuando me estuvo persiguiendo. Lo que había era silencio y oscuridad total. Inmediatamente me viro, un tipo joven, vestido con camisa negra y mahones, se veía limpio. Como cualquier chamaco por ahí. Me dijo ‘te ves riquísima’. ¿Le digo ‘qué carajos haces?’ Cuando veo que venía encima de mí pegué un grito y ahí se viró y salió corriendo…” 

 El director ejecutivo de la AEE, Ricardo Ramos, dijo que había que tener paciencia porque ahora el trabajo se tornará más lento por razones de transmisión y distribución. 

Sin embargo, el presidente de la Utier, Ángel Figueroa Jaramillo, dijo lo que está en boca de muchos: que los retrasos “son intencionales” para impulsar la privatización. “Nunca en San Juan se habían tardado tanto en restablecer el servicio. Todavía tenemos 174 mil abonados en San Juan”, apuntó.

“Hace mucho tiempo hemos venido diciendo que los postes del Condado están corroídos por el salitre, pero no nos hicieron caso. Hace tiempo que había que cambiarlos”, planteó Ricardo Santos, ex presidente de la Utier.

Corre el rumor de que hasta octubre no regresa la luz a San Juan. Confiemos en que sea un rumor y no se esté jugando con la paciencia y el sufrimiento del pueblo, como parte de la estrategia para que pidamos a gritos la privatización. 

Sea San Juan o cualquier otro barrio, pueblo o ciudad, nadie quiere estar como en boca de lobo.