Hay un infiltrado del PNP en la gobernación de Alejandro García Padilla. No tiene otra explicación. Si algo afecta a todo el mundo, a cada boricua, a cada persona que pisa esta isla es el Departamento de Transportación y Obras Públicas (DTOP). Obvio que a todos nos afecta la educación, la salud, pero si no tienes una condición momentánea o un hijo o hija en educación pública pues a mucha gente le da igual (lo cual está mal) lo que pasa allí. Ahora, a cada boricua todos los días sin fallar le afecta directamente la transportación y las obras públicas. Y dudo que haya alguien en esta administración que haya sacado por el techo a más gente que su actual secretario. 

La vida pública del secretario del DTOP, Miguel Torres Díaz, comenzó cuando era presidente del Colegio de Ingenieros, donde se destacó por haber sido primero crítico del Gasoducto y luego, misteriosamente, se convirtió en su auspiciador.   

Después de eso fue nombrado titular del DTOP. De inmediato comenzaron los problemas. La primera confrontación se dio por lo bajo. Ocurrió cuando surgieron diferencias entre el Banco Gubernamental de Fomento (BGF) y Torres Díaz porque el secretario quería que fuera el presidente del BGF (Javier Ferrer) quien propusiera la solución a la crisis fiscal de la Autoridad de Carreteras y no él personalmente para no coger toda la mala cobertura mediática. Se sabía que las alternativas para resolver el bestial pago de la deuda de Carreteras eran subir los peajes, el arbitrio sobre el petróleo o los marbetes. Así que Torres Díaz no quería la mala prensa con su cara y eso sacó por el techo a muchas personas dentro del PPD. 

De hecho, al día de hoy Torres Díaz no es quien da cara sobre la propuesta para subir el impuesto al petróleo para pagar la deuda de Carreteras, quien lo hace mayormente es Melba Acosta (ex secretaria de Hacienda y ahora presidenta del BGF) y las comparecencias del secretario son menguadas, a pesar de que la principal beneficiada de ese impuesto es Carreteras, una dependencia bajo la sombrilla del DTOP.  

La segunda controversia con Torres Díaz fueron las cuestionables fotomultas. Tras negociar por lo bajo el contrato sin hacer subasta pública y también de forma muy extraña decretar un “plan piloto experimental” que duraría cinco años, el secretario del DTOP le dio a la empresa que instala esas cámaras el 45% de lo que generen las multas que den y les garantiza al menos 6 millones de billetes. O sea, que por poner una tecnología que él mismo dijo costaba entre $50 mil y $100 mil, van a ganarse un dineral. Cuando le pedí el contrato firmado con esa compañía para poder entender “las ciencias ocultas” que allí habían, resultó que no quería hacérmelo llegar, a pesar de ser un documento público. Tuve que textear y llamar sobre 20 veces y finalmente lo conseguí por otras fuentes. ¿Qué escondía Miguel Torres Díaz? Solo él lo sabe. 

Lo increíble del asunto es que esa tecnología era originalmente para captar personas sin marbetes y para quienes se pasaran la luz roja del semáforo. Pero Torres Díaz quería que también cogieran la velocidad para hacer más billetes y se encargó de poner las primeras de esas cámaras en lugares donde evidentemente iban a entrampar a la gente porque son zonas donde la velocidad máxima es muy por debajo de lo que tradicionalmente se acostumbra allí. En los primeros días nada más ya habían dado sobre 3,000 multas. Este sistema ha sido denunciado y hasta eliminado en muchas ciudades de Estados Unidos por la irregular forma de entrampamiento que hacen contra los ciudadanos. Pero Torres Díaz ha pedido que confiemos en que eso no pasará en Puerto Rico. 

Justo cuando pedía ese voto de confianza, explotó públicamente que las máquinas del AutoExpreso de los peajes de la Isla estaban confrontando exactamente los mismos problemas que tanto se ha denunciado van a ocurrir con las fotomultas. Resulta que miles de boricuas han sufrido el amargo cadalso de tener que soportar que aunque tengan balances en sus cuentas, les llegan elucubradoras multas por miles de dólares. Son cientos de personas que se han quedado sin poder utilizar sus autos porque se enteran de los miles en multas cuando van a renovar los marbetes, ya que las multas ni siquiera les llegan a sus casas para poder apelarlas. Lo peor es que una vez las tratan de apelar les dicen que no pueden pues el término para ello son 15 días tras estas ser emitidas, clavándoles así en las costillas miles de dólares que o pagan o se quedan sin poder utilizar legalmente sus carros. 

Los testimonios de padres y madres de familia que me cuentan sus calvarios dan deseos de llorar. Gente humilde que no puede usar su carro por miedo, estudiantes que aun cumpliendo con su parte les llegan multas misteriosas y otros tantos que tras depositar el dinero el mismo no se ve reflejado y les llegan las multas, aunque el mismo sistema les dice que tienen dinero en la cuenta y por error de la máquina no fue descontado. Lo peor es la cantidad de gente que utilizará el carro sin marbete y, por tanto, no tendrá seguro en caso de un accidente… y ya usted sabe las consecuencias de ello. En fin, un gigantesco desastre y todo ante la paciencia del secretario Torres Díaz, quien sigue sin dar cara ante los miles y miles que confrontan esta situación por la incompetencia del sistema que él dirige. De hecho, la respuesta de Torres Díaz es que la gente apele las multas, lo que conlleva que usted pierda un día de trabajo, pero más aún, implica que este sujeto ni sabe que miles apelan y no prosperan las apelaciones por, entre otras razones, no haberlas hecho a tiempo, cuando fue el AutoExpreso el que falló. 

 No sé, porque a mí me ha funcionado perfectamente bien el AutoExpreso hasta donde sé, pero se supone que el Estado está ahí para hacerte la vida más fácil y poderte dar la mano cuando lo necesitas. En Suecia, Noruega, Finlandia y Dinamarca se le pregunta a la gente cuál es la razón de su éxito en calidad de vida y todos los estudios demuestran que es que los ciudadanos confían en su gobierno y lo ven como un socio, pero aquí parece que el DTOP es enemigo de la gente. Aun cuando pagas el boleto del AutoExpreso, se borra de Hacienda, pero no de Obras Públicas, y te vuelve a aparecer en el marbete cuando vuelves a renovar licencia, teniéndolo que pagar muchas veces si no guardas evidencia. Entonces, la solución a este problema es perder un día de trabajo, chuparte las enormes filas y al final tener que resignarte y pagar, como si ya no pagáramos suficiente. 

Mientras en otros países del mundo los trámites para estos asuntos se hacen por internet, aquí la experiencia de ir al Cesco es perder un día completo de productividad y de trabajo o estudios. Los judíos van a Jerusalén, los musulmanes van a La Meca y los boricuas vamos al Cesco en nuestro peregrinaje de la vida. Y lo peor, que en vez de poner tecnología aquí, la solución del secretario Torres Díaz ante este problema fue mover las oficinas del Cesco Metropolitano de donde estaban a unas más grandes y donde paga $100 mil más al mes por la renta y así “tener más espacio”. Claro, ahora no hay estacionamiento. Lo que no entiende el secretario Torres Díaz es que puede mudarse para el Ritz Carlton si quiere, lo que no queremos es tener que ir al Cesco y perder un día de nuestra vida allí. 

Demás está hablar de los desbarajustes en el servicio de lanchas entre Fajardo y Vieques y Culebra… y ni les digo de los desmanes de la Autoridad Metropolitana de Autobuses (AMA), que tampoco enfrenta ni pretende resolver el flamante secretario Torres Díaz, cuyo nombre recordamos cada vez que cogemos un boquete pues nuestras carreteras están en su peor condición en tiempos recientes. 

Miguel, tengo una pregunta que hacerte: ¿De verdad querías dirigir Transportación y Obras Públicas? Porque lo disimulas muy bien, y aunque te tocó un momento histórico, bien complicado, no entiendo cómo sigues allí. Pero, sobre todo, te tengo una pregunta final: ¿En qué le has mejorado y facilitado la vida al pueblo de Puerto Rico desde que estás en el DTOP? Eso pensé.