Antes de ir a una operación, un paciente pregunta o busca en Internet para ver las experiencias de otros. El paciente ejemplar busca información sobre los peligros del procedimiento y el proceso de recuperación. Los doctores saben que si el paciente entiende lo que está ocurriendo y sabe qué esperar, las posibilidades de que este siga todas las instrucciones y se recupere completamente aumentan. Por eso es que los doctores le brindan panfletos informativos.

Ahora, ¿qué pensaría usted de un doctor que hace lo contrario, un doctor que se niega a darle información? O peor, uno que le dice que “no tiene que preocuparse de nada” y que no busque información, que él fue el que estudió medicina y sabe de esto. Yo no me sometería a la operación. Por otro lado, ¿qué haría usted si el paciente fuese su amigo o familiar y decidiera hacerle caso al doctor fatulo y tirarse de cabeza sin buscar otras opciones ni segundas opiniones? En ese dilema me encuentro y por eso escribo esta columna. Me pasa esto con el tema de la deuda y la junta de control fiscal federal que tanta gente en Puerto Rico favorece.

Existen muchos bandos con billete largo batallando a muerte para lograr que, o se pague toda la deuda sin importar las consecuencias, o mantener el statu quo (muy lucrativo para algunos) y que se jo*#n los bonistas. Los políticos y expertos ya han tomado sus posturas y gritan sus opiniones. Lo que no escucho a ninguno de estos políticos y economistas dar son los datos específicos de por qué se debe hacer específicamente. Todos dicen que va a pasar X o Y, pero ninguno ha provisto el panfleto educativo con fuentes confiables que demuestren su punto. Todos nos piden que nos “dejemos llevar” porque ellos son los que saben.

Como el paciente “pataboom”, nosotros tomamos una postura o la otra sin pensarlo. En vez de sentarnos a estudiar la historia de lo que ha pasado en otros lugares con situaciones similares, decidimos usar nuestros prejuicios y asumir posiciones basándonos en que nuestro partido dice esto o mi prejuicio me hace pensar aquello.

Casi siempre la historia se repite y lo que se está proponiendo para Puerto Rico ya se ha hecho en otros lugares y podemos tener la idea de lo que harían aquí.

En el 1975, a la ciudad de Nueva York se le impuso una junta de control fiscal. En 1978 el reglamento de esta junta fue modificado y se convirtió en permanente. Durante los primeros años de existencia esa junta despidió a miles de empleados públicos en la ciudad, recortó masivamente los presupuestos de agencias, eliminó por completo los fondos para CUNY (el sistema universitario público y hasta entonces gratuito de la ciudad), congeló todos los salarios públicos y se negó a reconocer acuerdos establecidos con la unión de maestros. Disminuyó beneficios de pensionados y de un semestre a otro miles de maestros se encontraron con que otros miles no regresaron.

De igual manera, a Washington DC le impusieron una junta de control fiscal en el 1995. Para el 1997, con sus nuevos poderes, la junta de control fiscal de la capital federal tenía poder casi absoluto. Esta junta despidió a miles de empleados. La junta además impuso un Oficial Financiero y reglamento para evitar que la ciudad tomara prestado para cuadrar gastos operacionales. Hoy al visitar Washington se puede apreciar claramente que estas medidas drásticas tuvieron resultados positivos. Pero la austeridad no siempre funciona. ¿Estos resultados fueron “gracias a” o “a pesar” de la junta?

El caso de Grecia es uno que claramente demuestra que la austeridad extrema no siempre lleva a solucionar problemas fiscales. Para octubre del 2009 se comenzaron a ver claramente los problemas fundamentales en la economía griega, con un déficit presupuestario de sobre 12.5%. Para marzo del 2010 el gobierno griego ya había pasado dos paquetes de austeridad que incluían medidas como congelar salarios y plazas, aumentar el IVA a 21% y subir impuestos a los cigarrillos y la gasolina. Pero esto no fue suficiente; desde entonces han tenido que ejecutar al menos seis paquetes de austeridad adicionales, aun después de haber recibido tres paquetes de ayuda de la Troika que sirve de un tipo de junta de control fiscal. El caso de Grecia claramente demuestra que hay un punto en el que aumentar impuestos y reducir gastos deja de funcionar y que estas acciones solo logran destruir aún más la economía.

Finalmente, el caso de Argentina es uno muy peculiar para analizar. En el 2001 esa nación tuvo una crisis fiscal que la forzó a fallar en sus pagos de deuda. El 92% de los bonistas reconoció que al país le era imposible repagar su deuda y aceptó recibir 70% menos del valor de sus bonos en una restructuración. Pero un 8% de los bonistas no aceptó estos términos. Este grupo compuesto mayormente de “fondos buitres” decidió pelear con Argentina en las cortes y hasta el día de hoy no han aceptado reestructurar. Esto le ha traído muchos problemas al país, ya que la falta de capital ha frenado el potencial económico de la que alguna vez fue una de las naciones más ricas del mundo. El futuro de un país entero lleva en jaque 14 años por las acciones legales de un par de inversionistas. Lo más interesante es que durante este tiempo Argentina ha logrado obtener ciertos accesos a los mercados financieros, aun con todo el riesgo legal y económico. Yo soy de los que piensa que esto demuestra que si no fuese por todas las demandas, Argentina hubiese logrado acceso al mercado a términos razonables hace años y el país hubiese recuperado mucho más.

Las juntas de control fiscal tienden a proponer, y cuando los políticos dicen que no, entonces imponen medidas de austeridad drásticas. Quizás aquí haga falta eso. El problema es que quienes proponen esto no dicen eso a la vez. Lo plantean como si fuera una chulería, como si vinieran más fondos federales para ayudar, pero no dicen la otra parte. Aun así, el caso de Grecia demuestra que llega el punto en el que la austeridad no es suficiente y simplemente no se pueden pagar las deudas por más que se reduzcan los gastos. Mientras que Argentina nos demuestra el caos que no tener una estructura legal para reestructurar la deuda puede causar. La información está ahí, como “paciente” es su obligación educarse antes de tomar una posición ya que obviamente nuestros “doctores” están velando por sus intereses y nos dicen más lo que les conviene a su posición que tener todos los datos a la mano y que el pueblo decida. Venga lo que venga va a ser difícil, pero merecemos y debemos saber la verdad antes de asumir una posición y tomar una decisión. A veces no sabemos lo que pedimos y que la mayoría quiera esto es otro caso de fuego para tu fundillito. Estamos a una semana de que esto empiece. Let the game begin!