La reforma laboral propuesta por el gobernador es una bomba de tiempo que solo incrementa las ganas de irse. 

La semana pasada escribí la columna “Mantengo, Cuponeo y Dependencia = Irrelevancia”. En esta hablé de que ni la estadidad, ni la independencia, ni la libre asociación, ni siquiera una mejor educación, van a resolver nuestro verdadero problema el cual no se toca ni con una vara larga en todo este tema de la reforma laboral.  

Mientras en Puerto Rico sea más rentable quedarse en la casa y trabajar en la economía informal no vamos a progresar. En nuestro modelo, fomentado por Estados Unidos e implementado localmente, trabajar no tiene sentido si no ganas sobre 13 dólares la hora. Las ayudas en conjunto que puedes recibir son tales que logran desincentivar el trabajo. Además, las políticas castigan la producción y no fomentan la inversión ni el ahorro. 

O sea, ¿para qué quedarte en un país que te va a pagar menos del 30% de lo que puedes cobrar en otro lugar, sin permanencia por 18 meses por lo cual te pueden botar en cualquier momento sin explicación alguna, no tener beneficio laboral alguno, no tienes plan médico, no acumulas reales vacaciones por años, ni días por enfermedad, etc.? 

Obviamente, esta ley la empuja Ricardo Rosselló motivado por intereses económicos acaudalados, pero a la vez para darle a entender al mercado y a la Junta que tiene los pantalones para hacer cambios dramáticos impopulares y con ello conseguir acceso al mercado de deuda y espacios de negociación. 

Le doy un ejemplo: Una jefa de familia le hacen una oferta en una compañía B que implicaría un aumento y una promoción. Bajo la nueva ley si toma la oferta y la promoción deja a su familia 18 meses sin plan médico, se queda sin poder coger un préstamo por 18 meses ni para un carro, a la vez que se queda sin vacaciones, días por enfermedad, bono de navidad, etc. ¿Coges el trabajo nuevo? 

También está el costo que eso va a tener para el erario público, porque los trabajadores ahora necesitarán mayores servicios del gobierno porque muchos no tendrán para pagar su plan médico hasta que tengan la permanencia en el trabajo año y medio después y con el Obamacare en la guillotina esto representa costos adicionales para el Estado. 

En fin, para mi lo peor de esta reforma es que viene con la ingenuidad de que es voluntario y no aplicará a los empleados que hoy están en la empresa privada. Eso solo demuestra que quienes escribieron esta ley no han trabajado nunca en su vida en tiendas, restaurantes y en industrias de cuello azul. 

Tanto el flexitime como decir que esto es prospectivo suena bonito al oído, pero ahora el patrono está en una posición de poder tal que puede simplemente poco a poco asegurarse de que ese empleado acepte las condiciones y a la vez el que no quiera poco será “esquineado” hasta salir del trabajo despedido o bajo renuncia. También se atreven a decir que a los lugares que se van los boricuas hay menos derechos laborales. Y eso es cierto, pero te pagan tres veces más que aquí. Pero ni pal cará dicen que aumenten el salario mínimo a cambio de estas reformas. 

Finalmente, mire lo genios que son estos que nos gobiernan y dirigen que piensan que en el país que el incentivo es a no trabajar en la economía formal lo primero que piensan es quitar lo único que fomenta la producción y el trabajo en nuestra Isla. Sin duda hay que hacer reformas y hay cosas que favorezco de la propuesta ley, pero primero busquemos autorización para que las ayudas sean para el trabajador y que los beneficios sean para quien procura producir legalmente. Luego hablemos de reformas laborales.