Hay una opción que podría ser la solución a todos nuestros problemas, al menos, a corto plazo. Hasta el día de hoy nadie se ha atrevido a proponerla y, honestamente, no los culpo porque para mucha gente es una locura hacerlo. Pero mientras más tiempo pasa esa alternativa parece ser la solución más realista ante nuestra enorme e impresionante deuda. 

Ok, Puerto Rico, para que entendamos el nivel de nuestra monumental deuda les voy a dar el mejor ejemplo posible. Este año el servicio de la deuda (el pago de intereses y principal) es más grande que todo el dinero que tenemos para el Departamento de Educación. El año que viene abonar al pago de nuestra deuda sube a $4,700 millones. Esto es más que todo el dinero que usamos para Educación, Familia, Recursos Naturales, Recreación y Deportes, Transportación y Obras Públicas -incluyendo el Tren Urbano-, la AMA, las lanchas de Vieques y Culebra,  Vivienda, Justicia, Hacienda, Corrección y Agricultura, juntos. Sí gente, todos esos departamentos juntos gastan menos que lo que nos toca pagar en deudas el año que viene. 

Y eso es en el 2015, que son $4,700 millones; en el 2016 sube a $5,100 millones, en el 2017 a $5,200 millones, en el 2028 a $5,500 millones y el año donde más se va a trepar -si no cambiamos el curso- es en el año 2029, cuando sube a $6,400 millones. Todo esto es la deuda que YA TENEMOS, o sea, el dinero que debemos de lo que ya hemos cogido prestado y gastado. Así de bestial es nuestra deuda. Así que para resolver ese enorme boquete hay que atreverse a tomar decisiones verdaderamente difíciles y únicas. 

Cuando usted escuche a alguien que se hace pasar por experto en esto de “reestructurar la deuda”, no le crea. Todos estamos especulando porque realmente nunca ha pasado que alguien en nuestras circunstancias jurídicas se haya ido a la quiebra. Así que nadie realmente sabe a ciencia cierta lo que va a pasar. Se puede especular, pero estamos a la espera porque Puerto Rico navega en territorio nunca antes navegado por nadie con nuestras características. 

Ahora, lo que voy a exponer es algo que aunque no se ha propuesto antes públicamente, por lo bajo muchísima gente mira esto como la solución a nuestros problemas fiscales inmediatos, pero requiere saber que es un terreno difícil, inhóspito y, sobre todo, arriesgado porque es como pegarte un tiro en el pie para evitar que te tiren uno al corazón.  

En el año 2006 se aprobó el Impuesto sobre Ventas y Uso (IVU). La intención de crearlo fue (entre otras razones) crear a la vez algo que se llama el Fondo de Interés Apremiante (FIA), el cual es administrado por la Corporación para el Fondo de Interés Apremiante (Cofina). La idea de eso fue sacar parte del IVU para coger un préstamo y con lo que el gobierno recibiera del IVU pagaría esa deuda que se cogiera. 

De ahí fue que el entonces gobernador Aníbal Acevedo Vilá sacó para coger un préstamo de $5,000 millones y luego Luis Fortuño cogió otros $11,000 millones más. Hay $16,000 millones cogidos prestados de Cofina. Todo ese dinero se usó para pagar otra deuda y otros déficits ya cogidos antes o creados en ese momento del Fondo General. Esos $16,000 millones se usaron únicamente para el Gobierno no tener que bajar los gastos y seguir pagando contratos y empleos que ya no podía sostener. Pero con tal de no cortar los gastos, siguieron con su estilo de vida, aunque fuera a base de coger prestado y que el próximo pague. Esta ha sido la irresponsabilidad más grande y la muestra más clara de lo mediocres que son quienes nos han gobernado. 

Resulta que hace tiempo ronda por lo bajo la posibilidad de que no paguemos dicha deuda y que con ello nos ahorremos $700 millones todos los años, por ahí para abajo, y los podamos usar en resolver nuestra crisis fiscal, ahorrándonos decenas de billones de dólares. 

Pero… ¿y cómo hago eso sin consecuencias? Bueno, aquí es donde hay que ponerse creativo. Cofina fue creada con la evidente intención de embrollarnos más, pero nuestra Constitución dice que no podíamos endeudarnos más del 15% de nuestros recaudos. Nuestros políticos se inventaron la forma de cepillarse esa parte de nuestra Constitución y para seguir gastando hicieron Cofina, que si lo sumas llevaría el pago de nuestra deuda a 19%, pasando el límite y haciendo inconstitucional desde el principio esos préstamos. En derecho se nos enseña que un contrato que se firma entre dos partes es ilegal y por tanto no es válido si el mismo viola la ley, la moral o el orden público. Obviamente, si Cofina es inconstitucional desde su origen, el propio contrato que se firmó con los bonistas de que se les pagaría ese dinero de vuelta también es ilegal y por tanto ese contrato es inválido y no es exigible en un tribunal. 

Obviamente, los bonistas irían al tribunal para intentar cobrar su dinero, pero el problema es que tendrían que ir al tribunal de Puerto Rico porque en esto no se renunció a la inmunidad soberana para que nos puedan demandar en el Tribunal Federal. Tampoco hay diversidad de ciudadanía perfecta. Así que quedaría en el Tribunal Supremo de Puerto Rico interpretar la Constitución para decidir si Cofina fue hecho con la intención de violar la Constitución y sus disposiciones para que no nos embrollemos demás. Cofina recibe el dinero del IVU y su único objetivo en sí mismo al crearse fue coger préstamos y recibir el pago de impuestos y gastos que se supone fueran del Fondo General y por tanto no se supone que nunca los hubiéramos cogido. 

De hecho, esto se sabía desde un principio por mucha gente en Puerto Rico y es una de las razones por las cuales se les dijo a los bonistas que lo único que les garantizaba el pago de sus $16,000 millones era el IVU, así que no podrían demandarnos para quitarnos otra cosa que no fuera lo que ya tienen del IVU. Y si ese contrato en su origen fue con la intención de violar la Constitución, el Tribunal Supremo de Puerto Rico vendría obligado a interpretar que su pago no es exigible en el tribunal y no tendrían forma de poder cobrarnos dicho dinero.  

En fin, esto es un poco complicado, pero ya hay muchos escritos de personas expertas que plantean esto como la última opción, la “opción bomba nuclear”. Obviamente, nadie más nos prestaría por muuuuuuuucho tiempo de hacer esto, pero ¿nos prestan ahora? Y cuando nos prestan es a precios imposibles de pagar a largo plazo. Ciertamente, Puerto Rico cogió préstamos que nunca debió tomar, igual quienes nos prestaron debían saber esto porque los datos de la Isla eran evidentemente preocupantes y aun así nos prestaron. 

Toda nuestra deuda es extremadamente alta; renegociar la deuda es inevitable, pero parte de ella simplemente no podremos pagarla. ¿Alguien tiene mejores ideas que no impliquen botar a miles de empleados públicos o seguir subiendo impuestos, clavando nuestra economía…? Eso pensé.