¿Por qué países tan avanzados socialmente, en economía y cultura, considerados como la epítome del primer mundo como Francia, Alemania, Finlandia, Inglaterra, Suiza, Canadá, Grecia, Luxemburgo, Singapur, Suecia, Irlanda, Holanda y otros han legalizado la prostitución mientras los países pobres y considerados de tercer mundo como Ruanda, Irán, Tailandia, Afganistán, Haití y otros la prohíben en cualquiera de sus vertientes? El abuso sexual en esos países es enorme, pero claro, la prostitución es ilegal.

¿Qué pasaba por la mente de estos países que la legalizaron? ¿Serán sucios, depravados, inmorales, corrompidos y maliciosos con seres humanos sin merecer ningún tipo de piedad divina cuando se enfrenten al juicio final? 

Mire, no hay duda, a nadie le gusta la idea de que su hijo o hija se prostituya. Nuestra cultura nos lleva a detestar tal idea de inmediato y pensamos que con prohibirlo hacemos la gran cosa. El problema es que esa no es la realidad. Este es el típico caso de “crímenes sin víctima” (victimless crime) donde la persona está usando su propio cuerpo como prefiere y quien único sería víctima es quien voluntariamente entra en ese tipo de acuerdo. Lo que hoy día es delito es aceptar o solicitar dinero a cambio de tener sexo. Mientras no haya una transacción económica a cambio del sexo no hay delito.

He entrevistado a varias prostitutas -cuando hice una serie de reportajes sobre el tema mientras era reportero de una cadena radial. Me interesaba sobre todo el ángulo de cómo alguien podía cosificar su cuerpo a tal punto. Probablemente ahí fue que cambió mi mentalidad. No nací creyendo que la prostitución debía ser despenalizada y regulada. Fue cuando las entrevisté que me expuse al otro punto de vista y busqué toda la información que pude a favor y en contra y entonces llegué a ejercer una opinión. 

En los países que se ha tomado esta decisión la razón es sencilla. Si va a ocurrir la prostitución, sea o no delito, el Estado al regularla puede asegurarse de que las consecuencias negativas que trae sean menos. Siempre habrá malas consecuencias, pero que sean menos. Si no se regula de forma alguna, el Estado no tiene ningún control. Cuando se prohíbe y punto esto es lo que ocurre:

- Cogen cupones, Plan 8, tarjeta de la Familia, van a Centro Médico y todas las otras prestaciones de servicios del gobierno y usted y yo somos quienes pagamos un enorme gasto que sale del erario. Cuando se regula estas pueden tener un plan médico, pagar contribuciones y al así hacerlo eventualmente comprar una residencia y tener sus propios medios, ya que ahora pueden justificar sus ingresos. Si es prohibido totalmente no pueden usar esos ingresos para adquirir nada que conlleve la necesidad de un banco intermediario y por tanto el ciclo del mantengo funciona de forma tal que no pueden salir nunca de la prostitución. 

- Cuando un cliente resulta ser violento no van a las autoridades, ya que tendrían que confesar un delito al comenzar la conversación. Por tanto, en la regulación  si cualquier persona se pone violenta simplemente pueden ir a las autoridades y buscar ayuda. Hoy día los clientes saben que cuando les maltratan y golpean no hay consecuencia pues no van a ir a las autoridades y así se pone en peor riesgo a quienes se prostituyen. Incluso, cuando un cliente es indeseable o no quiere utilizar profiláctico la persona tiene mayores instrumentos que los que tendría hoy para evitar contacto con esa persona.

- Cuando no se despenaliza y regula el Estado no puede exigirles exámenes médicos periódicos y obligarles a tener reglas de salubridad y de publicación de sus récords médicos para conocimiento del cliente y a la vez salvaguardar la salud de quien se prostituye. Tampoco puede el Estado ubicarles en zonas donde único sea aprobado y por tanto que no ocurra como hoy, donde es en las calles y hoteles que ocurre la solicitud de servicios. 

- Igualmente, el Estado puede prohibir, como ocurre en algunos países donde se ha regulado la prostitución, con penas sumamente severas a quienes se dediquen a ser “chulos” o empresarios reclutadores y que sea solo regulada para que personas individuales y el Estado puedan proveer el servicio, con penas de décadas de cárcel sumamente severas a quien haga lo contrario.

En fin, hay muchos argumentos a favor y en contra de la despenalización y regulación de la prostitución. El problema es que aunque se perciba como sensible, el prohibirla lo que hace es lo más insensible, pues lo que hace es perpetuar en él a quienes se dedican a esto. Si se quiere que esa persona tenga la opción de salir del negocio de su cuerpo con la regulación es mucho más probable, pues tiene más y mejores herramientas para evitar ser abusada sin su consentimiento y a la vez puede ir creando su capital con justificación legal para entonces de ahí partir a dedicarse a otra cosa. 

Cuando no se hace de esta manera se termina haciendo que esa persona tenga pocas opciones reales para salir de ahí a la vez que es el gobierno el que paga todo, cuando bien esa persona podría en el otro sistema comprar su plan médico, techo, transportación, etc. Cierto es que la despenalización tiene sus consecuencias, pero en el balance de intereses sociales la balanza se inclina a favor de así hacerlo. El Estado no puede seguir pagando los servicios a personas que están en conductas de alto riesgo y a la vez no tener control alguno sobre ello, que es lo que ocurre en la radical prohibición. Eso es lo que hicieron los países que la han legalizado. Pusieron una balanza y entonces tomaron una decisión. Pero en Puerto Rico queremos hacer todo igual y por alguna ridícula razón pretendemos resultados distintos.