Los datos son los datos. Veamos los hechos para que aquí se dejen de guaperías politiqueras absurdas que no son ciertas.  

En septiembre de 2015 la AEE estaba con los calzones abajo. La Autoridad no tenía dinero para pagar el combustible. Un año antes la AEE pudo conseguir combustible gracias a que tres bancos le prestaron 700 millones para poder prender las plantas. Sin esos 700 millones se hubiera quedado como si tu carro se queda sin gasolina. Esto hubiera provocado apagar todo el País en lo que se conseguía el dinero para poder comprar combustible. Esto no es una exageración.

Pero ahora llegaba el momento de pagar. Los tres bancos le dijeron a la AEE que tenían que pagar los 700 millones y que no le harían otro préstamo. Con ello, la AEE no tenía dinero para comprar nuevo combustible si pagaba los 700 millones de los bancos. Tampoco tenía para pagar otros 700 millones de bonos que se vencían en los próximos meses. La AEE tenía que pagar 1,400 millones y no podía.

Tanto los bancos como los bonistas (la deuda de la AEE es de 9 billones) le dijeron a la AEE que o se arreglaba o pagaran. Los bonistas podían ir al tribunal y pedir que se nombrara un síndico para que les pagara aunque fuera subiendo la tarifa. Pero la AEE, los bancos, los bonistas, las aseguradoras y demás, llegaron a un acuerdo. Le darían un “break” a la AEE siempre que se hiciera una reestructuración. Pidieron que se contratara a alguien que los pusiera en la posición de saber qué era lo que pasaba en la AEE y por dónde se podía cortar y reestructurar.

La AEE buscó cinco firmas expertas en reestructuración. Tres de ellas tenían algún conflicto, pues habían trabajado o con aseguradoras o con bonistas de la AEE. Se acordó entre los bonistas y la AEE contratar a Lisa Donahue y decenas de empleados de la firma Alix Partners. Entonces, los acreedores extendieron un acuerdo para no tener que pagar de inmediato todo ese dineral.

Ya con eso traer a Lisa Donahue fue ganancia. O sea, si los bonistas y bancos iban al tribunal a pedir un síndico podíamos terminar en una peor posición. La firma nos costó casi 50 millones en 2 años, pero por eso no tuvimos que pagar billones de un cantazo y no se puso un síndico a que subiera la tarifa y ya.

Por otro lado, Lisa Donahue fue muy leniente con los bonistas y demás consiguiendo solo un 15% de descuento en la deuda y además un pago diferido por cinco años. Obviamente, antes de la aprobación de PROMESA (que es la única forma de obligar a los bonistas a bajar la deuda) eso podía ser aceptable.

Sin embargo, una vez aprobada PROMESA debió haberse sido mucho más agresivo con la deuda de la AEE, pues es la corporación más quebrada de todas. En ese sentido, Lisa Donahue falló porque después de PROMESA no logró un acuerdo mejor. Pero aún así, su presencia logró que tuviéramos dos años más para negociar con los acreedores y no es por nada, pero entre la muerte súbita y conseguir dos años más de vida a ver si incluso puedo conseguir salvarme de la muerte, pues prefiero dos años más de vida y ver qué pasa.

En cualquier lugar del mundo, pagar 50 millones es mejor que pagar 1,400 millones y aumentar la tarifa bestialmente.

Pero hay más. La AEE quiso subir la tarifa absurdamente para poder pagar deuda y cumplir a la vez con el servicio. La nueva Comisión de Energía, que las hay en todos lados en Estados Unidos, paralizó dichos aumentos al nivel que se estaban solicitando. En ese sentido, estamos en deuda con la Comisión porque de lo contrario, estaríamos probablemente condenados al mal acuerdo al que llegó Donahue y el aumento perpetuo de la AEE.

El gobierno de Ricardo Rosselló dijo que renegociaría con los acreedores de la AEE para mejorar el acuerdo. El gobernador en eso tiene toda la razón. No tiene lógica que si la Junta de Control Fiscal nos recomendó bajar en 80% la deuda de todo, la AEE solo baje en 15% cuando está en peor situación que la mayoría de la otra deuda. Así que habrá una nueva negociación que veremos si es para bien o para mal. Ahora, en principio hay que estar de acuerdo en que había que rehacer dicho acuerdo y es cierto lo que ha dicho el gobierno de que las aseguradoras deben desembolsar mucho más de lo que estaban dispuestas a hacer en principio.

Por otro lado, Rosselló quiere cambiar la Junta de Directores de la AEE. La junta de la AEE actual fue seleccionada en un acuerdo con los bonistas para que no fueran politiqueros atornillados, sino que fueran profesionales peritos traídos de aquí y de fuera. La movida de Rosselló de removerlos es un error y solo deja el mal sabor de que quiere privatizar la AEE.

Eso lo veremos, pero lo cierto es que es altamente preocupante lo que se escucha sobre intereses que quieren meter energía renovable a altos costos en acuerdos de décadas que nos obligarán a pagar cantidades enormes. Claro, está el argumento de que la energía renovable es buena para el ambiente y que el dinero se queda en Puerto Rico, pero lo cierto es que la mayor parte de estos que hablan aquí de energía renovable son capitalistas subcontratados por empresas norteamericanas que se van a llevar el dinero de aquí igual que hoy hacemos al enviar a fuera los tres billones que gastamos en combustible.

Obviamente, estoy a favor de la energía renovable y sé que aquí no hay el capital actualmente para hacer esa movida. Pero, tiene que ser a precios razonables  por lo que hay que tener cuidado porque nos están vendiendo el angelito, sin decirnos que algunos de esos proyectos que ya estaban pactados son la abuelita vestida de lobo feroz. A su vez, tienen que decirle al País, que la AEE no puede aguantar todos esos sistemas de energía renovable que están planteando porque no son energía continua por lo que estabilizar el sistema costaría billones adicionales que ahora no tenemos.

Por tanto, la solución a corto plazo es que hay que ir al Capítulo 3 de PROMESA en un proceso de quiebra. Hay que dejar de enviar los cientos de millones que hemos estado enviado en los bonistas y con ese dinero empezar la reestructuración de la AEE a la brevedad posible. Obviamente, para ello tiene que la Junta de Control Fiscal solicitarlo ante el Tribunal Federal. Bajo Capítulo 3 habrá que pelear por largo tiempo, pero es la única forma en que se podrá realmente hacer la inversión en la AEE que es necesaria, saber cuánto de gas natural y de renovables se puede meter a la AEE, sin a la vez colapsar el sistema.

La AEE está insolvente. Cualquier juez en Capítulo 3 se va a dar cuenta de mera lectura de los estados financieros. Decir que esta deuda es un “special revenue bond” es cierto, pero también es cierto que la AEE es indispensable para el crecimiento económico de Puerto Rico. Esta no se puede tratar como un ente aparte en la negociación. Tiene que ser evaluada toda la deuda como un todo, porque si yo logro un mal acuerdo en la AEE la economía colapsa y a la vez no podría entonces pagarse otros acuerdos que pactemos. Es decir, si la AEE se aumenta sustancialmente en un acuerdo, menos empleos y empresas, por tanto menos personas, por tanto menos recaudos y por tanto menos se puede pagar otros acuerdos en COFINA, GO’s, etc que se logren. Toda la deuda esta atada y la AEE tiene que ser un instrumento de desarrollo económico. Punto.