En 1942 se le ocurrió a un individuo gringo que lo mandaron para acá que era buena idea para diversos fines que Puerto Rico tuviera energía eléctrica accesible a toda la isla. Ese sujeto de nombre Rexford Tugwell, que era un institucionalista empedernido, dio paso a lo propuesto por un ingeniero de Ponce que se graduó de Cornell. A estos se les ocurrió que la empresa privada no energizaría a Puerto Rico pues no dejaba tanto billete y el costo era enorme. Por ello sacó a las empresas privadas que proveían energía eléctrica. Se compró las privadas Ponce Electric, la Porto Rico Railway Light & Power Company y la Mayagüez Light, Ice & Power. Ahí surgió la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), entonces conocida como la Autoridad de Fuentes Fluviales porque usaba mayormente fuentes hidroeléctricas (agua) para producir energía.

El ingeniero Antonio Luchetti luchó contra el gobernador norteamericano Blanton Winship, quien no creía en su proyecto. A Luchetti se le ocurrió desde 1938 la idea de que con los ríos locales y otras fuentes se llevaría energía a todo el País poco a poco. Para el boricua, la energía eléctrica impulsaría un enorme desarrollo económico. Probablemente, en esos tiempos Puerto Rico era el lugar más pobre de América según publicaciones de años cercanos. Por ello, la Autoridad hizo un plan a largo plazo y su estrategia era llevar energía eléctrica a los rincones más recónditos del País. Esto le tomaría 50 años, pero ese era el plan.

En 1989 lograron cumplir con la meta cuando conectaron la zona rural de Aguas Buenas y así terminaron de interconectar la isla a los lugares con poblaciones considerables. Desde entonces ya se había cumplido con aquella primera meta. Sin lo que se hizo hubiera sido imposible el Puerto Rico moderno, la obra de Muñoz Marín, Manos a la Obra o la llegada de las farmacéuticas y petroquímicas.

Se suponía que después la Autoridad de Energía Eléctrica se conectara con cables submarinos a otras islas del Caribe y aprovechar las nuevas tecnologías de fibra óptica para que no solo proveyera energía, también internet, cable TV y hasta telefonía. Las nuevas tecnologías permitirían esa diversificación de la corporación pública más importante de la Isla. Es decir, la AEE sería un motor muy importante de desarrollo económico de Puerto Rico si lograba diversificarse y operar como una empresa y no meramente como un bastión politiquero.

Imagínese que la AEE proveyera energía a todo el Caribe -incluyendo República Dominicana-, internet, cable TV y telefonía a nuestras islas vecinas. ¿Se imagina usted el billete que podríamos estar haciendo con ese negociazo? Pero, el diablo es puerco. Más bien, nuestros políticos. En 1989, en vez de diversificar nuestras fuentes de energía e interconectarnos con el resto del Caribe, que estaba loco por comprarnos energía, la Autoridad, dirigida por políticos, se dedicó a meter todo el dinero en mejoras capitales dependientes del petróleo y reclutar a cuanto hijo del primo del cuñado del sobrino de la hija de la tía a la AEE, con sus monumentales sueldos. En vez de montarse en el gas natural como hizo EcoEléctrica en 1993 o como AES con el carbón (tecnología muy contaminante, by the way) o energía renovable –incluyendo hidroeléctrica- y no depender del petróleo, metió su dinero en petróleo y sus derivados. Las comisiones y billetes de los petroleros politiqueros estuvieron asegurados y con ello los donativos a los partidos. La AEE puso todos sus huevos en esa canasta.

Todo funcionó más o menos bien hasta el 2001, cuando pagábamos bastante barata la energía. El precio era 12 centavos el kilovatio/hora. Pero, no contamos con Osama Bin Laden. Cuando ocurrieron los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, luego la guerra de Irak y otros incidentes, el combustible en el que pusimos todo nuestro dinero subió de precio, hasta $146 el barril en el 2008. Ahí nos chupó la bruja. Para que usted compare, en 1999 el barril estaba a $17, en 2004 a $45, en 2008 a $146 y hoy está a $101. Además, nosotros usamos un derivado refinado, por lo que el refinamiento también ha incrementado en costos.

En fin, de 12 centavos el kilovatio/hora en 2001 hoy pagamos 27.8 centavos. Según informes oficiales, el 98% de ese aumento se debe al incremento en el precio del combustible. De los 15 centavos que ha aumentado el kilovatio/hora en los pasados 13 años, 14.7 se deben al aumento del costo mundial del combustible. Si tan solo hubiéramos diversificado desde 1989, cuando podíamos (y desde cuando se advirtió que había que hacerlo y la AEE tenía el billete para cambiar algunas plantas a gas natural y otras fuentes) hoy pagaríamos tarifas razonables. Pero no, nuestros políticos no hicieron esto.

Hay que reconocerle al gobierno de Pedro Rosselló que firmó acuerdos, casi obligado por leyes federales, para comprar 30% de la energía a AES y a EcoEléctrica (empresas privadas que producen energía en Puerto Rico) a precios mucho más bajos que los que produce la AEE por usar combustibles menos costosos. Hoy EcoEléctrica produce energía con gas natural a precios sumamente bajos porque compró el gas a precios de 1995. Según informes extraoficiales, allí producen energía a 5 centavos y se la venden a la AEE en 10. Mientras que la AEE produce a 18 centavos y cuando es con gas natural a 15 centavos. Todo porque la AEE compró el gas a precios de 2012, por no haber hecho lo que tenía que hacer en los años noventa.

Por eso, por más que quiten los subsidios, boten empleados, o el Gobierno pague todo lo que adeuda (todo lo cual hay que hacer), el verdadero problema de fondo es el combustible que usamos. Repito, no pagamos 12 centavos, sino 27 centavos el kilovatio/hora por depender del petróleo. Análisis internos de la AEE e informes de trabajos serios demuestran que el problema de la AEE es que en vez de usar el dinero para cambiar y adaptarse a mejores tecnologías y fuentes alternas, los políticos usaron el dinero para los subsidios politiqueros, para la nómina de los panas del alma, contratos petroleros y demás. Informes internos sugieren que para poder pagar la deuda, pasar los costos completos y recaudar para las inversiones necesarias para hacer ahora lo que había que hacer desde los años 90 hay que subir el costo a 33 centavos el kilovatio/hora.

Sí, desde hace mucho tiempo había expertos planteando que había que hacer estos ajustes. Desde los años 90 la propia Unión de Trabajadores de la Industria Eléctrica y Riego (Utier) viene diciendo que si damos el mantenimiento al sistema hidroeléctrico (nuestros ríos) este puede representar el 11% de la producción energética, la cual hoy solo representa el 1%, y nos ahorraríamos tremendo billete. Pero no hicimos caso, estábamos muy ocupados, pendientes a Iris Chacón, luego a Corazón Salvaje, luego a la Gata Salvaje, entonces llegó Maripily y nos importa más si Shalimar la pasa “demasiado” bien que si la AEE cambia nuestras vidas para siempre. 

Lo que haga Lisa J. Donahue ahora en la AEE nos lo hemos gana'o.