A pesar de que la prohibición del uso de envases de “foam” encarecería los gastos a los negocios de comida, algunos dueños se mostraron abiertos a adaptarse a la restricción propuesta en el Proyecto del Senado 472.

Pero siendo los materiales ecoamigables más costosos, Arocho añadió que “el problema es que llega un momento que tú tienes que pasarle algo (del costo) al consumidor y esto es un círculo”.

Para Vidal Carrión, dueño de Productos Gostosos, también en Río Piedras, el cambio sería beneficioso para el medio ambiente y el proceso de adaptación de los comercios no debe ser difícil.

“Entiendo que eso empujaría un nuevo mercado de vendedores de este tipo de material, aumentaría la competencia y ya no serían tan inaccesibles como son actualmente, que son pocas las compañías que traen este tipo de productos”, consideró.

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En su negocio se observan envases tanto de cartón como del llamado poliestireno expandido y, en efecto, comenta que la diferencia en costos es sustancial, pero insistió en que se debe “a la poca competencia”.

Ambos comerciantes resaltaron la necesidad de que el proceso de transición sea paulatino y que se les permita a restaurantes y distribuidores despachar el inventario que les quede si la medida se convierte en ley.

Sin embargo, el proceso ha levantado suspicacia entre clientes luego de su experiencia con las bolsas plásticas.

“Si se busca una alternativa que sea proambiente, pues sí, es una buena alternativa, pero si se va a remplazar como con las bolsas, por una cosa que no es adecuada, lo que se va a hacer es nada”, opinó Víctor Febres a su salida de El Nilo.

Aunque varía, con la prohibición de bolsas plásticas ahora se cobran cerca de 10 centavos por bolsas, también plásticas, pero reusables. 

Con su comidita pa’ llevar en manos, Luz Soto resaltó con suspicacia que estos cambios a veces “siguen otros intereses”, como beneficiar empresas particulares. “Estamos pagando bolsas plásticas de todos modos (...) todo el tiempo se ataca al consumidor como tal”.