Ramiro perdió su casa hace tres años luego de un tortuoso proceso de ejecución de hipoteca en el que, lejos de ser ayudado, fue acosado y perseguido para que cumpliera con unos pagos que su realidad financiera le impedía efectuar.

“De lunes a viernes podía recibir de cinco a seis llamadas diarias. Yo llegué a un punto de decirles que no me llamaran más”, explicó el hombre que también confrontó el mismo problema con los acreedores de sus tarjetas de crédito

Estas prácticas de cobro que pueden llegar al acoso y afectar la estabilidad emocional del consumidor no son una realidad aislada. 

Y, para colmo, algunos acreedores están utilizando prácticas ilegales en sus gestiones indicó a Primera Hora  Rolando Emmanuelli Jiménez, abogado de quiebras.

“A veces quieren cobrar deudas prescritas y  en muchas ocasiones lo logran porque amedrentan, presionan y hostigan de manera irrazonable. A veces hasta llaman al jefe del deudor  a la casa y eso es devastador. El proceso de adquisición de esa deuda muchas veces está plagado de injusticias”, explicó el licenciado en leyes,.

Miles de casos en las cortes

Según información provista por la Oficina de Administración de los Tribunales (OAT), recogida en  un  informe cameral, los procedimientos judiciales de reclamación de cobro de dinero de todo tipo aumentaron  de 33,881 casos en el año fiscal 2007 a 60,208 casos en el año fiscal 2015.

De esos, hubo un aumento significativo en los casos presentados al amparo de la Regla 60. De 14,420 en el 2007, subieron a 49,357 en el 2015, año en el  que el 82% de las reclamaciones de cobro de dinero se presentaron por esa vía que facilita el trámite de los acreedores.

La ayuda nunca llegó para Ramiro

Por un lado, el hombre de 42 años de edad hizo lo indecible para que se le aprobara el mecanismo de mitigación de pérdidas (“loss mitigation”), lo que nunca ocurrió, y por el otro tuvo que lidiar con múltiples llamadas y cartas a raíz de la demanda de cobro que se  presentó en su contra.

“El banco te dice que la demanda corre paralela con la ayuda, que cuando la ayuda se materialice la demanda desaparecerá, pero eso no es real”, puntualizó Ramiro (nombre falso), quien solicitó se protegiera su identidad.

El desenlace, en su caso, fue el desahucio y la subasta de la propiedad.

Todo comenzó a mediados de la década pasada, cuando Ramiro enfrentó un cambio laboral y su salario se redujo en $20 mil anuales.

Tiempo después, su entonces esposa quedó desempleada. 

Sus obligaciones incluían el colegio de su hijo, el pagaré de la casa que superaba $1,400 mensuales, la cuota de mantenimiento de la urbanización, dos vehículos, las utilidades y los demás gastos ordinarios de una familia.

A la ya difícil situación de haber entrado en atraso en el pago de la hipoteca, se sumó la separación de la pareja. 

“Vender la casa y dividir no era una opción por la situación del mercado. Entonces, yo seguía pagando la mensualidad, pero como ya me había atrasado, el banco insistía en que me pusiera al día con esos pagos. Un oficial de la División de Hipotecas vino a ofrecerme el ‘loss mitigation’ y yo decidí aplicar para la ayuda con la idea de salvar la casa, pero todo se complicó porque ya estaba separado y había comenzado a pagar una pensión alimentaria de $750”, relató.

El banco demandó a Ramiro por cobro de la propiedad y él no fue a la vista, según dijo, porque no tenía para pagarle a un abogado. 

“Me anotan rebeldía y le digo al banco que quiero entregar la casa, pero al banco no le conviene. Me demandan de nuevo y me avisan que el caso se va a desahucio”, señaló.

Esa segunda demanda llegó en el 2010. 

Según Ramiro las llamadas de cobro volverían loco a cualquiera.

“Es un hostigamiento realmente y hay que tener el cuero duro para aguantarlo”, sostuvo Ramiro.

Aparte de la persecución telefónica, tuvo que atravesar un proceso plagado de escollos administrativos.

“El mismo banco te hace la vida imposible. Ellos traspapelaron mis documentos y tuve que someterlos todos de nuevo. Al empleado a cargo de mi caso solamente lo vi una vez en persona y por teléfono nunca me contestó. Luego se movió de departamento y nadie lo sustituyó. Me decían que el caso se tardaba una semana, yo llamaba y me decían que llamara luego, que estaban evaluando. Eran una piedra en el camino”, rememoró.

Eso le costó múltiples visitas a la institución bancaria en su día libre, pues telefónicamente no podía resolver.

“Hubo un momento en que para aprobar la ayuda los acreedores del banco dijeron que tenía que dar $6 mil de pago, y les pregunté que cómo me estaban pidiendo esa cantidad si yo no podía pagar la casa”, agregó.

Simultáneamente, el bufete de abogados del banco le enviaba cartas para cobrarle los honorarios relacionados a la demanda de ejecución hipotecaria.

No fue hasta que se orientó con una abogada, que supo que cuando la vivienda se subastara esos honorarios quedarían cubiertos.

Y así fue, pues cuando el desahucio se materializó en el 2013 cesaron las llamadas telefónicas y las cartas.

“Si me preguntas qué pasó con la casa te digo que no sé, solamente que dejaron de llamarme”, expresó.

En el caso de Ramiro, la dación de pago -entrega de la casa al banco- no fue una opción, como tampoco acogerse a la Ley de Quiebras.  

En medio de este proceso, Ramiro también tuvo que lidiar con una agencia de cobro para saldar una de varias tarjetas de crédito. 

“Esos sí que te hostigan. Cuelgas con ellos y a los 10 minutos te llaman otra vez. En una de esas llamadas le dije al empleado que saldaría con $3 mil y varios días después aceptaron la transacción. Por lo menos el hostigamiento solamente duró una semana”, manifestó. 

Actualmente, Ramiro vive alquilado en un apartamento y no se vislumbra comprando otra casa ni solicitando más tarjetas de crédito.

“Lo mejor es no tener una atadura con un banco, porque no te ayudan, sino que te hacen la vida imposible. Ahora me siento libre”, resumió.

Una práctica común

El licenciado en leyes Emmanuelli Jiménez, confirmó que las agencias de cobro y las empresas dedicadas a comprar deuda para luego cobrar, en ocasiones, a un costo mayor del que pagaron, llevan a cabo prácticas contrarias a la ley que protege al deudor.

“Con esta crisis, los bancos, las financieras y las casas que venden muebles financiados, vendieron los activos o cuentas por cobrar, y por cada peso esos intermediarios cobran una porción. Además, hay unas entidades que se dedican a comprar esa deuda y venderla para adelante. Eso hace que las agencias quieran cobrar a como dé lugar”, expuso elabogado sobre el origen de la actitud depredadora de estas empresas.

Una de las prácticas ilícitas consiste en cobrar deuda que ya prescribió. 

Este tipo de deuda no puede ser reclamada por un acreedor pues el tiempo legal para este trámite pasó.

Para lograr estos cobros, explica Emmanuelli Jiménez, a veces se recurre al acoso del consumidor.

Se supone que si el deudor les da un detente cesen el acoso, pero eso no ocurre.

“Las agencias de cobro y  las intermediarias no pueden hacer gestiones más allá de llamarle. Y si el deudor le escribe una carta pidiendo el cese de las llamadas se supone que lo hagan, pero no lo hacen. En el proceso arrinconan al cliente porque le radican una demanda, cuando la financiera no lo hace regularmente", sostuvo.

Proceso expedito que perjudica al deudor

Esas empresas intermediarias, y  las agencias de cobro tradicionales en menor grado, suelen iniciar reclamaciones de dinero al amparo de la Regla 60 de Procedimiento Civil, que provee para cobrar deudas de hasta $15 mil, a pesar de que esta alternativa se presta para violar el debido proceso de ley al que tienen derecho los deudores.

De hecho, esa es la conclusión de un informe preparado por la Comisión cameral de Asuntos del Consumidor y Prácticas Anti Monopolísticas sobre la Resolución de la Cámara 1031, que le ordenó investigar si las agencias de cobro actúan contrario a la ley.

La Regla 60 es un proceso expedito y el método de notificación que utiliza es el correo postal. 

Una vez enviada la carta, si el cobrador no  recibe  respuesta a la demanda, se da por hecho que el deudor está en rebeldía y se puede adjudicar el caso en su contra. 

No se toma  en consideración que la dirección postal pudo ser errónea o que por cualquier otra razón la carta nunca llegó a manos del deudor.

Eso provoca  que no siempre se garantiza el debido proceso de ley, porque el deudor no tiene oportunidad de defenderse.

La consecuencia es que el tribunal dicta sentencia en contra del deudor y este se entera después, cuando le embargan las cuentas o la casa.

“Están recurriendo con mayor frecuencia al embargo de salario. Y en ese sentido, el único remedio es la quiebra porque te elimina el embargo”, destacó Emmanuelli Jiménez. 

“En los últimos cinco años, a mi juicio, la mayoría de las quiebras han sido provocadas por las compañías que les compraron los créditos a los bancos”, agregó.

A pesar de ello, la Regla 60 se ha convertido en el mecanismo preferido de los cobradores, y así lo reflejan las estadísticas.

La OAT reveló que en el año fiscal 2015 la firma Operating Partners Co., por sí o como agente autorizado de otros, presentó 33,662 casos de cobro de dinero bajo la Regla 60. 

Según la OAT, esta cifra representa el 68.2% de la totalidad de los casos bajo la Regla 60 presentados en ese año (49,357). 

Se puede defender

Emmanuelli Jiménez puntualizó que el deudor tiene alternativas para defenderse y que a pesar del desconcierto que le provoque esta situación tiene que  actuar.  “Lo importante es reaccionar, no cruzarse de brazos”, afirmó.

“El deudor puede escribir una carta con acuse de recibo para que no le sigan llamando y puede insistir en varias ocasiones porque ellos no hacen caso. Lo otro es negociar, aunque  a veces no se puede materializar porque le piden un depósito que no tiene”, detalló. 

Si lo demandan, procure defenderse con un abogado porque hay mejor ambiente para lograr una transacción.

Y si dictan sentencia en su contra pero no puede establecer un plan de pago, tiene la opción de radicar quiebra. 

“Eso le daría lo que le corresponde en derecho. Si radica el capítulo 7 se elimina la deuda y si es el  capítulo 13 se paga según se pueda”, indicó.