Los casi 200 refugiados que fueron acogidos durante la pasada semana en las instalaciones del Centro de Convenciones en Miramar, resienten la manera y la hora en que fueron transportados repentinamente hacia la sede del Departamento de Recreación y Deportes (DRD) en Hato Rey, sin personal médico, y que ese espacio no estuviese en condiciones aptas para recibirlos por la falta de ventilación.

Fue una larga noche para estos damnificados, que según cuentan fueron evacuados por la parte trasera, montados en guaguas y trasladados. Entre ellos, niños, personas con diversas condiciones de médicas y sus mascotas, durmieron en catres en las afueras de la cancha Nilmari Santini, instalación que no cuenta con ventanas ni con un generador eléctrico para poder atender las necesidades que presentaban.

“El traslado fue uno bien imprevisto. Nos sacaron como a las 7 de la noche. Nos dijeron ‘no hay comida’ y cuando estábamos en la fila nos dijeron ‘empaquen todo que nos vamos’. Resultó ser que mientras estaban transportándonos, nos explicaron por encima y sin ningún tipo de detalle que FEMA nos había sacado al Departamento de Vivienda y nos trajeron para acá. Cuando llegamos aquí, toda vía estaban habilitando el espacio”, indicó Carlos Santos Rivera, estudiante de tercer año de Política y Arte de la Universidad de Puerto Rico (UPR), quien habitaba la residencia Torre del Norte, área que fue declarada zona de desastre, al igual que la estudiante Keyla Soto, de 22 años y natural de Vega Baja.

Hoy, unos 126 refugiados, pues algunos se han ido marchando, ocupan estas instalaciones que esperan por que hoy sea instalado un generador eléctrico que ya recibieron. “Estamos muy preocupados porque aquí hay niños y personas enfermas, en silla de ruedas, y el espacio no está habilitado para eso. Hubo histeria, pues fue como un minisecuestro. Ayer se presentó un momento en que a las 12 de la medianoche dos refugiadas se empezaron a pelear. Tendríamos que tener acá todas las facilidades, los recursos médicos, psicológicos y seguridad policiaca que nos garantice un espacio seguro. Aquí lo importante es que la gente esté conectada a sus máquinas respiratorias y los niños puedan recibir sus terapias. Incluso, a una persona le dio un ataque de pánico y no había psicólogo. Hubo otra persona que le bajó el azúcar, habían niños con fiebre y todo esto se hubiese evitado si tuviéramos el personal médico”, señaló Santos Rivera.

Ante las diversas situaciones médicas que se suscitaron, solo contaron con la ayuda de una enfermera voluntaria, Yomarys Muñiz, que decidió moverse anoche junto con el grupo de refugiados para poder asistirles. “No mandaron a nadie de Emergencias cuando hay pacientes con diversos padecimientos como diabetes, alta presión, esquizofrenia y enfermedades de diferentes tipos. Se quedaron sir servicio médico y yo en un compromiso con la sociedad quise ayudarles porque ellos necesitan urgente alguien que los atienda”, explicó la profesional de la salud, quien esperaba por médicos que fueran trasladados al refugio. “Fue muy difícil pero se puede. Allá en las afueras, en la caseta del guardia, era donde había servicio de electricidad. Fue que pudimos dar terapias respiratorias, por ejemplo”.

Waldemar Volmar Méndez, secretario del DRD, estaba presente en dichas instalaciones y aseguraba que estaban dando la milla extra junto con el Departamento de la Vivienda, a la vez que explicó que los refugiados tuvieron que abandonar el Centro de Convenciones por razones de seguridad.

“La sede del Centro de Convenciones se ha convertido en el centro de mando y representa un problema de seguridad que existan civiles allí porque automáticamente se convierte en un punto focal de cualquier atentado terrorista”, acotó el funcionario al justificar el traslado de los refugiados a la sede del DRD.

“Aquí lo único que no había era luz. Sí contábamos con agua potable y baños con duchas disponibles para que la gente se aseara. En el día de ayer nosotros recibimos a los inspectores de la reserva militar, quienes estuvieron realizando los estudios de campo. Pensábamos que acto seguido, ellos traían el generador, pero no fue así. Hay unos elementos y unas directrices del gobierno federal que no tenemos el control de ello. Nosotros como agencia, estamos haciendo lo propio por garantizar que los damnificados se sientan cómodos. Ya gracias a Dios llegó el generador”, indicó.

De acuerdo con Volmar Méndez, para los animales refugiados ya designaron un lugar seguro bajo techo e identificaron lo que es la oficina de prensa para habilitarla como comedor. Asimismo, estarán ubicando un área recreativa para los niños y otra para adultos con juegos de mesa, al igual que estarán montando una carpa para ofrecer clases de salsa a los refugiados y así ayudar a bajar los niveles de tensión.

Por otra parte, hay refugiados como Glenda Bonilla, que junto con sus dos perros pitbulls Nayla y Gordo, espera marcharse pronto a su hogar. “No quiero estar mucho tiempo aquí y regresar a mi hogar para prepararlo. Anoche nos estaban tratando como basura, porque entendía que hay cosas que se deben comunicar. Hay un tiempo para todo, para comunicar y para dejar saber las cosas, porque la gente nos entendemos si hablamos. No hubo ni buena coordinación ni comunicación. Ahora, nos hicieron la promesa de que ellos desconocían que esto estaba en esas condiciones fue lo que me dijo el Secretario, que él iba a encargarse de que hoy se fuera habilitando, hubiese luz, ventilación y una planta. Hasta ahora, desde las 5 de la mañana he visto que están bregando y cumpliendo con su promesa”, contó la ciudadana.