“Otra ronda de lluvia asociada a la humedad de la onda tropical y la vaguada” se espera que afecte hoy a la isla, informó el meteorólogo Emanuel Rodríguez, del Servicio Nacional de Meteorología (SNM) en San Juan. 



Sin embargo, no se augura que los aguaceros sean tan consistentes y numerosos como ayer, debido a que la onda y la vaguada se han comenzado a mover hacia el área de La Española. Mientras, una alta presión, acompañada de aire seco, han comenzado a ganar terreno sobre Puerto Rico. 

Rodríguez precisó que se augura que la lluvia más fuerte se registre en la mitad oeste de Puerto Rico en horas de la tarde. No se descarta, sin embargo, aguaceros para el resto de la isla. 



“Como los terrenos están saturados, cualquier sitio en que se desarrolle lluvia fuerte pudiera dejar inundaciones urbanas y pequeños riachuelos, y deslizamientos”, alertó el experto. 

Los terrenos están saturados porque desde el fin de semana pasado se han registrado lluvias asociadas a la vaguada que se posicionó en la región. 

Ayer, específicamente, se registraron entre tres a cuatro pulgadas de lluvia en una zona entre Ponce y Juana Díaz. Para el centro de la isla y el sureste, entretanto, cayeron entre una a dos pulgadas, mientras que para la zona metropolitana se registraron entre un cuarto de pulgada a una pulgada, informó el SNM.



Por otro lado, tras esta “ronda de lluvia” de hoy, se espera que mañana disminuya la probabilidad de aguaceros. Una baja presencia de particulado de polvo del Sahara podría hacerse sentir. 

Ya para el domingo en la tarde comenzará a aumentar nuevamente la actividad de aguaceros. Esto se debe a que otra onda tropical y otra vaguada comenzarán a moverse sobre Puerto Rico. 

Las condiciones marítimas, entretanto, continúan picadas. 

Se emitió un comunicado de precaución para alertar a los operadores de pequeñas embarcaciones, ya que se registran olas entre cuatro a seis pies y vientos de hasta 20 nudos.

Los bañistas también deben ejercer precaución, porque las corrientes submarinas están moderadas para la mayoría de las playas, exceptuando las del oeste. Estas corrientes arrastran a los nadadores hacia mar afuera, lo que aumenta el riesgo de ahogamiento.